Carles Puigdemont ha sido de los primeros a reaccionar a la caída de España en el ranking elaborado por The Economist, en lo que ha pasado de ser considerado una democracia plena a una democracia defectuosa, al sacar muy mala nota en el indicador de independencia judicial por el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial. El president ha publicado un mensaje en las redes en lo que ha ironizado sobre la agencia Global Spain. Esta cuelga del ministerio de Exteriores y en años anteriores hacía lucir la posición de España en este tipo de rankings cuando se retraía al Estado la pérdida de la calidad democrática durante el procés, con la violencia policial del referéndum del 1 de octubre y también por la sentencia contra los presos políticos. "Seguro que los creativos de las campañas de Global Spain ya están preparando una nueva explicando en el mundo que son una democracia defectuosa. Para no contribuir más a las fake news que dicen que son una democracia plena".

tuit puigdemont global spain

Tuit de Carles Puigdemont

En el 2019, por ejemplo, esta agencia reaccionó muy rápidamente al ranking, cuando todavía posicionaba como democracia plena. "En un contexto general en que la caída de la democracia retrocede por el avance de los populismos, España se mantiene como una democracia plena", anunciaban a las redes. En un contexto la democracia española estaba en duda, especialmente por la ley mordaza, la persecución de artistas como Valtònyc y todo lo que rodeaba el procés catalán, desde el ministerio de Exteriores sacaban pecho y acusaban de mentir aquellos que cuestionaban la calidad democrática del Estado. "Ante los bulos y los intentos de crear relatos falsos, los datos, los hechos y las instituciones independientes como The Economist, cuya independencia está más que probada, dejan claro que España es una democracia plena". Así de contundentes se expresaban entonces. De momento, todavía no han reaccionado en el último listado, en que España retrocede dos posiciones hasta la 24.ª. En general, la media global ha bajado por las restricciones impuestas para controlar la covid-19.

Estado de la democracia en España

El conflicto sobre si España es o no una democracia plena hace años que trae cola. En enero del año pasado, cuando todavía era vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias aseguraba que "no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España cuando los líderes de los dos partidos que gobiernan en Catalunya, uno está en la prisión y el otro en Bruselas". Iglesias volvió a repetir estas declaraciones mientras desde el PSOE recurrían al índice de The Economist para justificar que la democracia en el Estado era plena.

Aunque el Estado no ha bajado a la segunda división democrática hasta este año, los organismos que elaboraban los rankings habían advertido que esta era una posibilidad, ya que las notas en el indicador de independencia judicial eran especialmente bajas. En el 2020, por ejemplo Joan Hoey, la directora regional por Europa de The Economist explicaba que tenía que hacer España para mejorar. "El uso de la fuerza por parte de su gobierno nacional en el intento de evitar un referéndum el 1-O, la posterior disolución temporal de la Generalitat, la suspensión del Parlament y el encarcelamiento de los líderes independentistas tuvieron un efecto negativo encima de su puntuación", advirtió.

Discrepancias

El politólogo Jordi Mas también exponía en 2021 que varios organismos y asociaciones internacionales ponían en duda la calidad de la democracia española. "En los últimos años, la controvertida ley mordaza que ha sancionado o enviado en la prisión artistas críticos con las instituciones del Estado, se ha perseguido en aquellos que denuncian o permite un debate parlamentario sobre la unidad del Estado o la monarquía, mientras que la sentencia de los tribunales españoles a los políticos catalanes ha causado estupefacción internacional, así como un recorrido jurídico muy corto y con un final diferente a Bélgica y Alemania...", exponía Mas.  El politólogo también añadía la "gran discrepancia entre lo que observan los rankings", que situaban España por encima de Francia o los EE. UU., "y lo que denuncian diferentes sectores, tanto a fuera como dentro del país".

Mas sacó a la luz que muchos países llevaban a cabo campañas para influir sobre los rankings, haciendo lobby sobre los organismos que los elaboran. "Puntuar a la baja según qué Estado supone meterse en algún problema", reflexionaba. En el ranking del 2020, un servidor encontró hasta tres errores en la puntuación de España, pero nunca se dieron explicaciones.