Pocas horas después de la madrugada del 24 de febrero se pusiera en marcha la ofensiva del presidente ruso, Vladimir Putin, contra Ucrania, a la consellera de Exteriores, Victòria Alsina, se reunió en su despacho en la Casa dels Canonges con el cónsul ucraniano, Vorobyov Artem, para saber en qué lo podía ayudar desde su departamento. El cónsul planteó a Alsina peticiones muy concretas que se resumían en tres puntos: apoyo para los centenares de ucranianos que se encontraban de viaje en Catalunya y habían quedado atrapados sin poder volver a su país; que se facilitara desde el Govern un canal de información en ucraniano a sus conciudadanos; y apoyo para gestionar la ayuda humanitaria que ya empezaba a recibir el consulado.
Para atender a las peticiones del cónsul, Exteriores coordinó la puesta en marcha de una comisión interdepartamental. Desde la conselleria de Derechos Sociales se habilitaron 400 plazas de la red de albergues, de las cuales se ocuparon 250 en régimen de pensión completa. Además, se ofrececió a los ciudadanos ucranianos atención psicológica y sanitaria. Capítulo aparte lo representó la acogida de menores. Con situaciones como la de 11 jugadores de waterpolo menores de edad del Dinamo de Kíiv, que fueron acogidos a través del Centro de Alto Rendimiento de la secretaría general de Deportes. Con el paso de los días, Derechos Sociales ha registrado la llegada de hasta 170 menores sin tutores legales de los cuales se ha tenido que hacer cargo.
También de manera inmediata se activó el protocolo de emergencia del 012, para garantizar el funcionamiento de este servicio durante el fin de semana, y se cubrió el servicio en ucraniano, primero con voluntarios y después con trabajadores contratados. El 10 de marzo esta atención se traspasó a un teléfono gratuito en catalán y ucraniano. Para activar una logística de gestión de la solidaridad que se hacía llegar al consulado, el departamento contactó con el Port de Barcelona, que facilitó una nave de 1.800 metros cuadrados. El consulado se encargó de fijar los destinos donde se tenía que enviar la ayuda y Open Arms, del transporte en camiones.
Alsina no ha escondido nunca la intención de reactiva hasta el último engranaje del departamento de Exteriores, que durante años ha estado al punto de mira del Estado español y que la aplicación del articulo 155 de la Constitución se encargó de desmontar pieza a pieza. No obstante, desde el departamento se admite que hacía mucho tiempo que no se gestionaba una crisis de esta envergadura y que se vieron obligados a recorrer a "cierta creatividad" para poner en marcha canales de actuación en cuestión de horas para situaciones que requerían respuesta inmediata. "Actuamos con mentalidad de Estado", ha argumentado Alsina a través de Twitter al valorar el trabajo llevado a cabo estos días.
En el campo estrictamente diplomático, Exteriores ha dejado claro el apoyo al consulado ucraniano con contactos diarios y con actos como la reunión de los cónsules el 3 de marzo en el Palau de la Generalitat, que encabezó el presidente, Pere Aragonès; además, poco después del inicio del conflicto se cortaron las relaciones con el consulado ruso, que han dejado de ser convocado por el departamento ni se le informa de las actividades del Govern. Las relaciones del Govern de la Generalitat con Rusia se circunscriben ahora a la oficina de ACCIÓN que el departamento de Empresa tiene en Moscú, que sí se mantiene en funcionamiento.
En este tiempo, la conselleria también se ha encargado de localizado a los catalanes que en un primer momento decidieron quedarse en Ucrania; ha contactado diariamente para conocer su situación y, cuando han decidido marcharse, les ha facilitado vehículos en los puntos de la frontera donde conseguían llegar para recogerlos. Actualmente hay diez catalanes en Ucrania, todos ellos periodistas, según la conselleria. Por otra parte, desde las delegaciones de de los Balcanes y de la Catalunya Central se ha establecido contacto con los catalanes que se encuentran en diferentes países fronterizos con Ucrania.
Ante el alargamiento del conflicto y al constatar que la emergencia provocada por la guerra y sus consecuencias se estaban haciendo notar en Catalunya, a raíz del aumento de precios de la energía y los problemas de abastecimientos en sector específicos, el Govern puso en marcha una comisión interdepartamental de seguimiento del conflicto en Ucrania., liderada conjuntamente por la conselleria de Exteriors y la de Igualtat i Feminismes. Se constituyó el 27 de febrero, la encabeza el presidente y la integran diez departamentos del Govern. Desde Exteriores valoran positivamente la respuesta que han tenido que asumir; consideran que a pesar de las ofensivas del Estado a que ha tenido que hacer frente los últimos años para debilitar el departamento, han podido demostrar una capacidad de reacción notable. "Todas las peticiones que se nos han hecho han tenido respuesta", aseguran con satisfacción, recordando aquella mañana en que el cónsul ucraniano se presentó en el despacho de la consellera.