"No ha ido bien". Así de raso y así de corto resumían fuentes presentes en la reanudación de las negociaciones entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. Los equipos negociadores de los dos principales partidos del independentismo han vuelto a verse esta tarde para intentar reconducir la situación y evitar que Catalunya se despeñe dentro de quince días en unas nuevas elecciones en julio.
La cita ha sido el resultado de un primer intercambio de mensajes al más alto nivel entre Pere Aragonès y Jordi Sànchez, que han convenido que sus respectivas delegaciones se reunieran para abordar el nuevo escenario abierto después del anuncio de ERC este sábado de abandonar la negociación para repetir la coalición y explorar la posibilidad de gobernar en solitario. Ha sido el primer encuentro tras tres días de mucho ruido durante los que la sombra de la amenaza electoral ha ido creciendo.
Va de 4 votos
Fuentes de ERC lamentan que salen de la reunión con la sensación de no saber qué credibilidad dar a Junts. Explican que Sànchez les ha trasladado su negativa a facilitar la investidura de Aragonès. Ni siquiera, dicen, con los cuatro votos que el mismo secretario general de Junts había planteado ceder si se llegaba a buen puerto.
Instantes antes, desde la formación que lidera el tándem Sànchez-Puigdemont -aunque el president se mantiene al margen de la negociación- ha emitido un breve comunicado que ya apuntaba al bloqueo. Tres frases y ninguna mención a la investidura. Sólo la reclamación en ERC de reanudar las conversaciones para un gobierno de coalición "con el objetivo de implementar el mandato electoral que se desprende del 52% de los votos independentistas". Y un aviso, que "la mejor manera de evitar elecciones es recuperar las negociaciones para hacer un acuerdo de legislatura".
Esta postura choca frontalmente con la determinación verbalizada tanto en público como en privado por parte de Esquerra de aparcar la posibilidad de que Junts entre en el gobierno ahora mismo. La apuesta de los de Junqueras es que los den apoyo a la investidura y darse tiempo para poder madurar el acuerdo con el gobierno ya en marcha. Y una vez llegue, sea en semanas o meses, que los junteros hagan el salto al ejecutivo. Y eso Junts no lo compra.
Después de casi tres meses y más de 30 reuniones, la constatación entre ambas partes es que el gran impedimento para volver a convergir en la Generalitat es la divergencia sobre el camino que hay que seguir para avanzar hacia la independencia. Tanto en el cómo como en el cuándo y el quién. En esencia, mientras ERC insiste en dar crédito a la mesa de diálogo mientras se prepara una alternativa realista, en Junts sitúan la confrontación como la clave para avanzar.
El Consell per la República, la punta del iceberg
El Consell per la República se ha erigido como el gran escollo. Junts quiere que sea el marco donde se pilote el rumbo del procés| y ERC considera que este órgano es un actor más, como lo son la ANC o Òmnium, y que una cosa es que participe del debate y la otra que lidere las decisiones a tomar. Con todo, fuentes conocedoras de las conversaciones afirman que sólo se trata de la punta del iceberg.
A pesar de la decepción, desde de ERC se muestran dispuestos a luchar hasta el último minuto por evitar la repetición de elecciones, que se convocarán automáticamente para medios de julio si el 26 de mayo no se ha investido president. En paralelo a Junts, los republicanos mantienen línea abierta con los comunes, que están dispuestos a dar su sí a Aragonès. 8 diputados que sumados a los 9 de la CUP y los 33 de ERC serían todavía insuficientes. Por si acaso, y según ha podido saber ElNacional.cat, en la sede de Calabria empezarán a poner en marcha la maquinaria de campaña a finales de semana.
En la imagen principal, Aragonès y los negociadores de ERC y Junts en Lledoners. / E. Parey