Hacía muchos meses que el independentismo no organizaba una tan grande. Este sábado, coincidiendo con el día que hacía dieciséis meses exactos del encarcelamiento de los Jordis, lo han vuelto a hacer. Como siempre pasa, hay baile de cifras. La organización habla de medio millón de personas. La Guàrdia Urbana lo rebaja en 200.000. Sea como sea, una imagen vale más que todo eso para hacerse una idea, la de los dos kilómetros de la Gran Vía que van desde la Plaza de España hasta la Plaza Universitat llenos como un huevo.
Ha sido la primera gran respuesta de la calle al Tribunal Supremo. La represión ha hecho estragos, es cierto. Sin ir más lejos, hoy no se clamaba por la independencia, sino porque el derecho a la autodeterminación no es un delito. Ahora bien, como todo depende siempre del lado por donde se mire, hay una lectura en positivo para el soberanismo. Y es que no hay nada que una más que tener un enemigo común. Hoy, partidos, entidades, organizaciones sindicales, sociales y culturales y los centenares de miles de manifestantes tenían claro que el rival se llama estado español.
La marcha ha empezado a andar a las cinco de la tarde, con la plana mayor del Gobierno, del Parlamento y de la sociedad civil al frente. Los presidentes Torra y Torrent, los consellers, diputados de hasta cuatro grupos parlamentarios -JxCat, ERC, la CUP y también los comunes-, familiares de presos y exiliados y un largo etcétera que se perdía en el horizonte. Una hora más tarde, a las seis, la cabecera ha llegado al escenario, ubicado en la Plaza Universitat. Y han empezado los parlamentos. Una quincena.
Han abierto a los líderes de Òmnium y la ANC. Marcel Mauri ha agradecido a los asistentes haber convertido la Gran Vía en una muralla. "Somos un muro", ha gritado. Y utilizando el castellano se ha dirigido a "todos los demócratas españoles, apelamos a ellos, porque hoy dar apoyo a la autodeterminación es apoyar la democracia en España". La presidenta de la Asamblea ha sido la única en lanzar un reproche escueto pero contundente a los partidos independentistas. Lo ha hecho sólo empezar, afirmando que "si hubiéramos hecho la independencia, este juicio no existiría". A pesar de eso, ha reconocido que gracias a los presos y exiliados "ahora nos es mucho más fácil explicarnos en el mundo". Un mundo, por cierto, muy pendiente hoy de la concentración. Según fuentes de la organización la expectación era la misma que un 11 de septiembre.
Entre los oradores, un representante de las entidades madrileñas que secundan la manifestación que entidades y partidos están preparando para el sábado 16 de marzo en Madrid. Ha sido uno de los más vehementes y ha rematado su intervención con uno "os esperamos en Madrid, ¡no pasarán!".
Por parte de los partidos han tomado la palabra la consellera Elsa Artadi (JxCat), Gabriel Rufian (ERC), Natàlia Sànchez (CUP) y Joan Josep Nuet (comunes). En el caso de Nuet, la organización ha matizado que hablaba como represaliado. El exmiembro de la mesa acusado de desobediencia, ha querido recordar la figura de Carme Forcadell.
Rufian y Artadi han coincidido con el grito de "no pasarán". La consellera se ha dirigido al presidente del Parlamento Europeo, que ha prohibido la conferencia de los presidentes Puigdemont y Torra, este lunes. "Presidente Tajani, sois una vergüenza". El líder de ERC en el Congreso se ha dirigido a VOX, PP y Cs, avisando "a los tres jinetes de la apocalipsis" que "Catalunya será su tumba".
Entre discurso y discurso y también durante la marcha, las consignas más repetidas entre el público han sido "unidad", "libertad", "ni un paso atrás" y también "huelga general". De hecho, ha sido el mensaje de la líder de la CUP, afianzado después por una representante del sindicato convocante de la huelga, la Intersindical CSC.
Hoy, primer capítulo de esta ola de movilizaciones contra el juicio al procés. Misión cumplida con nota. El jueves, con la huelga general, continuará.