La que se avecina. Ayer se dio a conocer un informe del mes de julio, elaborado por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), sobre el escándalo de los carteles de los hermanos Maragall que se colgaron en una acción coordinada desde la sede nacional del partido, como un acto de falsa bandera antes de las elecciones municipales de 2023. El informe, entre otras cosas, acusaba al entonces jefe de comunicación del partido, Tolo Moya, de haber coordinado la acción, y también que Oriol Junqueras fue informado de la acción, un hecho que ambos implicados han negado desde un primer momento y que ayer, tanto Moya como el entorno de Junqueras, volvieron a desmentir. La filtración de este informe es un capítulo más de la guerra abierta en el interior del partido de Macià y Companys de cara al congreso nacional que se debe celebrar a finales de noviembre y que debe servir para decidir quién liderará el partido los próximos años: si quien fue presidente, Oriol Junqueras, o alguno de los líderes de las otras tres candidaturas.

El informe, fechado en el mes de julio y firmado por Xavier Mombiela, de la comisión de Cumplimiento del partido, debía permanecer en secreto y hacerse público cuando fuera definitivo. ¿Cómo es que no se había conocido hasta ahora, hasta que se ha filtrado a la prensa? La respuesta parece clara: el informe aún no es definitivo. Según ha adelantado Catalunya Ràdio y han confirmado a ElNacional.cat fuentes del partido republicano, la comisión de Garantías de Esquerra rechazó el informe por incompleto y por falta de concreción en las pruebas aportadas. El mismo informe también aseguraba que no había una "estructura B", no censuraba las "campañas de contraste" —el nombre que los republicanos se han sacado de la manga para hablar de acciones como la de los carteles o la de enviar mariachis a la sede de Junts—, pero sí apuntaba que los carteles no fueron una buena idea.

Informe no definitivo

Por ahora, pues, este informe aún está en fase de redacción, y las conclusiones que ayer se hicieron públicas, y que involucraban a Tolo Moya, entre otros, no son, aún, oficiales. Si bien el consejo nacional del partido lo aprobó, fue este órgano interno de Esquerra, por tanto, el mismo partido, y no ninguna de las partes implicadas, quien lo rechazó, reclamando a Mombiela más detalles de la investigación.

Desde el entorno de Oriol Junqueras se asegura que no se trata de un informe técnico, sino político, y que en el capítulo donde se apunta que el expresidente del partido había tenido conocimiento de los hechos, desde Militancia Decidim, la candidatura que lidera el de Sant Vicenç dels Horts, se asegura que solo se escuchó el testimonio de Marta Rovira y que Junqueras no fue llamado a declarar. La falta de pruebas en este informe también fue denunciada por el propio Tolo Moya hace días y, ayer, de nuevo. Asegura que en varias ocasiones se ha puesto en contacto con el partido para presentar documentación relativa a los hechos y poder llamar a declarar a varias personas que pueden aportar detalles, pero que desde Esquerra se han negado a escucharlo para, dice él, "tapar al verdadero responsable". Tolo Moya acusa directamente a Sergi Sabrià, quien fue el jefe del departamento de comunicación del partido y, después, viceconsejero de Comunicación del gobierno de Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat.

Largos días hasta el congreso nacional

La guerra abierta y cainita en el interior del partido sigue, y aún quedan días para el congreso nacional. De las cuatro candidaturas que se presentan son la de Junqueras y la que impulsa la secretaría general, Marta Rovira, las dos que tienen más opciones, pero, si no superan el 50% de los votos, habrá que hacer una segunda vuelta.