Fuego cruzado entre el líder de Democràcia i Llibertat (DiL) en el Congreso, Francesc Homs, y la CUP por las acusaciones del convergente a los cuperos de estar buscando "discusiones ridículas entre independentistas" y para afirmar que no sabe si "buscan rédito partidista" o "no creen en la apuesta independentista". Con ironía, pero con contundencia, el concejal gerundense de los anticapitalistas Lluc Salellas ha respondido con un "alcaldes y concejales perseguidos por la Audiencia Nacional para ir a cazar setas, según Quico". También la presidenta del grupo parlamentario, Mireia Boya, ha intervenido para asegurar que es un "#pressingCUP" en toda regla.
Los reproches, que se enmarcan en la moción presentada por los cuperos para que el Parlament se reafirme en la declaración de ruptura del 9N, no han sido los únicos que se han producido esta semana. La portavoz del Govern, Neus Munté, afirmaba el martes pasado, cuando la Mesa había decidido aplazar el debate hasta la próxima semana, que la iniciativa cupera "facilita las cosas a nuestros adversarios" y que hacen falta "esfuerzo e inteligencia".
Con todo, los anticapitalistas han recibido por todos lados. Si bien ellos reivindican que se trata de demostrar pasos hacia la independencia, desde el Govern y Junts pel Sí se considera que sería un error, porque sólo aceleraría los tempos judiciales, las inhabilitaciones. De hecho, Homs se ha preguntado si “cuando la CUP hace eso, ¿busca convencer a gente que no está convencida o busca poner en contradicciones a los que ya estamos convencidos?”.
Marcha atrás
A pesar de la pregunta retórica sobre el grado de independentismo de la CUP, Homs, que ha sido uno de los grandes protagonistas en defender el referéndum en el Congreso de cara a la investidura de un nuevo presidente, ha tenido que afirmar que Convergència lo es. Para ejemplarizarlo, el convergente ha recordado que su partido pidió el doble 'sí' en la consulta participativa del 9N. "Si eso no es ser independentista, que baje a la Virgen y me lo explique", ha concluido.
Una de las incógnitas hasta ahora era si se postularía para hacer de secretario general de CDC que está en pleno proceso de renovación. Pero el diputado en el Congreso ha descartado que aspire, volviendo a cortar lo que Jordi Turull criticó este sábado que estaba siendo una “guerra de nombres”. "Ayudaré en todo lo que pueda, no me desentiendo. Creo en lo que se está haciendo, pero una cosa es que no me desentienda y otra que me postule”, ha explicado.