No ha habido ni fraude electoral, algo "impensable en España", ni un rechazo al acuerdo con Izquierda Unida, ni una derivada de la campaña de bajo perfil. Para el líder de Podemos, Pablo Iglesias, los malos resultados del 26-J, que han hecho olvidar la idea de sorpasso al PSOE, han sido culpa de ciudadanos a quien caían "simpáticos" pero que no querían que "gobernáramos". "La gente agradece el zarandeo que hemos dado a la política española, pero ante la evidencia de que podemos gobernar, deciden no votarnos", reflexiona Iglesias en la presentación de su programa televisivo de análisis político Fort Apache.
En medio de un debate interno sobre las posibles causas de la derrota que ha hecho estallar una guerra fratricida entre facciones – esta tarde hay una reunión entre Podemos, IU y confluencias- Iglesias ha aparecido en escena para exponer (o imponer) su idea. La autocrítica no aparece en ningún momento, de la misma manera que no lo hace en la encuesta enviada a los militantes de la formación para que digan la suya, y que incluye las hipótesis del rechazo al pacto con IU, la estrategia del miedo o el Brexit.
Con todo, el líder morado critica que argumentos como que el acuerdo con los de Alberto Garzón los situaba "en el temido margen izquierda del tablero", fomentan "el enfrentamiento interno en Podemos", y es en este sentido que espera que "los adversarios insistan en ellas". Así, sin decirlo, envía un mensaje al sector más crítico, encabezado por el número dos, Íñigo Errejón, que entiende precisamente que perdieron la centralidad que los podía propulsar hacia La Moncloa.