La secretaria de Estado de España Global, Irene Lozano, es capaz de apoyarse en una idea y su contraria para defender ese proyecto y, sobre todo, a Josep Borrell, el ministro del que depende. En una entrevista al digital El Independiente, Lozano explica que la prioridad de su presupuesto, de un millón de euros, es “nuestra [de España] reputación democrática” y, sin embargo, enfatiza en la siguiente pregunta que “no hay duda de que España es una democracia plena reconocida internacionalmente”.
Asegura Lozano que “es bastante evidente” que el gobierno de Mariano Rajoy hizo dejación de funciones ante el independentismo y que la operación "Marca España" (predecesora de España Global) se centraba en captar inversiones, algo que “suelen llevar a cabo países con una economía subdesarrollada”. Unas líneas más adelante, sin embargo, destaca la ambición de su proyecto para la promoción “de la parte empresarial”. Y sigue: “además de la parte política de defensa de nuestra democracia, y por supuesto, la parte gastronómica y de deporte, que es un elemento muy importante de la reputación en España”. Gastronomía y deporte. Por supuesto.
La secretaria de Estado reconoce que “no se ha reparado el daño a la imagen internacional que ha hecho el desafío independentista”, al que atribuye “una voluntad deliberada y clara de desprestigiar a España” desde 2012 “hasta que llega Borrell”. La entrevistadora contrapregunta:
–¿Y no afecta a la imagen de España que el Gobierno actual haya necesitado los votos de los mismos partidos que intentan desprestigiarla? ¿No va en la dirección contraria sentarse a negociar presupuestos con los que difaman la imagen de España?
–No, porque el Gobierno nunca va a dejar de defender la reputación de España y, en segundo lugar, que tú te sientes a hablar con alguien cobra sentido precisamente porque estás en desacuerdo […].
Conflicto con el independentismo
Reconoce que hay un conflicto con el independentismo que no se ha resuelto “y [que] no se resolverá en la medida en la que no se resuelva el propio conflicto”, aunque echa todas las culpas a una parte, la catalana, a la que acusa de ser muy activa en el ámbito académico internacional, “donde han conseguido mucha penetración”.
Lozano desacredita la exaltación de la Reconquista y de la España medieval que promueve Vox. España, insiste, “es un país moderno, superavanzado”. Cinco líneas más adelante, sin embargo, presenta su propia referencia de la historia española, que no es tan reciente: “la primera globalización la hizo España. Quienes descubrimos que el mundo era un globo fuimos nosotros [sic] con la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano”. Al margen de que Magallanes era portugués, la esfericidad de la tierra se establece como dato físico en el siglo III a. C. gracias a la astronomía helenística.
Pese a anclar la modernidad española en la primera circunnavegación terrestre (1519-1523), su principal desafío al frente de España Global (“decidir cómo nos [sic] queremos presentar ante el mundo”) se origina con posterioridad: “es un reto que España tiene pendiente […] desde hace dos siglos, desde que dejamos de ser un imperio y pasamos a ser un estado-nación”. En el discurso de Lozano, los siglos van y vienen con gran elasticidad.
Vox = Indepes
Su acusación principal al independentismo es la “desinformación” que esparce. A la hora de defender a Borrell, sin embargo, ella misma manipula los hechos. “La pregunta que le hicieron [en la televisión alemana DW] se basaba en una premisa falsa: que el 70% de los españoles está dispuesto a considerar la independencia de Cataluña y eso no es lo que dicen las encuestas. Otra cosa es que la gente quiera que se reforme la Constitución”. En realidad, el dato que empleó el entrevistador fue ese y es correcto: el 70% de españoles quiere una reforma de la Constitución, según el barómetro del CIS.
En la misma línea asegura que el independentismo “es como el Brexit”, que “más de la mitad de los catalanes no quiere independencia” o lo equipara al neofranquismo y a la antiglobalización: “Vox y los independentistas radicales tienen la misma batalla ideológica. Ellos quieren sociedades cerradas y nosotros sociedades abiertas”; “¿Quién quiere levantar fronteras ahora entre europeos? El independentismo radical. ¿Y quién cree en las fronteras? Vox. Y eso explica que se retroalimenten.”
Otro momento significativo de la entrevista es este pronóstico: “Los historiadores dicen que una guerra civil tarda cien años en cerrar todas sus heridas, así que todavía nos quedan 20”. Paciencia, pues.