La imagen de ocho agentes de paisano de la Guardia Civil -dos de ellos con la cara cubierta- dentro del edificio del Parlament ha removido las redes y ha provocado reacciones de rechazo, entre otros, la de la expresidenta Núria de Gispert. Desde la Cámara catalana, no obstante, se subraya que los agentes no han hecho ningún registro, no han accedido a ninguna información de la Cámara y tampoco al servidor informático del palau para recoger los correos que reclamaban. Estas fuentes subrayan que se les ha conducido a una dependencia de la planta baja donde han podido comprobar cómo los servicios técnicos de la Cámara extraían la información que reclamaban y se les trasladaba a su disco duro. Los agentes reclamaban dentro de las investigaciones por el caso 3%, mails del correu del exconseller i diputado Germà Gordó.
Todo ha comenzado poco antes de las once de la mañana, cuando la Guardia Civil se ha presentado en el acceso lateral de la Cámara catalana, el mismo por donde entran las visitas y la prensa. De hecho, algunos periodistas se han encontrado con la escena. Allí se ha identificado. Era la hora en que estaba reunida la Mesa del Parlamento que han sido inmediatamente avisada.
Los agentes se han tenido que desarmar para acceder al palau, al cual no puede entrar nadie armado. Como reclamaban datos informáticos y, por lo tanto, era necesario un ordenador para extraer la información, han sido conducidos al departamento de Infraestructuras, Equipamiento y Seguridad, que se encuentra en la planta baja del edificio. Desde allí los servicios técnicos informáticos del Parlament han extraído delante de ellos una copia de los correos que reclamaban.
Fuentes del Parlament subrayan que los agentes no han accedido en ningún momento al servidor, que se encuentra en la buhardilla del palau, y ni siquiera han entrado en la zona noble del Parlament, en la primera planta. Se han movido en la planta baja del edificio, justamente donde se encuentra el bar, lo cual ha dado pie a la sorprendente imagen del fiscal anticorrupción José Grinda, tomando un café a la barra.
Una vez han recogido los datos en un disco externo se han marchado. Y aquí ha aparecido la imagen más impactante, la de los cinco agentes, dos de ellos con la cara tapada, saliendo con la información en una maleta.