El rey emérito Juan Carlos I ha llegado a un acuerdo con la Agencia Tributaria con el fin de cerrar la inspección que tenía abierta por sus cacerías después de su abdicación. Según publica El Mundo, Borbón ha aceptado una sanción de Hacienda para cerrar el último caso contra suyo después de las regularizaciones voluntarias que hizo años atrás. Hasta el momento no se sabe concretamente lo importa que puede reclamar la Agencia Tributaria por esta sanción.
Aceptando el acuerdo y la sanción, el emérito reconocer que tendría que haber declarado el desplazamiento en avión privado, con que a menudo lo obsequiaban varios empresarios para poder asistir a las numerosas ornadas de cacería que organizaba a Borbón. Los casos por los cuales se lo ha investigado se comprenden todos en la época posterior a su abdicación, ya que antes disfrutaba de la inviolabilidad de su cargo.
Los inspectores de este caso habrían observado el interés del monarca por este tipo de vuelos. Juan Carlos I ha admitido, a través de su equipo legal, que no había abonado ninguna cantidad por los desplazamientos mencionados en un periodo de tiempo en que ya no era inviolable y Hacienda ha confeccionado recientemente unas actas que reflejan la consiguiente sanción. Así cierra Borbón su última investigación con el fisco español: reconociendo su falta.
Criticas a la investigación de Hacienda
El Mundo recoge a una serie de críticas del entorno del monarca a la investigación de Hacienda, ya que este tipo de obsequios en el contexto de las cacerías se consideran una cortesía. Las críticas llegan a señalar a la administración pública por supuestamente querer alcanzar la las investigaciones contra el emérito.
Casos fuera del Estado español
Si con este acuerdo con Hacienda Juan Carlos I da carpetazo a sus investigaciones en el Estado español, fuera de estas fronteras la justicia también lo tiene en el punto de mira. Concretamente en el Reino Unido, donde su examante Corinna Larsen lo ha denunciado. Larsen acusa Juan Carlos I de causarle "depresión" y de alejarla de los hijos, los amigos y los socios de negocio, asediándola durante casi 10 años. El examante denuncia intentos de agentes secretos, supuestamente vinculados al rey emérito, de entrar en su casa o colocar una baliza de seguimiento en su coche. El Borbón, por su parte, blande la bandera de su inviolabilidad en el momento de los hechos, un argumento que tan Corinna cómo algunos tribunales británicos han rechazado. De manera que a este proceso judicial todavía tiene camino en frente.