Grito en el cielo al ver la factura del capricho del Partido Popular de celebrar una mascletà en la capital española: lo que empezó como una broma ha salido caro a los madrileños. El 14 de marzo del 2023, en una visita a la ciudad de Valencia, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, hizo una promesa ante los medios: si era reelegido alcalde, y su compañera del PP María José Catalá salía alcaldesa de Valencia, celebraría una mascletà en la capital. "Llevar la mascletà a Madrid no es llevar, como alguien ha dicho, una montaña de petardos, sino que es llevar la esencia profunda del alma de Valencia", defendió el alcalde en una rueda de prensa. Cinco meses después de la celebración, El País ha adelantado que la mascletà ha costado 80.000 euros a los madrileños.
Billetes de tren y una comida, entre los gastos
Según ha informado el medio citado este miércoles, de los 80.000 euros que se gastó en total el Ayuntamiento de Madrid, solo la pirotécnica costó 45.980 euros. A este gasto se le tienen que sumar 4.155,90 euros del sonido, 4.107,22 euros de una valla, así como los traslados de varios políticos del PP del País Valencià y sus equipos a la ciudad, 386,18 euros más. Al acto se personaron, el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, y la ya alcaldesa de la capital valenciana, María José Catalá.
Aparte, el consistorio costeó el traslado del grupo de la Junta Central Fallera encargado de la actuación. Según las cifras del informe de transparencia del consistorio de Madrid, la entidad alquiló un autobús por 710 euros y organizó una comida de 1.400 euros para 43 comensales en un hotel del barrio madrileño de Chamartín, entre ellos la Fallera mayor y su corte, la Fallera mayor infantil y su corte, la directiva de la junta central, siete acompañantes y un fotógrafo.
Una parte del presupuesto, en informes medioambientales
La promesa de Martínez-Almeida levantó polvareda desde un primer momento. La oposición municipal y varias asociaciones ecologistas y de izquierdas intentaron que el alcalde se desdijera e incluso organizaron manifestaciones en la plaza de Cibeles en contra de la celebración del acto. Una de las decisiones más criticadas por los opositores fue la ubicación: el consistorio decidió celebrar la mascletà en una zona del río Manzanares renaturalizada desde el 2016. El Ayuntamiento de Madrid se gastó 3.339.60 en un informe técnico de vibraciones y 1.197,90 euros en una memoria ambiental para analizar el impacto de la celebración en la zona.