Tiempo, paciencia, mano tendida a la oposición y compromiso de cumplir los acuerdos que le han permitido ser president de la Generalitat y promesas pendientes de convertirse en realidad ante la presión de los grupos de la oposición, empezando por Junts y ERC. Este es el mensaje que ha enviado Salvador Illa en la segunda sesión del debate de política general que se ha celebrado este miércoles en el Parlament, ante los partidos que han querido reivindicarse como alternativa al Govern liderado por el PSC.
🔴 Debate de política general al Parlament de Catalunya, DIRECTO
Desde Junts, con Albert Batet como presidente del grupo parlamentario y aunque este partido no llegó a ningún acuerdo con los socialistas el pasado verano, también lo han reclamado que el PSC y el PSOE cumplan los acuerdos que tienen pendientes, empezando por el de la amnistía. Illa ha vuelto a reclamar al poder judicial que aplique. En los escaños del president Carles Puigdemont y de Lluís Puig, que esperan la amnistía, seguía luciendo un lazo amarillo. Batet también ha puesto encima de la mesa otros elementos que los juntaires llevarán a votación mañana jueves, como el salario mínimo catalán, que Illa, con esta "mano tendida" se ha abierto a estudiar.
Con todo, el president de la Generalitat los ha reprochado que el partido tenga la voluntad de desestabilizar, que su voluntad fuera ir a una repetición electoral del 12-M y que los juntaires culpen a los socialistas de la situación que sufre el catalán cuando solo hace ocho semanas que entró en el Palau de la Generalitat. A su vez, Batet ha recriminado a Illa que los 7 diputados que su partido tiene en Madrid "haya hecho el trabajo" que el Govern y los 19 diputados del PSC no hacen".
Compromiso ante el Parlament con la financiación singular
Ante la complicadísima situación de ERC, partido que tiene 20 diputados imprescindibles para Illa, el president de la Generalitat se ha comprometido a "dejarse la piel" para hacer realidad el acuerdo para la financiación singular, elemento clave en su pacto de investidura. Minutos antes, Josep Maria Jové había advertido que si no había unas concreciones y unos avances que había echado de menos en las últimas declaraciones del president, la legislatura sería corta tanto en la cámara catalana como en el Congreso de los Diputados: "Sin concreciones no habrá conversaciones en los presupuestos y todo el mundo sabe que las legislaturas avanzan con presupuestos", ha dejado caer el presidente del grupo parlamentario. Ante estas advertencias, Illa se ha apresurado a mostrar su compromiso con el pacto, advirtiendo que este no será un camino fácil de recorrer.
Con los comunes, el otro partido con quien Illa pactó la investidura, el debate parlamentario ha estado muy similar a lo que ha mantenido con los republicanos. Los de Jéssica Albiach, que no ha asistido al pleno, han puesto su foco en los acuerdos en materia de vivienda y transporte público que firmaron en agosto y Illa ha reiterado su voluntad de hacerlo realidad. En su réplica también ha prometido "medidas" para controlar los alquileres de temporada, que es una batalla de los comunes pero también de Esquerra que quiere recuperar el decreto del gobierno Aragonès que cayó en el mes de mayo. Como con ERC, sin embargo, Illa también ha advertido los ha advertido que resolver la situación del sistema de Rodalies en cinco meses es "literalmente imposible", pidiendo tiempo otra vez a sus socios. Así y todo, David Cid, el portavoz de los comunes, lo ha advertido que los presupuestos serán una prueba de fuego para comprobar si el Gobierno sigue "el buen camino" en este sentido.
Illa invita el PP a sumarse a la lucha para el catalán
Illa no se ha limitado a alargar la mano solo a sus socios sino que también la ha alargado al PP de Alejandro Fernández que ha asegurado no tragarse ninguna de las promesas del president de la Generalitat, empezando por la de la construcción de 50.000 viviendas. A pesar de estas críticas, el socialista se ha mostrado convencido de que incluso puede haber puedes con los populares, a quien ha invitado a sumarse a las reivindicaciones para hacer que el catalán (también el euskera y el gallego) sea una lengua oficial a las instituciones europeas o al Pacte Nacional per la Llengua, elaborado en la pasada legislatura y que ya está prácticamente terminado. En este caso, sin embargo, Illa se ha encontrado con un muro y es que Fernández se ha negado en rotundo, asegurando que no dará apoyo a un pacto que apueste por la inmersión, que ha tildado de "fracaso" y las multas.
En el caso de la CUP, aunque ha reconocido que es difícil que los anticapitalistas los convenzan de que sus métodos revolucionarios son mejores que su apuesta para ir a paso a la hora de transformar a la sociedad, ha reconocido a Laia Estrada y Laure Vega, ya que las dos han hablado desde el atril del Parlament, que algunos de los suyos análisis son "acertados". Con la oposición de los anticapitalistas a las "recetas sociovergentes de siempre" parece complicado que suban llegar a ningún acuerdo parlamentario pero Illa los seguirá extendiendo la mi". Ferran Pedret, el último a intervenir como presidente del grupo parlamentario socialista, también ha hecho referencia a esta idea, invitando en toda el resto del arco parlamentario a llegar a "grandes consensos".
Puerta cerrada a la ultraderecha
Siguiendo el guion marcado por sus primeras intervenciones como president, Illa ha asegurado que hay dos partidos con quienes no llegará a acuerdos ni siquiera los negociará: Vox y Aliança Catalana. Hoy los ha reprochado a las dos formaciones que se empeñen al relacionar inmigración y delincuencia y a Sílvia Orriols la ha acusado de tener una mentalidad más propia de la edad media o de los años treinta del siglo pasado que del 2024.
Un president que se reivindica como gestor
En este primer debate de política general de Illa como a president de la Generalitat más de uno le ha reprochado que sea una persona de perfil bajo. Este martes, desde de Esquerra Republicana criticaban su falta de ilusión y que se pareciera más a un delegado de la Moncloa que a un president de la Generalitat de Catalunya; Alejandro Fernández del PP bromeaba a través de las redes ("La DGT recomienda: Si escuchara al president Illa no conduzcas", escribió en un tuit que ha borrado) y Laure Vega de la CUP lo ha acusado de "aburrir a Catalunya". Lejos de avergonzarse, Illa ha querido abrazar esta idea y ha asegurado en sede parlamentaría que uno de sus deseos es que el legado que quede de su presidencia es que haya sido un "buen gestor": "Hay quien me llama gestor con un tono despectivo, pero no me hace daño, me enorgullece", ha sentenciado.