Nada más diferente que la Junta de Seguretat del 2017 y la del 2018.
La puesta en escena al final con la comparecencia de los dos titulares de Interior en España y Catalunya era solo un gesto, un símbolo, de lo que se ha querido mostrar en torno a la reunión que ha servido para poner en marcha parte de los acuerdos que se tomaron el año pasado y que todavía estaban colgando, o incluso algunos que estaban pendientes desde el 2007.
De hecho el titular de la nota de prensa de resumen de la reunión, otro gesto y otro símbolo, lo muestra claramente: "Los acuerdos marcan la Junta de Seguretat de Catalunya".
Fuera cada uno ha hablado para su público, con sonrisas y algunos tocamientos de Fernando Grande-Marlaska a Miquel Buch cuando ha tomado la palabra en algunos momentos de la rueda de prensa, donde no han concretado gran cosa porque, seguramente el objetivo principal era mostrar el gran espíritu de cordialidad. De hecho, dentro "ha ido todo muy bien", decían fuentes presentes en la reunión.
La noche y el día con la reunión de ahora hace un año de hecho. Una reunión, la del 2017, en las puertas del referéndum que dejó congelados todos los acuerdos.
Hoy, gestos y símbolos para, precisamente, atacar la situación de la convivencia en la calle en forma de lazo amarillo. Públicamente, los dos han hablado para los suyos. Grande-Marlaska diciendo que el espacio no se puede monopolizar, refiriéndose a los ciudadanos independentistas que cuelgan los lazos. Y Buch dejando claro que no hay ningún tipo de problema de convivencia en la calle en Catalunya y pidiendo a la ciudadanía que no haga caso a los que sacan lazos.
Y es aquí, con este gesto, símbolo, de Buch, donde si tiramos encontramos la conjura de los dos titulares de Interior.
Buch ha hecho énfasis en que los problemas llegan a mediados de agosto señalando claramente el momento en que Ciudadanos hace el llamamiento a la retirada de los lazos y símbolos. El conseller deja claro que hasta aquel momento no había habido problemas. Que los lazos hace nueve meses que están en la calle, desde que hay presos políticos, y que en todo este tiempo no habido ningún conflicto.
La estrategia es minimizar los que los sacan. Porque lo hacen, ahora, espoleados por Ciudadanos. Y eso roba espacio político. Tanto al PSOE como las fuerzas soberanistas de Catalunya. Alimentando el monstruo, el monstruo crece. Cuanta más sustancia, más denuncia social por la retirada de símbolos y más números para que haya confrontación y para dar bola a un espacio político que ni a PSOE ni a Junts per Catalunya y ERC interesa que se haga todavía mayor y despierte los votos de los que no hacían mucho caso de las urnas hasta que el proceso independentista ha tenido a tocar el desenlace final.
La buena sintonía entre Grande-Marlaska y Buch se ha paseado por el Palau de la Generalitat. Los dos responsables de la seguridad de España y Catalunya han saludado a los periodistas pasando por la sala de prensa y Buch ha hecho de anfitrión, con el presidente Torra, enseñando al ministro todo el Palau.
De momento, los resultados: entrada inmediata de los Mossos en el CITCO, comisiones de seguimiento y comité policial a punto para empezar a trabajar y ninguna negativa a incrementar el cuerpo de la policía catalana con 1.500 mossos a la espera del visto bueno de los que lo tienen que pagar, Hacienda.