Las negociaciones para la investidura han marcado un stand-by en la reivindicación en la calle de la Diada de este año. El independentismo se mantiene atento a las conversaciones que los partidos soberanistas abordan en el Congreso para decidir si votan la investidura del nuevo presidente español o si desencadenan elecciones. Sin rebajar la presión, pero expectantes por conocer la solución de unas negociaciones que han otorgado al president en el exilio, Carles Puigdemont, un sorprendente protagonismo. En este contexto, las entidades y los partidos han intentado evitar la imagen de división interna, aunque en el Fossar de les Moreres se han vuelto a repetir los silbidos contra ERC y en la manifestación de la tarde se han escuchado de nuevo los gritos de "Govern dimisión". De nuevo ha sido la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, con su apuesta por una lista cívica y el llamamiento de "independencia o elecciones" quien ha roto el tono dominante de las intervenciones.
La conferencia que Puigdemont pronunció el martes pasado en Bruselas, señalando la amnistía como una condición imprescindible para dialogar sobre la investidura y la atención que ha provocado en el Estado, se ha convertido en el prólogo de la Diada y ha marcado el desarrollo. El president en el exilio ha intervenido este lunes, a través de un audio, en un acto en el Fossar de les Moreres. Ha reivindicado la necesidad de defender la nación y no ha hecho ninguna referencia a las negociaciones en el Estado. Pero en la calle, los gritos de apoyo a Puigdemont se han repetido a lo largo de toda la jornada como en las convocatorias anteriores.
También el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha estado presente en los actos de la jornada. Ha tenido que sustituir al presidente de ERC, Oriol Junqueras, en los actos del partido después de que este explicara que había dado un positivo en Covid. El president ha acudido también a la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova, donde el año pasado la delegación de ERC tuvo que encajar silbatos y protestas del público y ha participado en la manifestación de la tarde convocada por la ANC, después de no acudir el año pasado en medio de un enfrentamiento de Esquerra con la entidad. Esta vez, sin embargo, el president se ha ahorrado los silbidos y solo se han registrado protestas contra la delegación republicana la noche del domingo en el Fossar de les Moreres.
Manifestación
También la manifestación de la tarde se ha desarrollado plácidamente. La convocatoria ha reunido a 800.000 participantes, según la ANC y 115.000, según la Guardia Urbana. Después de las tensiones que presidieron la Diada del año pasado, el viernes Òmnium, el Consell de la República, la Assemblea Nacional Catalana, la Associació de Municipis per la Independència (AMI) y la Intersindical firmaron el Pacto Nacional por el Movimiento Civil para la Independencia, que tenía que ofrecer una imagen de unidad entre las entidades independentistas.
Este ha sido uno de los hilos argumentales de los parlamentos que se han escuchado por la tarde en el acto político posterior a la manifestación. El presidente de Òmnium, Xavier Antich, ha defendido esta iniciativa advirtiendo que "la única cosa que puede dar miedo al Estado y puede empujar a los partidos independentistas es la cohesión del independentismo", mientras que en nombre del Consell de la República ha sido Lluís Llach quien ha advertido que la desunión debilita el independentismo. "Sabemos la importancia del día a día y el mientras tanto, pero no es admisible que las luchas políticas nos hagan perder la viabilidad de nuestro futuro como país", ha advertido. También el presidente del AMI, Jordi Gaseni, ha subrayado la importancia de este pacto nacional firmado el viernes y ha asegurado que "es una buena herramienta".
No obstante, la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, a pesar de celebrar la unidad de las entidades, ha cargado directamente contra los partidos y ha defendido la lista cívica que impulsa la Asamblea. Feliu ha reclamado que cualquier acuerdo en el Estado tiene que ser "independencia o nada" y que el Parlament tiene que comprometerse con el 1-O o, en caso contrario, el Govern tiene que convocar elecciones. "Cualquier cosa que no sea así rebaja los mínimos democráticos y blanquea el Estado español ante Europa", ha advertido Feliu, que ha reclamado que si los partidos no se atreven a hacerlo deben dar paso a otra gente y convocar elecciones. Desde el público se ha respondido a la apelación de Feliu coreando el lema "Govern dimisión". Ha sido el único momento del acto en que se ha impuesto este grito.