Preguntar por una cosa y que te respondan por otra que no tiene casi nada que ver. Eso es lo que le ha pasado al diputado Jon Iñarritu (EH Bildu), perplejo por la respuesta recibida ante una cuestión formulada en el Congreso de los Diputados dirigida al Gobierno.
Ante los escándalos sucesivos por los pronunciamientos de varios grupos de militares de dudoso encaje democrático, el diputado entró en registro, el pasado 23 de diciembre, una pregunta en la cual no se preguntaba por los posicionamientos de militares retirados, sino por el posicionamiento de un grupo de militares en activo, integrado por oficiales y suboficiales de la IX Promoción de Artillería, en que se daba apoyo a militares retirados que defendían "posturas ultras y hacían llamamientos a fusilamientos masivos".
Ante este hecho, Iñarritu pide al gobierno respuesta a las siguientes preguntas: Qué medidas ha tomado el Ministerio [de Defensa] con respecto a estos hechos?; ¿Es consciente el Ministerio de la presencia de ultras y neofranquistas en su seno?, y Contempla tomar alguna medida para detectar y expulsar a los ultras que formen parte de las Fuerzas Armadas?
Tal como ha indicado el diputado vía Twitter, adjuntando los textos de las preguntas y la respuesta, a una pregunta sobre militares en activo, "responden hablando de varias cosas y un párrafo sobre los militares retirados. ¿Por qué no responden a lo que se les pregunta?"
Efectivamente, el Gobierno divaga en una respuesta que no entra en la cuestión formulada, sino que se enreda en consideraciones como que las fuerzas armadas "trabajan al servicio de todos los españoles, sin distinción y sin esperar nada a cambio", que "la condición de militar se adquiere después de superar unos planes de estudios modernos y alineados con el sistema educativo" o bien que "los militares se educan en unas reglas de comportamiento que se adquieren con un método continuado de formación y exigencia personal".
Finalmente, el Gobierno entra en materia, pero desviando la respuesta sobre las actividades de militares retirados, no sobre los militares en activo, asegurando que "las opiniones particulares de ciudadanos en cuanto a militares retirados ya no están sujetas al deber de neutralidad política, ni responsabilidad disciplinaria, son exclusivamente suyas". Eso sí, aseguran que estas opiniones "han estropeado, lamentablemente, la imagen de la institución militar". Una pequeña autocrítica que, de todos modos, no sirve a lñarritu, porque él había preguntado por otra cosa. Y de momento continúa sin respuesta.