El Govern de la Generalitat ha querido salir a frenar las especulaciones sobre los efectos que puede provocar en la plaza Sant Jaume la crisis que enfrenta publicamente a JxCat y ERC. Aunque desde el viernes los socios del ejecutivo se están tirando por la cabeza los pactos postelectorales en la Diputación de Barcelona y en diferentes ayuntamientos, la consellera de Presidència, Meritxell Budó, ha asegurado en la rueda de prensa posterior a la reunión del gabinete que el Govern se mantiene "granítico" y que "sigue conjurado para seguir adelante".
La tensión entre los socios se ha disparado desde que el viernes JxCat anunció que había cerrado un acuerdo de gobierno con el PSC en la Diputación de Barcelona, lo cual aparta a ERC de la presidencia de este órgano. El enfrentamiento ha llegado al punto que el lunes Elsa Artadi advertía que la unidad del independentismo está en su peor momento y "ha tocado fondo".
No obstante, Budó ha asegurado que este tema no se ha tratado durante la reunión del Govern dado que está en manos de los partidos políticos y que es en su seno que se adoptan las decisiones para superar el conflicto.
"Este gobierno no es monocolor, pero a pesar de ser consciente de que no es monolítico tiene claro que se tiene que trabajar como gobierno de forma leal. Seguiremos conjurados y trabajando más allá que las fuerzas que lo integran puedan tener discrepancias", se ha limitado a asegurar cuando repetidamente se le ha preguntado al respecto durante la rueda de prensa del ejecutivo.
Ante la irritación de los republicanos por el acuerdo en la Diputación, JxCat ha propuesto a ERC revertir los pactos postelectorales con que Esquerra les han apartado de diferentes consistorios, como Sant Cugat o Figueres. Por su parte, Esquerra se ha abierto a negociar un nuevo pacto que contemple la posibilidad de que JxCat asuma la presidencia de la Diputación.