Agentes de la Guardia Civil han rodeado este domingo el centro electoral de Sant Julià de Ramis, donde tenía que votar el president Carles Puigdemont. También han desalojado a algunos de los asistentes y han cargado con golpes de porra. Los agentes han podido entrar al pabellón de votación de esta población rompiendo la puerta con un martillo, pero no han podido encontrar las urnas porque los organizadores las han escondido.

En torno a las nueve de la mañana, decenas de agentes de la Guardia Civil han irrumpido en el pabellón de Sant Julià de Ramis (Gironès). Este era el centro electoral donde tenía que votar al president, pero finalmente ha decidido ir a otro centro, en Cornellà de Terri, después de que el Govern haya anunciado que el censo es universal.

En el exterior, centenares de personas esperaban para votar e incluso en las últimas horas se ha estacionado un tractor en la entrada del equipamiento. Se han podido ver escenas de máxima tensión, con empujones y gritos a ciudadanos y medios de comunicación, después de que las personas que esperaban a fuera opusieran resistencia a ser desalojados. Hay más de 50 agentes delante del pabellón deportivo de la localidad, mientras un helicóptero sobrevuela la zona.

Paralelamente, los responsables del colegio electoral han guardado las urnas y las papeletas rápidamente antes de la posible entrada de la Guardia Civil en el interior. La policía ha llamado violentamente a las puertas del centro electoral y ha conseguido entrar en el pabellón rompiendo el cristal de la puerta a golpes de martillo. De momento, no han podido encontrar las urnas.

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Los concentrados a dentro del centro electoral han cantado los Segadors mientras los agentes custodiaban el centro electoral. Los ciudadanos y periodistas que están dentro del centro electoral han bloqueado la entrada y la salida del centro.