Siete días después de su nombramiento, Màxim Huerta, dimite al frente del Ministerio de Cultura y Deporte, al decirse víctima de una "jauría" mediática, pese a insistir en su "inocencia" por la polémica del fraude a Hacienda. El ya exministro del presidente Pedro Sánchez se defendía por la mañana con que no tenía que rendir cuentas, pues estaba al "corriente de pago". Si bien, esta tarde ha insistido en que varios profesionales del sector se habrían visto aquejados por una circunstancia similar. Así y todo, se marcha al considerar que pone en riesgo al ejecutivo socialista.
"Se busca minar el proyecto de regeneración y transparencia del presidente Sánchez y no lo pienso permitir" ha dicho Huerta en la sede del ministerio, en una comparecencia a las 19h y donde no ha admitido preguntas, aunque se ha deshecho en reproches a la "jauría" que habría promovido el "bombardeo" para forzar la dimisión, una acusación que no ha concretado. Huerta lo exponía así ante la opinión pública, después de comunicarlo personalmente al presidente en la Moncloa, a quien le ha presentado la decisión esta tarde, constatada la presión creciente que denuncia haber sufrido.
El periodista y escritor valenciano, si bien, no ha hecho autocrítica y ha alegado que "no era una condena por fraude", sino una multa porque habría perdido una demanda que interpuso contra la Agencia Tributaria, al estar en desacuerdo con la sanción. La renuncia llega después de que trascendiese que defraudó 218.322 euros a Hacienda en los ejercicios del 2006, 2007 y 2008, según informaba en primicia El Confidencial. Huerta ha dicho, en ese sentido, que "como tantos otros creadores" vehiculó sus cuentas fiscales a través de una sociedad limitada y que "no era ilegal" en aquel momento.
El hecho es que el extitular del gabinete ministerial ha apelado al sentimiento y la reflexión de los ciudadanos. Ha dicho que llegó "ilusionado" –hace sólo siete días, cuando prometió el cargo– "convencido de que podía servir el país y la cultura, consciente de que sería blanco de críticas para venir de un medio que todos ven y todos demonizan" –la televisión. Por eso, ha lamentado que esta sociedad estuviera "ahogada por el ruido y la descalificación" que taparían su presunta inocencia. Y por eso, se marcha, para salvar aquello que más "ama", la cultura, y el proyecto de Pedro Sánchez.
Fuentes de la Moncloa aseguraban al mediodía que Sánchez estaba "tranquilo", aunque no se daba el caso por cerrado, sino que el ejecutivo se preparaba para "capear el temporal". El exministro mantuvo conversaciones con el presidente a lo largo del día y su posición ha ido evolucionando. De hecho, la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, le defendió en rueda de prensa con que no era un fraude fiscal, sino una discrepancia con Hacienda, que lo sancionó económicamente cuando este recurrió la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).
Finalmente, Huerta ha decidido dejar el cargo para mantener la "imagen de ejemplaridad" del gobierno de Sánchez, en su apuesta por la regeneración de las instituciones. Las fuentes consultadas en la Moncloa, de hecho, reconocían que se había puesto el "listón muy alto" con la moción de censura a Mariano Rajoy, que fue expulsado después de la sentencia de la trama Gürtel que condenaba al Partido Popular a título lucrativo. Así las cosas, el propio Huerta se defendía con que no tuvo "mala fe", aunque el caso no podría equipararse a un cambio en la regulación fiscal, que fue posterior.