Ciutadans está en peligro de extinción. La prueba empírica es el discurso que ha pronunciado este sábado Inés Arrimadas, que se ha despedido de la dirección del partido en un discurso de media hora en la asamblea de refundación de la formación. La exlíder de la oposición en Catalunya ha fracasado en su papel al frente del partido. Lo ha admitido de forma clara: "Ni yo ni mi equipo hemos sido capaces de corregir la mala situación que vive el partido desde hace muchos años". Es por eso que ha señalado que después del desastre andaluz de este verano, ella misma consideró que había que acelerar el proceso de refundación de Ciudadanos.

"El partido tendrá más opciones con una nueva dirección al frente", ha señalado Arrimadas desde la tarima de la sala principal de 'La nube de Pastrana', un complejo para celebrar actos similares a los de este fin de semana ubicado en el barrio de Nueva España de Madrid. Acompañada de la plana mayor del partido, Arrimadas ha insistido en que Ciudadanos necesita "un cambio radical", pero ha querido animar a sus sucesores asegurándoles que hay "partidos liberales europeos" que se han recuperado de situaciones peores que la de la formación naranja. "Conseguirlo solo depende de nosotros mismos, porque nuestros peores enemigos hemos sido siempre nosotros", ha dicho, en medio de una alabanza al optimismo y un escarnio a los pesimistas, a quienes ha acusado de "cobardes".

Arrimadas ha hecho de Arrimadas, como no podía ser de otra manera. Y hacer un repaso de su currículum político ha implicado tener que cargar por enésima vez contra el independentismo. Ha vuelto a situar el españolismo como víctima del soberanismo y se ha vanagloriado de haber "normalizado" hablar castellano en el Parlament, así como "haber hecho que ahora los gobiernos tengan que poner excusas para pactar con los nacionalistas". Aunque ha cargado también duramente contra el presidente español, Pedro Sánchez, por haber permitido que "los nacionalistas se atrevan a pedir cosas que antes no se atrevían", ha pedido ampliar la mirada, y que la nueva dirección no se plantee solo el objetivo de expulsar al presidente socialista de La Moncloa.

La presidenta saliente de Ciudadanos se ha emocionado cuando ha hecho paralelismos entre su vida profesional y personal. Ha destacado que durante su presidencia del partido ha sido madre de dos criaturas y se ha hecho evidente que Arrimadas deja el cargo llevándose amistades hacia casa. El abrazo más cálido que ha dado este sábado la ya expresidenta del partido ha sido con Begoña Villacís, quien también ha hecho un paso al lado en la refundación del partido. Ha habido también un saludo efusivo con Jordi Cañas, y uno de muy frío con Edmundo Bal, su competidor en las últimas semanas. Solo ha dado dos besos a quien le ha querido quitar el trono de la formación.

Arrimadas no desaparece, sin embargo, del mundo de la política. Se mantendrá como portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, ya que mantendrá su escaño en la cámara baja. La nueva dirección del partido, de hecho, considera que la formación no puede tomarse el lujo de perder un activo como ella. Y es más: este verano el partido celebrará unas primarias para escoger al candidato en las próximas elecciones españolas. Está bien abierta la puerta de que Arrimadas se presente, como última bala del partido para garantizar su supervivencia.

Inés Arrimadas durante la asamblea de refundación de Ciudadanos / Foto: EFE