La comisión de investigación en el Parlament sobre el espionaje con Pegasus ha contado hoy con la comparecencia de Pablo Iglesias, exsecretario general de Podemos y también vicepresidente segundo del Gobierno entre enero de 2020 y en marzo de 2021, cuando abandonó el Ejecutivo de Pedro Sánchez para presentarse como candidato en la Comunidad de Madrid. Iglesias era una de las cuatro personas que estaban citadas a comparecer este viernes ante la comisión, pero ha sido el único que finalmente lo ha hecho, ya que Juan Jesús Torres Carbonell, Luis Jiménez Muñoz e Iván Redondo se han amparado en el Consejo de Estado para no ir a la cámara catalana a dar explicaciones y contestar las preguntas de los diputados. Por eso mismo, los grupos que forman parte de la comisión, todos menos Cs, PP y Vox, han agradecido al exvicepresidente que haya accedido a participar de este "ejercicio democrático", como lo ha descrito la portavoz de ERC, Marta Vilalta, entre críticas al menosprecio de los otros testigos y expertos. En su primera intervención, Iglesias, que ha comparecido por videoconferencia, ha lamentado que el espionaje a los líderes políticos ya no es una excepción, sino una "norma del Estado para combatir de manera ilegal e ilegítima a aquellos que consideran sus adversarios", y una fórmula que "ha sustituido el diálogo y los mecanismos democráticos para resolver los conflictos". Con todo, también ha recordado que si bien formó parte del Gobierno durante poco más de un año, "cuando se produjeron las informaciones sobre la instalación del software Pegasus, ya no tenía responsabilidades".
En este sentido, ante las preguntas formuladas por PSC, ERC y Junts, Iglesias ha asegurado en esta comisión que, si bien las deliberaciones del Consejo de Ministros son secretas y, por lo tanto, si se hubiera hecho alguna sobre solicitar al CNI que espiara a dirigentes independentistas él no lo podría confirmar, estas nunca se produjeron. Por eso, ante la cuestión sobre si era consciente de que se estaba haciendo este espionaje cuando era miembro del Gobierno, lo ha negado categóricamente. "Es un hecho que me parece gravísimo, no solo porque es ilegal espiar al máximo representante de una organización política, sino por las implicaciones que tiene en términos de confianza entre partidos", ha señalado sobre el caso de Pere Aragonès. En este sentido, también ha insistido en que si finalmente se confirma que fue el Gobierno quien dio la orden de espiar al ahora presidente del Govern en una época que coincide con el periodo donde se estaba negociando la primera investidura de Pedro Sánchez y la reunión de la mesa de diálogo, este sería un hecho "enormemente grave", ya que supondría espiar a un adversario para tener una ventaja política por encima de él.
Una dimisión necesaria que no se produjo nunca
Tanto Junts como ERC han preguntado al exlíder de Podemos sobre qué repercusiones políticas tendría que haber tenido el escándalo del caso Pegasus en el sí del Gobierno e Iglesias ha dejado bien claro que no es suficiente con la dimisión de Paz Esteban, responsable del CNI, sino que las dimisiones tendrían que haber ido más allá y Margarita Robles, ministra de Defensa, tendría que haber renunciado a su cargo, ya que el espionaje no solo fue a líderes independentistas sino a Pedro Sánchez o a la misma Robles: "Ni siquiera fue capaz de proteger su propio móvil", ha lamentado Iglesias, reprochándole que es "poco presentable en términos democráticos" que quisiera "escurrir el bulto".
Ante la ausencia de los tres otros comparecientes que habían sido citados, muy vinculados con el PSOE, desde Esquerra Republicana han preguntado al exvicepresidente del Gobierno por esta falta de voluntad de rendir cuentas que tiene su exsocio en todo lo que enmarca el caso Pegasus e Iglesias ha concluido que los socialistas están cometiendo un error a la hora de evitar "abrir puertas y ventanas" ante este tipo de situaciones. En este sentido, el morado ha celebrado que hoy ya haya sectores del PSOE que ya hayan cuestionado el papel del juez García-Castellón, hecho que se tendría que traducir, considera, "en una voluntad de rendir cuentas que en los últimos años no ha existido". "Las cloacas no han sido la excepción, sino la norma", ha lamentado Iglesias durante su comparecencia, que también ha apostado por una "reforma legislativa" aprovechando las mayorías parlamentarías que hay actualmente en el Congreso de los Diputados.