Convergència se plantea agotar los límites que le ofrece el calendario para cerrar la investidura de Artur Mas. Según los plazos que fija la ley, la última fecha posible se situaría casi a mediados de enero. Eso quiere decir que los últimos trámites de la negociación para la investidura se producirían cuando ya se hayan celebrado las elecciones generales y se conozca el reparto de fuerzas en el Congreso de los Diputados.
El Parlamento se tiene que constituir dentro de los veinte días hábiles posteriores a la celebración de las elecciones. Es decir, como muy tarde, la semana del 26 de octubre. Este primer paso ya ofrecerá un termómetro sobre las conversaciones entre los diferentes grupos de la Cámara catalana. De momento, la previsión es que cuatro miembros de la Mesa pertenezcan a grupos independentistas y tres al resto.
Se da por segura la presencia en la Mesa de la hasta ahora vicepresidenta, la republicana Anna Simó, que podría ocupar la presidencia. También se ha apuntado el nombre de Carme Forcadell o el del diputado electo de la CUP Julià de Jòdar. Mientras, en representación de Convergència, continuaría Lluís Corominas.
No obstante, todo depende de las negociaciones entre los grupos. Ciutadans ya ha dejado claro que aspira a una vicepresidencia. Los dos vicepresidentes se escogen en una única votación en que cada diputado escribe el nombre en una papeleta. El más votado es el vicepresidente primero, el siguiente, el segundo. El mismo método se utiliza para la elección de los cuatro vicepresidentes.
Inés Arrimadas ha anunciado, además, que su partido renuncia a los privilegios de jefe de la oposición que le corresponderían como segunda fuerza de la Cámara, aunque no al título ni a la función, a pesar de que en octubre del 2013, Ciutadans presentó una proposición de ley para eliminar esta figura, que en aquel momento ostentaba el líder de ERC, Oriol Junqueras.
El PP, fuera de la Mesa
Todo apunta a que el actual reparto de fuerzas podría dejar sin representación en la Mesa del Parlament al PP, que igualmente quedaría sin senador en representación autonómica, en la actualidad Alicia Sánchez-Camacho.Una vez constituido el Parlament, el presidente o presidenta de la Cámara dispone de diez días para proponer un candidato a la presidencia de la Generalitat y convocar el debate de investidura. Eso lleva el calendario hasta la semana del 9 de noviembre, en que se iniciaría el debate de investidura con la intervención del candidato a presidente. Acto seguido corresponde el turno a los grupos y la votación.
En caso de que el candidato no consiga en esta primera votación la mayoría absoluta que fija la ley, 48 horas más tarde se puede someter a un nuevo debate y votación en el cual puede ser elegido por mayoría simple. Si tampoco consigue en esta votación la designación, el proceso vuelve a empezar. Eso podría retrasar la investidura hasta casi la semana del 11 de enero.
Si finalmente transcurren dos meses desde la primera votación de investidura sin que ningún candidato pueda ser elegido, el Parlament queda disuelto automáticamente y el president convoca elecciones de manera inmediata, que deben tener lugar entre 40 y 60 días después de la convocatoria.