Salvador Illa encabezará este sábado el batallón de presidentes autonómicos en el desfile militar de la Hispanidad. Después de 14 años sin ningún president de la Generalitat en el acto, el jefe del ejecutivo catalán se presentará ante el rey, Felipe VI, con Catalunya "normalizada" y exhibiendo la derrota del independentismo. Esta semana Junts, ERC y la CUP han sido incapaces de aprobar en el debate de política general ni una sola resolución reclamando un referéndum, o para denunciar la no aplicación de la amnistía o reiterando las criticas al Rey. Desde el 3 de octubre del 2017, Felipe VI se había convertido en el principal objetivo de las envestidas de las resoluciones del Parlament, pero este año PSC, PP y Vox han tumbado las propuestas en que se exigía al Govern que no normalice las relaciones con la Corona hasta que pida disculpas por su discurso avalando las cargas policiales del 1-O. Illa lo ha conseguido todo ello con el apoyo de ERC y Comuns, que en este pleno le han permitido exhibir la solidez del acuerdo de investidura.
El líder socialista ya acudió a la Zarzuela el 14 de septiembre para la protocolaria presentación después de su investidura. Hacía nueve años que ningún president de la Generalitat comparecía ante el Rey. Su gesto abrió un camino hacia la capital española que han ido siguiendo los miembros de su ejecutivo con numerosas reuniones con ministros de los diferentes ramos. No solo encuentros bilaterales. Los consellers catalanes vuelven a aparecer también en las reuniones sectoriales. La última, la consellera de Salud, Olga Pané, que este viernes ha participado en el consejo interterritorial de Salud, que reúne ministerio y comunidades autónomas. Hacía diez años que no se presentaba ningún representante de Catalunya a la reunión.
Este es uno de los puntos clave de la estrategia del president para rehacer vínculos con el Estado y con sus instituciones. También con el poder judicial. Illa participó este viernes en la apertura del año judicial en la sede del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, en un gesto que el presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, le agradeció públicamente. Ningún president acudía a estos acte desde el 2015, cuando Artur Mas fue investigado por la consulta del 9-N.
Parlament pacificado
La visita de este 12 de octubre a Madrid para participar en la celebración de la Hispanidad será, además, la guinda de una semana en que Illa ha demostrado en el Parlament hasta qué punto ha conseguido blindar la mayoría que permitió su investidura. El PSC ha podido aprobar todas las resoluciones que presentó ante el pleno, con las cuales se recoge las conclusiones del debate y se insta al Govern a actuar. El año pasado de las 20 propuestas de resolución que presentó ERC, que entonces ostentaba la presidencia de la Generalitat, solo consiguió aprobar tres completas y cinco de manera parcial. Todas las resoluciones que planteó esta semana el PSC abordaban cuestiones de gestión. Solo una propuesta -de tres líneas- se refería de manera genérica al "conflicto político" y reclamaba un diálogo en que se abordaran las "cuestiones de fondo" que lo han provocado. Sin embargo, casualmente, esta resolución fue retirada al último momento antes de la votación.
Mientras Esquerra y los Comuns han blindado la mayoría del Govern por lo que respecta a la gestión, el PP y Vox se han encargado de apoyar al PSC en las cuestiones referentes al procés. Ninguna de las propuestas de Junts, ERC y la CUP sobre las relaciones con España, la no aplicación de la amnistía por parte de los jueces o reclamando la no normalización de las relaciones con la Corona han conseguido prosperar, todas se han estrellado contra la barrera impuesta por las tres fuerzas constitucionalistas. Tampoco ha conseguido superar la votación la única resolución que fueron capaces de pactar los tres grupos independentistas para denunciar la actuación de los jueces y advertir que la represión no ha acabado. El Parlament todavía no ha celebrado ningún pleno ordinario y Illa ya ha dejado claro que ha acabado con los desafíos constantes de la Cámara catalana.
Tensión dentro del independentismo
Con ERC sumergida en una guerra interna sin cuartel y Junts, en proceso de decidir como encauzar su futuro en la oposición, la comodidad con que Illa despliega su estrategia es absoluta. Incluso ha conseguido que los independentistas se acaben tirando los platos a la cabeza -también- por el contenido de las resoluciones que han planteado en el debat de esta semana. Laura Borràs ha reprochado este viernes que ERC presentara una propuesta sobre el referéndum, sabiendo que sería tumbada, lo cual, según su opinión, "pone en riesgo el legado del 1-O".
La desactivación de los partidos independentistas llega hasta el punto que la decisión de Illa de acudir a la celebración de la Hispanidad prácticamente no ha provocado ninguna reacción. Apenas una tímida crítica de Junts ante el hemiciclo. Nada que ver con el chaparrón que tuvo que aguantar Pasqual Maragall cuándo en el 2004 anunció que, por primera vez, un president iría al desfile lo cual provocó reproches de consellers de su propio Govern de ERC e ICV.
Ya ni los nombramientos del Govern despiertan ninguna reacción y el president completa su rompecabezas en el sottogoverno sin problemas. Este martes, el Consell Executiu ha nombrado como nueva delegada de la Generalitat ante la UE a Ester Borràs, que fue subdirectora de España Global, el órgano creado por Josep Borrell como ministro de Exteriores para desactivar el discurso independentista.
En definitiva, Illa llegará a Madrid después de girar como una tortilla la situación en el Parlament y habiendo demostrado que el hecho de gobernar en un ejecutivo en solitario, con solo 42 de los 135 escaños, no resta solidez a su gabinete, porque el blindaje de ERC y Comuns está garantizado, hasta el punto que esta semana al debate de investidura se ha permitido anunciar actuaciones a cinco años vista, es decir, más allá de la actual legislatura. El president ha cuadrado el círculo y se podrá presentar ante Felipe VI con un misión cumplida.