El Govern ha abierto diferentes vías políticas y diplomáticas en las últimas semanas para dotar de contenido a su propuesta de que personalidades de reconocido prestigio internacional o una institución jueguen un papel mediador en el conflicto con España. En estos momentos, según le consta a El Nacional, se estaría trabajando hasta con tres opciones diferentes, la más avanzada de las cuales sería implicar a la Iglesia católica a través del arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, y de Josep Maria Soler, abad de Montserrat, y con conocimiento explícito de las gestiones por parte del Vaticano.
En las últimas semanas, tanto el president Carles Puigdemont como el vicepresident Oriol Junqueras han tenido un papel destacado en este marco negociador. Junqueras abrió fuego en un almuerzo celebrado en el Palacio Episcopal de Barcelona el pasado día 20, casualmente, el mismo día que se produjo la entrada de la Guardia Civil en varios departamentos de la Generalitat, entre ellos Economia, del que es el titular. Después de este encuentro, Omella habría trasladado la información a la secretaría de Estado del Vaticano y muy recientemente habría tenido un discreto encuentro con el president Puigdemont en el Palau de la Generalitat.
La Generalitat, que tiene lógicamente un enorme empeño en que la mediación se abra paso, ya que son muchas las voces que así lo demandan, desde algunos jefes de gobierno de la UE hasta editoriales de los diarios más influyentes de la prensa internacional, juega esta carta consciente de las enormes dificultades. No por su parte, claro está, sino por la cerrazón más absoluta por parte del gobierno español y desde el martes por la noche del rey Felipe VI, una vez ha dado a conocer su posición oficial en el conflicto en el transcurso de un mensaje emitido en televisión y en términos de inusitada dureza. Sin embargo, esta es una carta que no quiere abandonar para que quede clara su posición a ojos de la opinión pública.
El Papa, informado
La última conversación al respecto habría sido este mismo miércoles entre Omella y Junqueras. Del papel del abad de Montserrat se sabe bastante menos aunque el monje benedictino manifestó el pasado mes de mayo que el papa Francisco está "perfectamente al corriente de lo que sucede en Catalunya" y que "el Vaticano reconoce normalmente a todos los estados nuevos que se crean y por tanto creo que reconocería Catalunya". En la homilía del pasado día 24, fiesta de la Mercè, en la misa de doce de la abadía de Montserrat, el monje Sergi d'Assís denunció la represión del gobierno español para parar el referéndum del pasado domingo, algo que molestó en grado extremo a la Moncloa.
Posteriormente, la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Española emitió el pasado día 27 una nota pública en la que pidió un diálogo entre el gobierno español y el Govern. Por segunda vez en pocos días, el ejecutivo español consideró excesivamente tibia la posición de la Iglesia española. Este mismo martes, Omella, acompañado en este caso del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, se entrevistó en la Moncloa con el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, quien les solicitó ayuda en el tema catalán. De esta cita fue explícitamente excluido el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, a quien Rajoy hace responsable de la tibieza de la Iglesia española y la demanda de diálogo a las partes, una posición muy diferente a la de su antecesor Rouco Varela. En este marco de contactos del arzobispo de Barcelona también habría reuniones con otros actores relevantes en el pasado de la política española.
Prodi, Cameron, Blair
El abanico de opciones contempladas por el Govern no se reduce a la Iglesia católica sino que se habría tanteado a dos personalidades internacionales de relieve para conocer su disposición, según le consta a El Nacional. Primero fue el italiano Romano Prodi, primer ministro entre 1996 y 1998 y presidente de la Comisión Europea entre 1999 y 2004 y sin duda buen conocedor de la realidad catalana. El pasado 17 de septiembre, el profesor suscribía un manifiesto pidiendo diálogo entre ambos gobiernos y expresaba su preocupación por la realidad de Catalunya. Unos meses antes Prodi se había reunido en Bolonia con Puigdemont y el conseller d'Exteriors, Raül Romeva. En la carta pública de Prodi junto a otros políticos como Piero Fassino (ministro en varios gobiernos italianos) o Bobo Craxi (socialista e hijo del controvertido Betino Craxi) había una clara apelación al retorno al diálogo.
La otra opción seria que ha estado encima de la mesa del gobierno catalán ha sido la del ex primer ministro británico David Cameron, que acordó el referéndum de Escocia con Alex Salmond y que se celebró en septiembre del 2014. Cameron abandonó el cargo de primer ministro del Reino Unido en julio del 2016, después del fracaso en el referéndum del Brexit de junio del pasado año, que perdió estrepitosamente y que marcó la salida del Reino Unido de la UE. Sin embargo, Cameron, un político conservador, sí que salvó la unidad del Reino Unido en el referéndum de Escocia. Siempre ha mantenido en público y para justificar por qué aceptó el referéndum de Escocia que difícilmente no podían no ser escuchadas las demandas de una población cuando había una petición de independencia por en medio. Una postura, suficiente para Catalunya, imposible de ser compartida por Madrid. Dentro de la vía británica, el Daily Express ha incluido otro nombre: el del también expremier y exlíder laborista Tony Blair. En su día fue integrante del llamado trío de las Azores junto con George W. Bush y José María Aznar.