La Guardia Civil ya intentó entrar en el Palau de la Generalitat el pasado 20 de julio, en una operación enmarcada en el caso 3%, en busca de la agenda de Germà Gordó como secretario de Govern. Aquel día, el conseller de Presidencia, Jordi Turull, no les dejó pasar del patio de cotxeres, el espai que se puede ver desde la plaza Sant Jaume, donde desencochan los vehículos oficiales. Casi al mismo tiempo, la Guardia Civil también se presentó en el Parlament y las imágenes de los agentes con la cara tapada por los pasillos de la planta baja de la Cámara provocaron tal pasmo que la Mesa aprobó semanas más tarde, en pleno mes de agosto, un protocolo para impedir que aquello se volviera a repetir.
Este jueves, sin embargo, cuando la Guàrdia Civil ha llegado a la plaza Sant Jaume, la situación era bien diferente. En el Palau de la Generalitat, el tiempo ha quedado casi parado desde el pasado 21 de octubre, cuando el artículo 155 irrumpió en el edificio y, de repente, congeló las jornadas frenéticas que se habían vivido allí hasta aquel momento.
Cuando los agentes han llegado a la sede del Govern, solo han encontrado el personal administrativo que ponía en marcha los despachos que continúan abiertos. Nadie les ha cerrado el paso. Mientras unos agentes iban a buscar al secretario de Difusión, Antoni Molons, en su domicilio en Sant Joan Despí, otros se han instalado en la puerta del despacho, esperando que lo trasladaran al Palau para estar presente en el registro.
La Guardia Civil ya estaba dentro del edificio cuando han ido llegando los cargos del Govern que continúan activos, encargados de garantizar las constantes vitales del aparato ejecutivo. La mayor parte ya habían sido alertados de la situación. Se han presentado también los abogados de Presidencia. Pero a penas han podido constatar la situación.
En la operación del pasado mes de julio, se presentaron cinco agentes, que se tuvieron que esperar unas horas en la sala de espera anexa a la puerta de acceso principal. Se les sumó el fiscal anticorrupción, José Grinda. Allí se les entregó la documentación que reclamaron, en papel. No fue suficiente. Los agentes presentaron un nuevo requerimiento para que la información se les entregara en soporte informático. Por esta razón, se permitió el acceso a un agente por una puerta lateral, de la calle Sant Sever, que verificó que la información digital que se les aportaba en un pen drive era correcta. "En ningún momento el agente ha manipulado el sistema informático de la Generalitat", aseguraron fuentes del Govern.