En medio del proceso independentista y después de tres convocatorias electorales en cinco años, la relación de las diferentes fuerzas catalanas ha experimentado un cambio importante en el conjunto del país, pero sobre todo en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), donde viven casi la mitad de los catalanes –3,2 de los 7,5 millones de habitantes–. Territorio de tradición socialista, los pueblos y ciudades metropolitanos fueron durante más de dos décadas el principal feudo del PSC y el escollo de CiU, donde el expresident Jordi Pujol sacó buenos resultados pero mucho más modestos que en el resto de Catalunya. De hecho, Pasqual Maragall y José Montilla despuntaron en este territorio, hecho que facilitó unos buenos resultados para el PSC, que encabezó siete años de tripartito de izquierdas. En el 2010, después de la sentencia del Estatut, la vía autonomista empezó a resquebrajarse y a perder apoyos. Desde entonces y con sólo un lustro, el panorama político ha mutado por la crisis económica, pero también nacional, de Catalunya.
2010: Mas sale victorioso
No fue hasta el 2010 cuando Artur Mas recuperó los apoyos perdidos en el Área Metropolitana con más de un 33,6% de los votos y ganando claramente al PSC (20,8%). En Barcelona despuntó porque, tal como volvió a pasar en los comicios del 2012, la fragmentación del voto fue muy importante. Se tiñó casi toda la región de azul, excepto las principales ciudades de la conurbación de la capital catalana, como l'Hospitalet de Llobregat y Sant Adrià de Besòs, o en municipios donde la primera fuerza nunca ha sido CiU (Badia del Vallès, Viladecans). Mas sí que consiguió revertir este comportamiento electoral en poblaciones como Gavà, Ripollet y Sant Andreu de la Barca. Por el contrario, el conjunto de fuerzas que habían configurado el tripartito perdieron apoyos, sobre todo ERC que devolvió a los resultados de finales de 1990.
2012: La fragmentación, protagonista
Las elecciones anticipadas del 2012 representaron un batacazo político para CiU y una cierta recuperación del PSC que, aunque obtuvo menos votos, volvió a la primera posición en Sant Boi de Llobregat, Badalona o Barberà del Vallès. Quienes recuperaron terreno fueron las formaciones de izquierda, con más de un 40% de los votos en el conjunto del territorio metropolitano. Sin embargo, en Barcelona el PP quedó por primera vez como segunda fuerza por encima de los socialistas, que sufrieron una caída en la capital por el auge de ERC y Ciutadans. La sorpresa: la CUP con un 3,3% de los votos, en la media de Catalunya. Con un contexto político complejo, ya en medio del debate del derecho a decidir, las fuerzas a favor del referéndum –CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP– obtuvieron más de la mitad de los votos (un 51,5%).
2015: Gana el 'no'
La convocatoria de elecciones para el 27 de septiembre del 2015 sirvieron para medir los apoyos del independentismo y demostraron las grandes diferencias de voto entre Catalunya y la AMB: mientras enl conjunto del país, las fuerzas a favor de la independencia obtuvieron un 48,8% de los votos, en los municipios metropolitanos este apoyo cayó hasta el 39,2%. Allí, las fuerzas unionistas –C's, PSC, PP– consiguieron un 45,2% de los votos, superando claramente las dos opciones independentistas. En Barcelona ciudad, la situación fue diametralmente opuesta porque el 'sí' se impuso claramente al 'no' con casi 9 puntos más (47,24% vs. 38,36%). La confluencia de Convergència y ERC en Junts pel Sí no impidió que Ciutadans se impusiera en las poblaciones de la costa, desde el Prat de Llobregat hasta Castelldefels y en poblaciones tradicionalmente socialistas como l'Hospitalet de Llobregat.
Las candidaturas a favor del derecho a decidir pero no explícitamente por la independencia –Catalunya Sí que es Pot y Unió– consiguieron un apoyo ligeramente superior al del conjunto de Catalunya, donde consiguieron un 11,45% de los votos. Con todo, las candidaturas de Junts pel Sí y la CUP pudieron mantener los resultados del 2012 de CiU, ERC y los anticapitalistas en el Área Metropolitana, todo en un contexto de auge de la participación, un 76,8%, la más alta en una convocatoria electoral.
La población menos independentista del Área Metropolitana y de Catalunya fue Badia del Vallès, donde Junts pel Sí y la CUP sumaron un residual 14,6%, mientras que el pueblo que se mostró más a favor del Estado propio fue Torrelles de Llobregat donde superaron el 60% de los votos.