El Govern en el exilio ha protagonizado esta tarde un acto unitario del independentismo en Amberes (Flandes, Bélgica) homenajeando a un catalán que fue famoso allí, el capitán de la coronela de Barcelona Josep Antoni de Rubí i de Boixadors, que dirigió la fortaleza de la ciudad flamenca cuando la perdieron los Borbones y pasó a la casa de Austria.
El acto ha contado con el apoyo del Consell per la República, y ha tenido la adhesión de la ANC, Junts, ERC, la CUP y Demòcrates.
El president en el exilio, Carles Puigdemont, ha recordado que Josep Antoni de Rubí fue también al extranjero y tuvo una vía activa allí dónde estuvo. "Existe un hilo conductor, y es que hay una represión borbónica que continúa vigente hoy", ha apuntado.
"Esperamos ser la última generación de exiliados catalanes, y de poder retornar con libertades y respeto político y social", ha dicho. "Cada día pensamos que nos queda menos para poder volver a una República libre", ha añadido.
Puigdemont ha precisado que, a diferencia de Josep Antoni de Rubí, que se tuvo que exiliar después de 1714, ahora se basan en el Estado de derecho internacional y europeo. "Lo estamos haciendo posible", se ha mostrado convencido, respecto de la lucha independentista por esta vía.
En el acto también ha intervenido a la delegada del Govern ante la UE, Meritxell Serret, que ha destacado que en la Diada "rememoramos una derrota pero lo hacemos porque reivindicamos y no renunciamos a nuestra soberanía". Ha leído un escrito sobre historia enviado por el vicepresident Oriol Junqueras, donde este afirma que la resistencia a los Borbones era unánime en los Països Catalans, y que Mallorca ayudó a Catalunya y a la inversa.
El conseller Lluís Puig ha explicado la figura de Rubí, y ha recordado que la fortaleza de Amberes es un lugar emblemático en este sentido, porque fue su gobernador, después de que los Países Bajos bajo dominación española pasaron a manos de los Habsburgo de la casa de Austria por el Tratado de Utrecht.
Josep Antoni de Rubí, que también fue virrey de Mallorca, se mantuvo siempre fiel a los Austrias y no aceptó nunca a los Borbones. Gobernó siempre bajo el paraguas de la casa de Austria.