La consellera de Territori, Sílvia Paneque, y la secretaria general de Esquerra Republicana, Elisenda Alamany, anunciaron este lunes que la operadora de Rodalies se constituirá antes de que acabe en el 2025. El objetivo es que la principal operadora de la red ferroviaria catalana, como es Renfe, pase a manos de la nueva empresa mercantil que tendrá el nombre de Rodalies de Catalunya. De hecho, esta empresa, tal como dice el acuerdo entre el PSOE y Esquerra Republicana para la investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estará compuesta por un consejo de administración de forma paritaria entre la Generalitat y la Administración General del Estado, con el presidente del consejo miembro de la Generalitat y con voto de calidad. A pesar de la mayoría de la Generalitat, el Estado se ha guardado un as en la manga porque las decisiones más importantes, que se definirán en los estatutos que tendrán que estar terminados en marzo, serán votadas con una mayoría cualificada.
El objetivo es que esta empresa asuma los trenes, los trabajadores y los permisos, junto con el resto de elementos que gestiona Renfe en Catalunya. El año 2010 ya se hizo un intento de traspaso parcial, que sirvió para que fuera la Generalitat quien tuviera la capacidad de decidir la contratación, pero no asumió dotaciones económicas, hecho que imposibilitaba que el gobierno catalán decidiera a la operadora. Con el nuevo acuerdo entre socialistas y republicanos, la Generalitat ya ha conseguido este abono económico de 283,4 millones de euros que el Estado debía al Govern en el marco del traspaso parcial de competencias de hace quince años, pero habrá que ver quién es el que paga los nuevos trenes a partir de ahora: si la misma Generalitat o el Estado.
Conflicto con los trabajadores y una filial momentánea para hacer el traspaso
Otra de las incógnitas es qué pasará con los trabajadores de Renfe, un elemento que ha causado polvareda. Los comités de empresa de Renfe y Adif amenazaron con ir a la huelga después del anuncio del lunes y la reunión entre el Gobierno y la Generalitat. El caso es que hay dos elementos polémicos y que crean dudas entre los trabajadores: primero, que la Generalitat quiera sacar la infraestructura por donde circula el R1, la primera línea que pasará al Govern, de la Red Ferroviaria de Interés General (RFIG); y, segundo, "la indefinición jurídica" sobre el futuro de la plantilla del Grupo Renfe.
El caso es que habrá que ver cómo la Generalitat y el Ministerio casan técnicamente el hecho de continuar con el Grupo Renfe y Adif, tal como se habían comprometido con los trabajadores, con la creación de la nueva empresa mixta Rodalies de Catalunya. La consellera Paneque aseguró que se acordará una "transición pautada" con Renfe para mantener los derechos laborales y la permeabilidad del personal. De hecho, Paneque subrayó la complejidad jurídica del procedimiento y explicó que habría un "paso previo para asegurar la continuidad de los trabajadores" con una "filial para separar del grupo Renfe la parte que corresponde Rodalies". Otra problemática es que, en Catalunya, hay pocos maquinistas y hay una gran cantidad que vienen de todo el Estado español a formarse. El objetivo a corto y a medio plazo es incrementar la cantidad de maquinistas catalanes, pero, mientras tanto, habrá que aclarar como la nueva empresa mixta podrá 'adoptar' trabajadores de todo el Estado si son empresas diferentes.
El traspaso de Adif
Otra de las incógnitas será el traspaso de Adif, la empresa pública que gestiona las infraestructuras ferroviarias y que genera la mayoría de problemas en la red. En principio, las infraestructuras pasarán a formar parte de la empresa de la Generalitat, Ifercat, que ya gestiona la línea 9. Ifercat cuenta con diez trabajadores, pero el Govern de la Generalitat la dotará de más personal en los próximos meses. Por lo tanto, una vez se ejecute todo, tendrán que trabajar conjuntamente hasta cuatro empresas diferentes: Renfe, Adif, Rodalies de Catalunya e Ifercat.
La R1 como conejito de indias y la incógnita del control de tráfico
Quien hará de conejito de indias como primer paso para el paso de Renfe y Adif, a Rodalies e Ifercat será la R1, la línea del Maresme. De hecho, fue la primera línea que, en 1848, y significó la llegada del ferrocarril a la península Ibérica. El primer paso es pedir al Gobierno que segregue este tramo Bifurcación Sagrera -que queda excluida del traspaso porque da servicio a otras infraestructuras de competencia estatal- y Maçanet-Massanes de la llamada Red Ferroviaria de Interés General, el catálogo de líneas que son competencia exclusiva del Estado. En principio, el Consejo de MInistres dará el visto bueno durante el primer trimestre de este año. El caso es que este tramo solo lo utilizan las líneas de Rodalies y Regionales, R1 y RG1 y no circulan trenes de mercancías. Por eso, se empieza por este tramo.
Cuando se ejecute el traspaso, la Generalitat, a través de la empresa pública Ifercat, gestionará 73 kilómetros de vía (la mitad de los cuales en vía única), 22 estaciones y apeaderos, 8 túneles y 12 pasos a nivel, entre muchos otros elementos. Eso significará que el Govern de la Generalitat podrá decidir los cambios que se puedan hacer, como el cambio de las catenarias, vías u obras en las estaciones. Con todo, habrá que ver quién paga y de dónde sale el dinero si se quiere hacer obra nueva, así como su mantenimiento. Todo se gestionará a través de un convenio entre Adif y la empresa de la Generalitat, y se tendrá que actualizar el Plan Rodalies. El primer lugar en el cual se verán cambios estará en las estaciones y más adelante también se aclarará como entra el Gobierno dentro del Control de Tráfico Centralizado (CTC), que a estas alturas forma parte de Adif y que será, probablemente, a través de un consorcio.
Mientras se ejecute el R1, se empezará a hacer lo mismo con las líneas R2 de Sant Vicenç de Calders y el R3 entre l'Hospitalet, Vic y Puigcerdà (aunque habrá tramos que formarán parte de la gestión de Adif). Con todo, uno de los elementos más criticados por Junts per Catalunya es el vocabulario que ha utilizado Esquerra Republicana para definir el pacto de "traspaso integral", y es que el Estado seguirá formando parte de la gestión. Con todo, uno de los elementos que piden a los alcaldes de fuera del área de Barcelona es que, con la nueva gestión, se descentralice el servicio de Rodalies y se deje de pensar el servicio focalizándose en la capital de Catalunya. Un ejemplo son las reclamaciones de los cuatro alcaldes del Penedès. Con el traspaso, el mundo local notará proximidad y a largo plazo se notarán los cambios a través de las inversiones enmarcadas en el plan Rodalies.
Las obras prioritarias
El pasado lunes también se abordó el plan de Rodalies para el periodo 2026-2030, que se tiene que validar el mes de julio, que incluye una estación intermodal en Tarragona, mejorar la capacidad e intermodalidad de la estación de Martorell, duplicar la línea Montcada Bifurcació-Puigcerdà en el tramo de Montcada a Parets -que, de hecho, tiene ya las obras en marcha-, la viabilidad de la nueva estación Torelló-La Garrotxa, la remodelación de la estación de Vila-seca, de Martorell y de la playa de vías en l'Hospitalet de Llobregat y Sant Vicenç de Calders. Se ha acordado igualmente mejoras en infraestructuras en el Maresme, con la pacificación de la N-II y la mejora de la conectividad de la C-32, con una inversión de 384 millones.