En medio de la guerra en el Partido Popular entre los bandos de Isabel Díaz Ayuso contra el de Pablo Casado y Teodoro García Egea, hay que tener presente de donde proviene el conflicto. El jueves se conoció que el PP habría investigado a la presidenta madrileña por corrupción en la compra de unas mascarillas en la China, por la cual su hermano habría cobrado una comisión de unos 55.000 euros según ella, casi 300.000 según la versión inicial del partido. A partir de este hecho empezó la batalla entre los populares, pero las duras acusaciones de Ayuso contra la dirección del partido hicieron que esta posible corrupción quedara en un segundo plano. Además, con la decisión de Casado de archivar el expediente informativo, al considerar que las explicaciones que había dado la presidenta madrileña eran suficientes, enterraron todavía más el papel de culpable de Ayuso. Con todo, algunos diarios se esfuerzan al sacar a la luz más detalles de la compra de mascarillas por la cual Tomás Díaz Ayuso cobró una comisión, tal como ha reconocido su hermana, y eldiario.es ha revelado que estas eran de una calidad inferior que la que fijaba el contrato.
Según expone este medio, en el contrato del portal de transparencia se asegura de que la Comunidad de Madrid compró a la empresa en cuestión mascarillas FFP2 y FFP3. De estas, tal como se ha explicado durante la pandemia, la FFP2 tiene una capacidad de filtrar del 94%, mientras que en el caso de la FFP3, esta crece hasta el 98%. Es decir, es de mayor calidad en este sentido y también es más cara. Con todo, la FFP2 cuenta con el certificado europeo y ha sido una de las más recomendadas para permanecer en espacios con mucha gente. Ahora bien, aunque el contrato establecía que se habían comprado estas mascarillas, la realidad es bien diferente: la empresa Priviet Sportive SL, que pagó una comisión al hermano de la presidenta, entregó un material sanitario diferente de lo que pone en el documento, más barato y de menos calidad.
Más baratas y de menos calidad
Así, no solamente no se entregó ninguna mascarilla FFP3, es decir, las más caras y de más calidad, sino que FFP2 tampoco llegó ninguna. Al contrario del que se establecía, las mascarillas que finalmente llegaron al pabellón de Ifema el 29 de abril del 2020, en plena primera ola de la pandemia, todo el Estado cerrado a casa y sin casi información sobre como se transmitía el virus, fueron KN95. Estas no cuentan con el estándar europeo, a diferencia de las anteriores, sino con el chino. En principio, este tipo de mascarillas tiene las mismas prestaciones que las FFP2, pero no pasan por los mismos controles.
Así, aunque las KN95 también han sido recomendadas para utilizar en espacios concurridos y se han equiparado con las FFP2, estas no eran las que establecía el contrato. Como explican eldiario.es, en el caso de estas protecciones los controles de calidad los hacen a los mismos fabricantes en uno autocertificación. Desde el inicio de la pandemia se han dado casos donde la supuesta calidad que los fabricantes daban a sus mascarillas estaba muy lejos de la real. En Europa, en cambio, las mascarillas tienen que ser homologadas por un organismo público independiente. Muchas mascarillas que tienen el certificado europeo están hechas a China, también las FFP2 y las FFP3, pero han pasado por estos controles.
Escasez de mascarillas
Todo provoca que las KN95 sean más baratas que las que cuentan con el certificado de calidad y por las cuales la Comunidad de Madrid pagó al principio de la pandemia, cuando las mascarillas eran uno bien muy escaso. En este contexto, la mayoría de países europeos permitieron el uso de mascarillas no homologadas a Europa a pesar de tener un estándar inferior, también España que dio vía libre a las KN95 el 20 de marzo de 2020, una semana después de la declaración del estado de alarma y se mantuvieron vigentes hasta finales de aquel mismo año.
Así, el problema no es que se compraran mascarillas KN95, sino que se pagó por unas mascarillas muchas más caras que no llegaron nunca. En el contrato, la descripción del material que se ha comprado claro está: "Mascarillas FFP2-3. El precio: 5 euros + IVA (6,05 euros cada una). 1.512.000 euros en total. Finalmente, sin embargo, a la adjudicación figura que se compraron mascarillas FFP2/KN95, hecho que tampoco es cierto, ya que todas fueron de la calidad KN95, de las FFP, ni rastro. Así lo reveló un pueblo madrileño gobernado por el PP, en lo que parecía una publicación más a Facebook, donde todas las mascarillas que aparecen eran del estándar chino.