El diario israelí progresista de referencia, Haaretz, ha explicado este sábado que "el Gobierno intentó aplacar a los catalanes con gestos simbólicos" el 21-D.
En una noticia en que el medio describe las movilizaciones en toda Catalunya por el Consejo de Ministros celebrado en la capital, se centra en la presencia del ejecutivo de Pedro Sánchez en Barcelona, "donde decenas de miles de personas le demostraron que están en contra de su gobierno".
"La protesta central", dice el diario, "mantenida paralelamente a la reunión del gabinete, era bastante silenciosa". También cuenta que durante la reunión con Torra "se anunciaron unos pasos simbólicos para apaciguar a los catalanes". De estos, el artículo destaca el cambio de nombre del aeropuerto de El Prat, que pasa a llamarse Josep Tarradellas. Un rebautizo que, precisamente, no fue muy bien recibido por el president Carles Puigdemont", continúa el texto, que escribió en su cuenta de Twitter: "Como siempre, nos tratan como propiedad".
Queda claro qué concepto tienen de Catalunya. Que el nombre de la infraestructura más importante y estratégica no lo podamos decidir, ni siquiera hacer propuestas, ni ser consultados... es que efectivamente nos consideran una posesión. https://t.co/mq7i26JL3M
— Carles Puigdemont (@KRLS) 21 de diciembre de 2018
Haaretz cuenta que "algunos de los manifestantes se enfrentaron con la policía, que cerró las calles de la ciudad por miedo a los disturbios." También menciona los principales cortes de los CDR en la red vial catalana, con el objetivo, dice, "de cortar Barcelona de España".
Sobre los manifestantes, el diario cuenta que "iban vestidos de color amarillo y rojo", los colores de Catalunya, pero también "como homenaje a los Chalecos Amarillos de Francia". Profundiza más en este sentido y explica que "el liderazgo del movimiento independentista en Catalunya, que pidió manifestaciones contra el Gobierno, pero no quiso actuar con violencia contra la policía, recibió una visita especial de uno de los portavoces de la protesta de los Chalecos Amarillos": Priscilla Ludowski, que dijo que había venido a Barcelona para ver "qué pasa con nuestros vecinos".