La ruta europea de la comisión Pegasus ha acabado el periplo por Europa buscando pruebas e información para saber más y mejor sobre el espionaje efectuado con el software israelí. Este miércoles los nuevos eurorrepresentantes ya se han despertado en su casa. El último destino ha sido España, donde se han confirmado decenas de escuchas contra líderes independentistas reveladas por Citizen Lab. De lunes a martes, la comitiva de diez eurodiputados ha tenido una agenda repleta de reuniones con políticos catalanes, sociedad civil e instituciones españolas de segundo nivel. "Ha sido agradable", decía el presidente de la eurocomisión, el popular Jeroen Lenaers, siempre conciliador, al acabar el tour por Madrid.
La misión ha pisado suelo español durante menos de 48 horas y, en este tiempo, ha mantenido seis reuniones, ha suspendido una séptima y ha hecho una rueda de prensa de balance. En los encuentros han participado 18 personas. La visita a Madrid ha dejado escenas no deseadas, incidentes, choques y momentos que van más allá del informe que tendrán que redactar en las próximas semanas.
Zoido como azote del independentismo
El exministro del Interior y actual eurodiputado del PP, Juan Ignacio Zoido, se ha convertido en el opositor jefe del relato de los independentistas que han pasado por la sede en Madrid del Parlamento Europeo, situado en el prestigioso paseo de la Castellana. Subiendo por el ascensor en la sala de reuniones, Zoido reconocía a ElNacional.cat en una conversación informal que echaba de menos el buen tiempo de la capital española y sus asesores recordaban dibujando una sonrisa que en Bruselas nevaba nada más hace una semana.
Las sonrisas se acabaron de golpe tan pronto como Zoido tomó la palabra a la hora de hacer preguntas a los diputados catalanes y replicar a las reflexiones de Pere Aragonès. El primer choque lo protagonizó con el vicepresidente y parlamentario de Junts, Josep Rius, que reprochó al exministro de Mariano Rajoy que hubiera justificado las escuchas al independentismo en una entrevista radiofónica. "La seguridad del Estado no lo puede justificar todo", le soltó Rius, que recibió la reprimenda inmediata de Zoido: "Negaré la mayor. España es una democracia plena, hay separación de poderes y hay garantías del poder judicial". Al querer replicar las críticas de los diputados independentistas, el europarlamentario se quedó con la palabra en la boca porque la comisión tenía la cita con el secretario de Estado e iba con un cohete en el culo. Todo el mundo se levantó y él, derecho y con el micrófono abierto, llegó a lanzar, indignado, unas palabras que poca gente escuchó. "En España no se persigue a nadie por ninguna ideología", casi murmuró.
Durante la segunda jornada, a las nueve de la mañana, un incidente matutino alteró al equipo de protocolo del Parlamento Europeo y de la Generalitat, que esperaban la llegada de Pere Aragonès en la sala. Un fotógrafo, sin querer, tumbó la botella de agua que se tenía que beber el presidente catalán y mojó toda su mesa. Todos corrieron a secar la zona y reemplazarle el brebaje. Pero volviendo al azote Zoido, con la sesión en marcha, el ministro del 1-O se pudo reponer de la interrupción vivida la mañana anterior, reanudó el discurso, empezó a fiscalizar al president de la Generalitat y añadió que en España "no se persigue al que piensa diferente; todas las ideologías están permitidas y lo que no lo está es la comisión de delitos". Para más inri, Zoido sacó a la palestra las supuestas conexiones de Carles Puigdemont con emisarios rusos y las investigaciones policiales contra los CDR. En el cara a cara, Aragonès esquivó las acusaciones y se preguntó si "ser president de la Generalitat de Catalunya y ser independentista justifica que pueda ser espiado".
Las dos horas inútiles de espera en el Congreso
Dos horas de espera, jamón exquisito y un tobillo torcido. La comitiva tuvo un buen desencanto cuando el martes visitó el Congreso de los Diputados, donde les tenía que recibir la comisión de Defensa y Secretos Oficiales. Los eurodiputados llegaron pasada la una del mediodía en un minibús de color negro y, en aquel momento, la agenda marcaba que tenían que hacer la reunión —a puerta cerrada— hasta las dos del mediodía. Entraron pacientemente a la Sala Constitucional mientras, en paralelo, Pedro Sánchez, Santiago Abascal y Ramón Tamames se las tenían en el debate de la moción de censura. Reglamentariamente, una cosa hacía incompatible la otra. Ante el enfado de algunos europolíticos, al final solo asistieron diputados de Esquerra, Junts, la CUP y el PNV, que aprovecharon para charlar con sus homólogos comunitarios. En la espera paciente, los ujieres de la cámara llevaron comida y bebida para la comitiva para entretenerlos a la vez que miraban el debate parlamentario por las pantallas. "Nos han servido un jamón exquisito", bromeó el presidente de la comisión antes de marcharse.
Por si no fuera bastante, mientras esperaban a los diputados que faltaban, la poniente del informe que están redactando las autoridades europeas, la neerlandesa Sophie in 't Velt, por sorpresa de los periodistas, salió de la sala donde se tenía que hacer la reunión coja y descalza, sostenida en hombros de dos personas que la acompañaron al médico que tiene consulta en el Congreso de los Diputados. Según explicaron algunos integrantes de la delegación, la neerlandesa se había torcido el tobillo antes de poner un pie en la cámara baja. Entre torceduras, jamón y café, los eurodiputados se marcharon con las manos vacías y suspendieron el encuentro porque a las cuatro de la tarde tenían que comparecer en rueda de prensa. Eso sí, con la barriga llena.
La ponente neerlandesa riñe al PSC
Los independentistas han obtenido cierta complicidad por parte de la eurodiputada neerlandesa liberal, Sophie in 't Velt, que ha mantenido una actitud tensa durante todas las entrevistas. Después de que el diputado del PSC Òscar Aparicio pusiera en duda el "rigor científico" del estudio de Citizen Lab, In 't Velt lo riñó por el "intento de desacreditar" el trabajo de la organización canadiense. "¿Por qué tendrían que poner en riesgo su reputación?", le recriminó en un tono rígido, que también iba dirigido a la representación socialista y popular del Parlamento Europeo por dudar constantemente de la investigación. La ponente de la comisión remachó el clavo en la rueda de prensa de balance de este martes cuando afirmó que "todas las acusaciones de parcialidad se han refutado debidamente". "Citizen Lab actúa con criterios académicos y ha sido la fuente de información".
Vox hace novillos
Vox ha hecho el vacío a los representantes independentistas durante la ruta. El eurodiputado Jorge Buxadé se ausentó en el encuentro mantenido con los diputados catalanes del Catalangate y en la de Pere Aragonès, Meritxell Serret y Ernest Maragall. Sí que intervino en el resto. Buxadé interpretó que las reuniones forman parte de "una campaña organizada por el separatismo para hacerse la víctima" además de defender "más espionajes después del golpe de estado en Catalunya". Todavía es más sonado el caso del parlamentario de Vox en el Parlament, Alberto Terradas, que fue el último en confirmar que acompañaría a la delegación catalana. Terradas llegó a las puertas de la Oficina de la Eurocámara con Buxadé al mediodía, atendió a la prensa, pero no entró a la sala donde se hacía la vista. La silla, con el pertinente letrero, quedó vacía.
El silencio de La Moncloa
La visita de la eurocomisión que investiga los espionajes a través de Pegasus ha incomodado a La Moncloa. Tanto, que el Gobierno ha impuesto la ley del silencio a pesar de las repetidas preguntas de los periodistas, sobre todo, después de la cita en el Ministerio de Exteriores con el secretario de Estado Pascual Navarro, el único cargo gubernamental estatal que participó en la ronda. "No haremos ningún comentario", aseguraron fuentes del departamento liderado por José Manuel Albares después de la entrevista. Todos los actos en la sede española de la Eurocámara fueron a puerta abierta para los periodistas, a excepción de la cita con secretario de Estado y la prevista con la Comisión de Defensa.
La molestia también se notó en el Consejo de Ministros, que, por la moción de censura, se adelantó al lunes. En la rueda de prensa posterior que se hace rutinariamente para explicar qué se ha acordado, dos periodistas catalanes habían levantado la mano para pedir el punto de vista del ejecutivo sobre la comitiva europea que en aquellos momentos estaba en Madrid. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, dio cinco turnos de pregunta aunque ninguno de los elegidos eran los que querían una explicación sobre Pegasus.
El choque Junts-ERC
Ni en los contextos óptimos para denunciar la represión son incapaces de evitar el barro. Que Junts busca las cosquillas a Esquerra no es nuevo. Lo que ha sorprendido es que exhibieran sus diferencias ante la prensa en Madrid, en una comparecencia coral ERC-Junts-CUP desde la delegación de Blanquerna, después de reunirse con los nuevos eurodiputados. El vicepresidente de Junts, Josep Rius, volvió a criticar a Esquerra por la presencia de tres cargos solo republicanos al encuentro con víctimas, que eran Aragonès, Serret y Maragall. "Lamentamos que se no se pueda escuchar la transversalidad de las víctimas", aseguró Rius junto a la mirada rígida de la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta. La republicana evitó bajar al barro con su compañero de comisión.
Aunque Esquerra lo ignoró, Junts insistió en el desgaste y el tándem Josep Rius-Míriam Nogueras volvieron dar un toque a los republicanos a las puertas del Congreso de los Diputados unas horas más tarde, después de la intervención de Aragonès y antes de la comisión de Defensa. "No están jugando limpio", dijo el omnipresente Rius. Casi utilizando las mismas palabras a las que Esquerra no respondió desde los micrófonos. Eso sí, fuentes de los republicanos contestaron que no habían entrado porque creían que provocar titulares y ruido con este choque era desviar el foco del altavoz que suponía la misión. Matizaron que los espiados de Junts también habían tenido voz en la comisión catalana y la habían tenido en el Parlamento Europeo a través de Carles Puigdemont y Toni Comín. Además, sostuvieron que Pere Aragonès, como president de la Generalitat, representa a toda la ciudadanía catalana, no solo a los votantes de ERC.