La calidad de la democracia en España, en general, ha experimentado un retroceso en los últimos años, según los indicadores internacionales de democracia. Si el retroceso es más o menos pronunciado depende en gran medida de la sensibilidad de cada indicador. En los índices elaborados con metodologías poco sensibles a los cambios, como los “minimalistas” y los de grado como Polity IV, España se mantiene en los mismos niveles o experimenta pequeños descensos. En cambio, España sufre un descenso mayor en indicadores más complejos, cuya metodología ofrece mucha más sensibilidad y, por tanto, tienen la capacidad de registrar registrar mayor variación. Esta categoría incluye indicadores como Freedom House, The Economist Democracy Index (DI) o Varieties of Democracy (V-Dem). El descenso que apunta este último índice es particularmente relevante: en 2016, 2017 y 2018, V-Dem situó la democracia en España en su nivel más bajo de la etapa constitucional (1).

En los últimos meses estos rankings han sido utilizados frecuentemente, tanto para defender la solidez de la democracia en España como para denunciar su deterioro. Los principales órganos de acción exterior del gobierno español han utilizado varios índices, entre ellos Freedom House, Democracy Index o V-Dem, para mostrar cómo la posición de España sufre pocas variaciones o incluso mejora. Otras publicaciones, más o menos cercanas al independentismo, se han afanado en asegurar lo contrario: que España no sale bien parada en los rankings internacionales. Algunos medios de comunicación como Politico se han hecho eco de esta guerra de rankings. (2) ¿Qué tipos de índices existen y qué muestran sobre la evolución de la democracia en España en los últimos años?

Tipos de índices

Existen dos tipos principales de indicadores de democracia: los "minimalistas" o dicotómicos y los de grado. Los índices minimalistas, como los de Cheibub-Gandhi-Vreeland o los de Boix-Miller-Rosato, clasifican los países en dos grupos: si son democracias o no. Al admitir sólo dos valores (democracia o no democracia), ofrecen poco detalle de la evolución del sistema democrático de un país. Así pues, ayudan poco a resolver la guerra de rankings.

El segundo tipo de indicadores, los de grado, mide la democracia con una escala más amplia, de forma que es más probable que ayuden a detectar matices en la evolución de los regímenes políticos. Si un país obtiene una puntuación alta, significa que sus niveles de democracia son elevados y viceversa. Cuatro de los indicadores de grado más destacados son Polity IV, Freedom House, DI y V-Dem (3).

Polity IV es un indicador actualmente en revisión, pues funciona con una metodología más bien anticuada que no permite detectar mucha variabilidad en el tiempo. Una de sus anomalías es que la moda de la distribución se sitúa en su valor más alto: entre 30 y 40 países tienen una puntuación de 10 (el índice va de escala -10 a 10), así que con Polity IV es difícil estudiar variaciones en los niveles de democracia en países de la OCDE (4).

El índice Freedom House ha cambiado recientemente su metodología, cosa que solo permite tener una visión agregada de su índice principal en los últimos años. Según este indicador, los niveles de democracia en España han descendido desde el año 2012 de 97 a 94 puntos en una escala de 0 a 100. Una vista más detallada muestra que ese descenso se debe principalmente al deterioro de la libertad de expresión.

Democracy Index

En el DI, los países se mueven en un rango de 0 a 10. Su metodología ofrece algo más de variabilidad que los anteriores. Según este índice, España ha experimentado un ligero descenso en los últimos años, de 8,30 a 8,18 puntos. El informe DI de 2017 destacaba que España se ha situado cerca del grupo de democracias débiles. Pese a todo, los niveles actuales de democracia de España son todavía superiores a los de los años posteriores a la crisis económica. Esto se debe a que el DI es un indicador muy sensible a la situación económica del país.

En el informe de 2019, publicado este miércoles, indican que las deficiencias democráticas relacionadas con el tratamiento dado "a la cuestión catalana" ya quedan registradas en índices de años anteriores (en 2018 fue de 8,08). El ascenso de este año se atribuye a la celebración de elecciones locales que fueron consideradas libres y justas.

V-Dem

V-Dem, por último, es un índice desarrollado recientemente y ofrece más variabilidad que los anteriores, además de una metodología moderna y transparente (ver, por ejemplo, su libro de códigos, de casi 400 páginas). V-Dem no mide la democracia a través de un solo índice, sino que parte de un enfoque multidimensional y distingue entre cinco tipos ideales de democracia: Deliberativa (Delibdem), Igualitaria (Egaldem), Liberal (Libdem), Participativa (Partipdem) y Electoral (Polyarchy). Obviamente hay una correlación importante entre todos los índices, pero es importante tener en cuenta que no puede hablarse del índice V-Dem en términos genéricos, sino referenciar el indicador concreto entre los que lo componen.

El gráfico muestra la variación de los cinco indicadores de democracia de V-Dem desde el final de la dictadura franquista. Los indicadores experimentaron un fuerte ascenso entre 1976 y 1979; cierta estabilidad hasta 2010, y tendencia negativa a partir de 2010.

Los niveles más bajos de democracia se registraron en 1976 en los cinco indicadores. A continuación, siguen 1977 y 1978. Los siguientes años con registros más bajos de democracia en España son 2016, 2017 y 2018, con niveles en la mayoría de los casos por debajo de los de 1979, el primer año tras la aprobación de la Constitución. V-Dem, pues, indica que la calidad de la democracia en España ha caído a niveles previos a la etapa constitucional.

Al analizar el índice de forma más detallada, se observa que los subindicadores que explican el descenso entre 2010 y 2017 son los que miden la facilidad de iniciar y aprobar plebiscitos, la capacidad crítica de los medios de comunicación y la capacidad de los ciudadanos, la sociedad civil y los medios para someter el gobierno a rendimiento de cuentas.

Jordi Mas Elias es investigador de la Universitat Oberta de Catalunya. El original de este artículo se publicó en el Blog de los Estudios de Derecho y Ciencia Política.

Notas
(1) En este RPubs es posible acceder a la versión ampliada de este apunte y a los códigos utilizados para el análisis.
(2) En una versión más amplia de España en los indicadores internacionales de democracia puede consultarse un análisis más detallado del caso.
(3) Ver Norris 2008: 54-78, Rubin 2010: 29-33, Coppedge 2011: 247-267.
(4) Una dura crítica del índice en Treier and Jackman, 2008.