Después de que el presidente español, Mariano Rajoy, disolvió el Parlament el pasado 27 de octubre, el independentismo ha recuperado esta mañana el control de la Cámara. Ha situando al frente al republicano Roger Torrent, con el apoyo de los votos de los diputados de JuntsxCat, ERC y la CUP presentes en el hemiciclo y con la delegación del voto de los tres diputados encarcelados. Y lo ha hecho, además, sin tensión. El nuevo presidente ha lanzado numerosos llamamientos en su discurso a recuperar la política y las instituciones, a "coser la sociedad catalana" y a extender la mano para buscar el acuerdo, mientras que los grupos independentistas incluso han evitado pedir la delegación del voto de los diputados en el exilio para no encender un pleno que tenía que dirigir la Mesa de edad.

"En lo que depende de mí trabajaré incansablemente para que esta legislatura, la política vuelva a situarse en el centro de todo. Conjurémonos por recuperar las instituciones del país y volver a ponerlas al servicio de la ciudadanía", ha reclamado Torrent al tomar la palabra.

El presidente ha denunciado los escaños vacíos de los tres encarcelados - "de manera absolutamente injustificada" - y los cinco exiliados, y ha reclamado poner fin a esta situación, pero al mismo tiempo se ha comprometido a buscar el acuerdo. "Por encima de las convicciones están los principios, y quiero hacer de la democracia y la convivencia los pilares fundamentales de mi mandato", ha garantizado en un discurso que ha cerrado al grito de Visca la democràcia! Visca Catalunya!".

Las piezas se han movido hoy en el Parlament y el efecto causado por el discurso de Torrent se ha hecho evidente en comentarios en los pasillos de la Cámara y en las declaraciones de los grupos que han ido desfilando por la sala de prensa al acabar el pleno.

La CUP se ha mostrado crítica con sus palabras, en especial con el hecho de que no hubiera ninguna referencia al 1-O. "Este discurso no va en el buen camino para materializar la república", ha lamentado Carles Riera, que ha situado la intervención en un marco autonómico.

Por el contrario la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, ha evitado valorar la intervención del nuevo presidente y se ha centrado en denunciar las palabras reivindicativas del responsable de la Mesa de edad, Ernest Maragall. Es más, cuando se le ha pedido explícitamente una valoración de la voluntad de consenso expresada por Torrent, Arrimadas se ha zafado de hacerlo y se ha referido a declaraciones anteriores del nuevo responsable de la Cámara para asegurar que su grupo tiene pocas esperanzas en la voluntad real de consenso que manifiesta.

Sí han valorado, en cambio, de manera positiva esta voluntad de acuerdo tanto el portavoz del PP, Santi Rodríguez, y la portavoz del PSC, Eva Granados, como el líder de los comuns, Xavier Domènech.

De hecho, los socialistas esta vez se han preocupado ya durante el pleno de marcar distancias con la contundencia del posicionamiento de C's y PP. En el momento en que Arrimadas ha protestado dentro del hemiciclo por la decisión de la Mesa de aceptar la delegación del voto de los diputados encarcelados y ha pedido la reconsideración, el socialista Miquel Iceta ha tomado la palabra para expresar su apoyo a esta decisión que considera avalada por los pronunciamientos del Tribunal Supremo y los letrados de la Cámara.

También las votaciones han dibujado una pequeña grieta en el frente unionista. Frente al apoyo unánime que ha conseguido recoger Torrent entre los escaños independentistas, su rival de Ciutadans, José María Espejo Saavedra, ha constatado cómo, a pesar de contar con el voto de C's, PSC y PP, un diputado unionista ha optado por la abstención. Lo ha hecho, además, en las dos vueltas de la votación a la presidencia.

La ausencia de los diputados encarcelados y exiliados ha estado constantemente presente en el hemiciclo. Desde que se ha puesto en marcha el pleno en el escaño vacío correspondiente al presidente del grupo de JuntsxSí y los de los diputados ausentes de ERC había un lazo amarillo, mientras que todos los escaños correspondientes al Govern han quedado vacíos, aunque habitualmente son el presidente y los consellers salientes los que ocupan este espacio de la Cámara.

Los diputados independentistas, la mayor parte de los cuales lucían lazos amarillos, han mostrado además su apoyo a sus compañeros encarcelados y exiliados con aplausos cada vez que se ha leído sus nombres para hacer efectivo el voto, que, cómo es preceptivo, se ha hecho con urna y llamando a los parlamentarios uno a uno. Eso se ha tenido que repetir cuatro veces. Dos, para escoger al presidente con mayoría simple en la segunda vuelta, una para los vicepresidentes y la última para escoger a los secretarios. Las mismas veces que se ha repetido el homenaje a los parlamentarios ausentes.

En nombre de los diputados Jordi Sànchez y Joaquim Forn ha votado el conseller Jordi Turull, mientras que las papeletas del vicepresident Oriol Junqueras las ha introducido la secretària general d'ERC, Marta Rovira. Los independentistas han reconocido que no habían pedido la delegación del voto del president, Carles Puigdemont, los consellers Clara Ponsatí, Lluís Puig, Meritxell Serret y Antoni Comín, exiliados a Bruselas para evitar situar a la Mesa d'edat en una situación complicada.

El pleno ha empezado a las 11 de la mañana con la constitución de la Mesa de edad, que integran al diputado de mayor edad del hemiciclo y los dos más jóvenes.

En contra de lo que es habitual en el pleno de constitución, siempre protagonizado por el discurso del nuevo presidente, el centro de las polémicas esta mañana en el Parlament se ha situado en la Mesa de edad. No sólo porque se ha tenido que encargar de aceptar el voto delegado de los diputados encarcelados, lo cual ha provocado críticas de una parte de la oposición, sino también por la contundencia del discurso que ha protagonizado el presidente de esta primera Mesa. Maragall ha conseguido encender los escaños unionistas afirmando que el 1-O "la ciudadanía se hizo maestra de su destino", antes de concluir su intervención con uno "este país será siempre nuestro". Ha sido la única punta de protestas que ha vivido hoy el hemiciclo.