Inés Arrimadas ha comparecido pasadas las once de la noche para dar explicaciones después del descalabro histórico de su partido en las elecciones. Ciutadans ha dejado de ser la fuerza más votada en el 2017 a ser prácticamente residual. Guantazo descomunal en las urnas, que le han girado la espalda de manera implacable a la formación naranja. Han perdido 30 diputados, pasando de los 36 de hace cuatro años a unos escasos 6. Un desastre sin precedentes.
La líder del partido, visiblemente derrotada, ha aparecido al lado del candidato en Catalunya para analizar el descalabro. Ha empezado reconociendo que lo primero que ha hecho ha sido felicitar a Salvador Illa, "que parece que es quien más votos ha tenido", pero enseguida se ha mostrado compungida, sentimiento, dice, que "comparto con muchos catalanes: la sensación de tristeza. El separatismo sale reforzado de estas elecciones. Se avecinan años duros. A pesar de no tener mayoría, el separatismo ha visto reforzada su mayoría en escaños". Arrimadas ha justificado los resultados de los partidos independentistas (y el poco apoyo a su partido) por la poca participación: "Ha sido la peor participación de la historia de la democracia. No hemos sabido mobilizar al voto moderado".
La líder naranja ha recordado que "estoy muy orgullosa de lo que hemos conseguido juntos. Desde el año 2006 el porcentage de votos a Cs ha ido aumentando, aunque en estas circunstancias no ha sido así. Me afilié a Cs como un partido donde veía la voz de la libertad y el constitucionalismo. Seguiremos siendo esa voz de esperanza, valentía e ilusión por nuestra tierra". Una Arrimadas que ha avisado a sus votantes de lo que les espera a partir de ahora, hablando de un "separatismo que utilizará cualquier cosa para hacer ver que el constitucionalismo no existe". Y ha acabado con un retador: "Defender la libertad siempre vale la pena, y en Catalunya, mucho más". Veremos qué pasa mañana en la reunión de urgencia del comité ejecutivo convocada para la tarde y si Carlos Carrizosa continuará al frente del partido en Catalunya después de ser la cara visible del fracaso estrepitoso.