Tras muchos meses de crisis interna y graves reproches cruzados, este sábado 30 de noviembre, los militantes de Esquerra Republicana escogerán a su nueva dirección y a quien lo tiene que encabezar como presidente o presidenta: Oriol Junqueras, Xavier Godàs o Helena Solà. Después de prácticamente medio año con la tensión por las nubes, protagonizado por la ruptura entre Junqueras y Marta Rovira tras 13 años al frente de la dirección del partido, los ánimos se habían calmado en las últimas semanas con menos cargadas entre compañeros de partido en públcio. Un buen ejemplo es la diferencia entre el acto de Junqueras en septiembre en Olesa de Montserrat donde presentó su candidatura y lo que protagonizó el sábado en Mataró, mucho más conciliador.
Con todo, en los últimos días se ha vuelto a caldear el ambiente: Godàs ha negado que su candidatura "rovirista" represente a la aristocracia del partido y en todo caso, apuntando que la de Junqueras equivaldría a una monarquía absoluta; Solà ha asegurado este lunes en una entrevista a la ACN que otra candidatura (no ha aclarado cuál) ha presionado a los militantes para conseguir sus avales a cambio de cargos; Elisensda Alamany defendió la continuidad de Junqueras al frente del partido, asegurando que el Barça no habría echado en Leo Messi y que a las otras candidaturas solo se les ha hecho entrevistas para que criticaran al expresidente del partido que lo quiere volver a ser. Este martes, a las 19h, Junqueras, Godàs y Solà se verán las caras en el debate entre los candidatos a la presidencia que organiza el mismo partido y que los militantes pueden seguir por streaming. El de este domingo, entre Alba Camps (candidata a la secretaría general por Nueva Izquierda Nacional), Alfred Bosch (Fou Nou) y la misma Alamany, lo han visto en torno a 5.000 personas a través de Youtube.
Reproches al debate en la secretaría general
Este debate en tres sirvió para que volvieran a aflorar las diferencias y los reproches que en los últimos días habían disminuido. Aunque no estaba, Oriol Junqueras fue uno de los protagonistas, ya que su figura y las posiciones enfrentadas entre sectores (los que defienden la continuidad al ser un liderazgo reconocido y bien valorado y los que creen que tiene que irse para dejar paso después de 13 años al frente de la formación y por los malos resultados electorales en el último ciclo) es lo que más polariza en la discusión interna.
Alamany, candidata de Junqueras a ser el relevo de Marta Rovira, lo defendió a ultranza, asegurando que un liderazgo fuerte como el suyo no solo no es malo ni perjudicial, sino bueno para el partido. Yendo más allá, acusó las otras dos candidaturas de quererlo jubilar y las comparó por eso mismo con la ultraderecha y los tribunales españoles: "Lo queréis inhabilitar", exclamó. Esta posición levantó críticas de sus rivales, no solo durante el debate sino también a las redes sociales. Godàs, que lo siguió en primera fila, escribió a las redes: "Es una característica de la derecha y la extrema derecha apelar a liderazgos fuertes. Trump, Meloni, Netanyahu, Orban, para poner unos ejemplos bien conocidos". Ante esta manifestación, partidarios de Junqueras rebatieron al candidato de Nova Esquerra Nacional con otros liderazgos fuertes de partidos de izquierdas, empezando por los mismos Francesc Macià o Lluís Companys.
No fue la única expresión de Alamany que generó polvareda. Cuando la concejala en el ayuntamiento de Barcelona (Alfred Bosch hurgó en su intención de entrar a gobernar con el PSC si así lo avala la militancia) aseguró que al resto de candidaturas solo las llamaban para hacer entrevistas para criticar a Junqueras, Jordi Orobitg, candidato de Foc Nou lamentó a través de las redes su "prepotencia y soberbia".
La responsabilidad de Junqueras en la estructura B
La verdad sobre los carteles de los hermanos Maragall, que fueron la gota que hizo tirar el vaso en este proceso congresual, todavía trae cola. Más allá de las propuestas para aclararlo, Alamany ha reiterado que tanto ella como Junqueras se enteraron por la prensa y que, por lo tanto, no pueden ser responsables, señalando Nova Esquerra Nacional por sus vínculos con la estructura B del partido. Este razonamiento no convenció ni Camps, lamentando la omisión de responsabilidades de Junqueras, de que era presidente en todo momento, ni en Bosch, que se cuestionó si una persona que no se enteró de nada de lo que pasaba su partido es la idónea para seguir presidiéndolo.
Los carteles son una herida abierta dentro del partido republicano y el hecho de que se haya postergado el informe final hasta después del congreso para evitar que sea un arma arrojadiza, ha provocado que el escándalo siga sangrando.
¿Será posible recoser ERC?
Iolanda Llambrich, la moderadora del debate de este domingo, preguntó a los candidatos a secretarios generales por cuál es su propuesta para recoser la formación después de esta guerra interna. Con los reproches entre Camps (que reiteró su propuesta de hacer la ponencia política muy juntos en caso de que ganen el congreso) y Alamany (el día anterior Junqueras, ya viéndose como ganador avanzó que llamaría a sus rivales el mismo 30 noche para levantar juntos el nuevo proyecto) que protagonizaron el debate, Bosch aseguró que el partido no se podía "recoser" con tijeras. Con las armas nuevamente en alto públicamente esta parece la gran pregunta a partir del 1 de diciembre, si es que este sábado alguno de los candidatos consigue superar el 50% de los votos. En caso contrario, se volverán a poner las urnas sábado 14 en una segunda vuelta entre los dos más votados.