Alguna cosa se cuece en los pasillos del Madrid-poder si las portadas de los dos diarios más representativos de la cosa ofrecen hoy versiones tan diversas del enredo en que vive la corona española y, de rebote, el estado (o el régimen, si te gusta más) del 78. El rey emérito no para de pisar charcos y los diarios dinásticos de Madrid y Barcelona casi han agotado los eufemismos, perífrasis y contorsiones para explicar qué hace en Abu Dhabi, que no se ha escapado, que va vestido y que las comisiones árabes, Corinna, las tarjetas black, el dinero en paraísos fiscales, etcétera, no afectan en absoluto a Felipe VI, su succesor, ni a la institución.
Un reportero de El Pais ha hablado con "el entorno" del Rey (sic) y, oye, claro, ha sido un año muy duro, porque, como tantas familias, la pandemia también ha afectado a la Casa Real española, ¿sabes?, pero es que, además, el monarca ha tenido enfrentar la conmoción causada por su padre y lo ha hecho con mano de hierro, prudencia salomónica y un sentido de Estado que ni Churchill y Richelieu juntos. Tranquilos, viene a decir El País, que Felipe VI actúa como un rey y no como un hijo, la mano no le tiembla para decidir, etcétera. En este reportaje, la Casa del Rey no habrá intervenido para nada, no hay ni que decirlo. Tratándose del "entorno" del Rey, no podría ser de otro modo.
Si lees El Mundo, sin embargo, la cosa cambia. El gobierno español está asustado, dicen, porque la monarquía está a una o dos pifias más de hacer un 14 de abril. Encima, contrariamente a lo que explica "el entorno" real a El País, se ve que Felipe VI quiere y no puede para contener las vías de agua que ha abierto su señor padre y sufre porque, claro, "es su padre", según el otro "entorno" real, el que ha consultado el tabloide chovinista. Su título viene a decir alerta que el Rey está atrapado y no sabe muy bien cómo salir de esta y que actúa más como un hijo que como un rey. Naturalmente, la culpa es del gobierno socialbolivarianoi, etarra y separatista, que no ha sabido comportarse con Su Majestad, le busca brega y le quiere mal con afán de destruir la Monarquía Moderna™ y la Democracia Consolidada™, etcétera.
¡Qué domingo les espera a los monárquicos, cargado de llamadas, chismes, rumores y cuchicheos!
Cabe decir que si El Mundo abre la portada con esta, ejem, información, a El País le queda vergüenza para que un favor no le arruine el prestigio —el que sea— y el real elogio va sólo a una columna. El tema principal del diario progre es uno de verdad: la vida precaria y la desesperación de la quinta de jóvenes golpeados por las dos crisis de este siglo. Te da una mezcla de ternura y rabia ver que uno y otro asuntos van del brazo en portada. Leer un reportaje patético y llorón sobre las dificultades de Felipe VI para arreglar su familia debe ser la guinda del pastel para la buena gente castigada por la Recesión de 2008 y la pandemia de 2020. (No digamos nada de la entrevista de La Razón a Rodrigo Rato, que da lecciones sobre ética y política).
Para remachar el clavo, la tercera pieza de portada es la historia magnífica de un chico nigeriano de 14 años (para más inri monárquico atiende por Prince) llegado a Canarias esta semana en una patera. Su lucha es la misma que la de los jóvenes precarizados de que se habla encima —a años luz de las reales dificultades. El País humaniza así a los migrantes, en contraste extraordinario con el periodismo xenófobo y lepenista de sus colegas de la Villa y Corte.