La incertidumbre se apodera del Partido Popular durante la primera vuelta de las primarias para escoger al sucesor de Mariano Rajoy, donde todas las opciones están abiertas para el futuro liderazgo de un partido poco acostumbrado a la democracia interna. Será finalmente un escaso 7'4% de los afiliados, es decir, un total de 66.384 inscritos, los encargados de decidir este jueves quién pasará al congreso de los días 20 y 21 de julio, de los seis contendientes en juego: Maria Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Casado, José Manuel García-Margallo, José Ramón Hernández y Elio Cabanes.
La jornada electoral empezará a las 09:30 horas y finalizará a las 20:30h, hora peninsular. Los afiliados podrán ejercer su derecho al voto en las 1.096 sedes habilitadas y dispondrán de dos papeletas: la primera, para el nombre del candidato, y la segunda, en lista abierta, con la que escogerán a los compromisarios que quieran que los representen en el congreso. De forma general, todas las sedes contarán con dos urnas, excepto algunas que contarán con tres para los compromisarios de Nuevas Generaciones. Una vez acabada la jornada, el recuento de votos se centralizará en la sede nacional del partido, en Génova, donde de momento está confirmada la asistencia de Cospedal y Casado.
La cuestión es que la incapacidad de prever el comportamiento de los inscritos mantiene las incógnitas abiertas, ante una militancia acostumbrada al dedazo para escoger delfín: la última vez, con el del expresidente José Maria Aznar, que escogió a Mariano Rajoy. Este dirigente popular, sin embargo, se ha mantenido al margen para garantizar que no favorecía uno u otro participante, aunque su entorno reconocía la "preocupación" de Rajoy, ya afincado en Santa Pola y trabajando en el registro de la propiedad de este municipio de Alicante.
Asimismo, el bajo número de militantes que votarán también ha levantado los recelos del entorno del exvicesecretario, Pablo Casado, quien cree partir de una posición atrás de la de Santamaría y Cospedal, al considerarlas de forma implícita "el aparato" –como también las ha acusado el exministro a José Manuel García-Margallo–, en busca del voto de protesta. Precisamente, los barones territoriales se han posicionado públicamente y de forma mayoritaria por una u otra de las exmanos derechas de Rajoy.
El hecho es que el sesgo de participación podría redundar en que una mayoría de cargos sean orgánicos, con el temor a la devolución de favores a la expresidenta española y exvicesecretaria. Por eso, Casado ha apelado los últimos días a "no tener miedo" a la hora de votar, aunque en algunas sedes la queja ha sido que no habría sobres para las papeletas y estas se tendrían que doblar para ser introducidas en la urna.
De la misma manera, Cospedal y Casado se podrían ver favorecidos por las bases, que algunas teorías apuntan que acostumbran a premiar el talante más purista y desacomplejado en ideología: la primera, más conservadora y que reivindica el "haberse roto la cara por el partido" durante los años de los casos de corrupción que asediaron el PP, como el despido "en diferido" de Bárcenas; el segundo, próximo a las tesis de Aznar sobre el proyecto nacionalista español, y liberal de bajada de impuestos –más similar a Ciudadanos.
Consciente de este agravio ideológico comparativo, al ser más moderada que los otros dos y con menos control del PP en estos últimos años, Soraya Sáenz de Santamaría ha intentado orientar la campaña a mostrarse como el "voto útil" para recuperar el gobierno de manos de Pedro Sánchez, ya que es la preferida de los ciudadanos en las encuestas, pero podría no serlo de los militantes por el razonamiento anterior.
La solución al enigma se conocerá entre este jueves en la noche o el viernes, una vez los militantes y los candidatos hayan votado en las sedes respectivas: Santamaría y Casado en la peña de la calle Goya en Madrid, con sólo media hora de diferencia (12h y 12:30h); Elio Cabanes en la Font de la Figuera, Valencia (9h); Cospedal, en Albacete (13h); José Ramón García-Hernández, en Ávila (12:30h); José Manuel García-Margallo, en Jávea (13h).
El resultado de esta primera vuelta, si bien, podría ser clave si es que finalmente una mayoría de barones y aparato se abre a que los compromisarios ratifiquen al ganador de las bases el día 21 de julio para evitar así una guerra civil en el seno del PP.