El periodista Iu Forn (Badalona, 1962), que se define "como un ajuntalletres y un señor de hacer trabajos que se dedica a observar", presenta su nuevo libro Juicio a la justicia (Roca editorial). En este caso se rodea de 21 expertos a quienes pregunta cuáles son las deficiencias del sistema judicial español para que salgan resoluciones o sentencias nada justas ni democráticas. Es un libro coral, con aportaciones muy enriquecedoras y valientes, y planteado como uno "documental", según Forn, porque confiesa que tiene "mentalidad del audiovisual", donde ha trabajado en diferentes canales de televisión. Forn no juzga, deja que el lector haga sus conclusiones. El periodista, colaborador de diferentes medios de comunicación, presentará el libro acompañado de José  Antich, director de ElNacional.cat, periódico digital donde diariament Forn publica un artículo de opinión. Será el martes 29 de marzo en las 19h en el FNAC de plaza Cataluña.

Foto: Sergi Alcàzar

¿A quién va dirigido su nuevo libro, Juicio a la justicia?

Pues, es un libro hecho por un ciudadano, no por un periodista, que cada día ve noticias relacionadas con la justicia y muchas no las entiende. Un ciudadano que sospecha que detrás de algunas resoluciones judiciales hay alguna cuestión política, y decidí que quería aclarar, saber, conocer si eso era así. Si la manera crítica de ver ciertas actuaciones judiciales eran reales o era una impresión mía. Quería explicarlo y la mejor manera de hacerlo era dar voz a las personas que saben y se lo pregunté a 21 expertos.

En los primeros capítulos expone procesos injustos. A Ahmed Tommouhi, la jueza Victoria Rosell, a la mesa del Parlamento de País Vasco, a Tamara Carrasco... ¿Qué caso le ha sorprendido más?

Ha llegado un punto que ya no me sorprende nada. Cualquier ciudadano de este país en los últimos seis años ha visto cosas relacionadas con la justicia que nunca habríamos imaginado, y con actuaciones incomprensibles. En el caso de los Jordis, por ejemplo, han ido a la prisión porque convino para un relato que fueran a la prisión, con unas pruebas que no se sostienen, ni desde el punto de vista legal... En este caso fue un informe de la Guardia Civil, que se judicializa y llega a la fiscalía, de aquí a la justicia, se juzgan estas personas y les caen 9 años de prisión ¿por hacer qué? ¿Objetivamente qué hicieron? Pues, subieron a un coche, que ya estaba desballestado, y le dijeron a la gente que fuera a casa. Este fue su delito. Como el de la Carme Forcadell, su delito fue dejar intervenir en el Parlament, palabra que viene de hablar, y fue a la prisión. Todo con un trabajo previo que el Tribunal Constitucional cambió su ley, para permitirle juzgar ciertos tipos de debates en el Parlament. En el libro, se explica la manera como se ha ido tuneando la justicia para llegar a una serie de consecuencias; no viene del 2017 si no de más atrás.

 

En el libro, se explica la manera como se ha ido tuneando la justicia para llegar a una serie de consecuencias; no viene del 2017 si no de más atrás.

Por el protagonismo que ha tenido la justicia en Catalunya. ¿Los catalanes hemos hecho un máster en derecho?

Sí. Creo que nos convalidarían los primeros dos cursos de derecho. Iríamos a la universidad y diríamos: "Hola soy catalán y sigo un poco la actualidad". Y te responderían: "Muy bien, usted pasa a tercero." En el juicio del Supremo contra el Govern, la gente lo seguía cada día. Hemos adquirido conocimientos que en nuestra vida no pensabas que serían incluso conversación en el bar, sobre el teniente fiscal, la acusación particular...hay una popularización de la justicia que creo que es para bien.

En el libro también le dedica un espacio destacado a Gonzalo Boye. ¿Cómo lo definiría?

Cuando decidí hacer el libro fue después de hablar con Gonzalo Boye. Un día me explicó que él estaba investigado como colaborador de un narcotraficante y me lo explicó por encima y no entendí nada porque era muy complicado y entonces me dediqué a leer cosas de este caso, que lo puede llevar a la prisión. Y fue cuando pensé: Puede ir a la prisión porque es una causa real o realmente es lawfare, y se aplica la justicia para destruir al enemigo. ¿Es decir, le están haciendo pagar a este señor porque es el abogado de Carles Puigdemont, que actualmente es eurodiputado y que al Estado no creo que le haga mucha gracia? Mi planteamiento inicial fue este.

¿Y cuál es su conclusión?

A partir de aquí tuve acceso al sumario. Y se recoge que hay unas reuniones en las cuales se dice que él estaba con una serie de personas y por geolocalización está acreditado que él no estaba. Él denunciaba que la persona que lo acusa es un hombre que está implicado en una asesinado. Y a cambio de implicar a Boye, la jueza lo deja en libertad y se marcha. Todo se tendrá que probar, pero me crearon muchas dudas y de aquí nació el libro. Explico su caso para que el lector o la lectora entienda qué me motiva para hacer el libro, y que varios expertos como jueces, abogados, periodistas y catedráticos de derecho me expliquen por qué la justicia funciona como funciona, y si lo sabemos podremos deducir si es factible las sospechas de que se plantean inicialmente en el libro.

También habla del magistrado Manuel Marchena. ¿Por qué?

En el libro explico quien es y sus actividades. Primero como fiscal y después como juez. Está bien repasar a quién son estas personas que son recurrentes. Mi interés no era hacer un retrato a favor ni en contra de él, simplemente expongo quien es y su currículum porque en el libro los expertos hablan de él. También hablo de otros magistrados y fiscales, de los que oímos cada día su nombre. En este caso, recojo lo que dice Mar Poyato, que es la periodista de Rac1 que sigue los temas judiciales en la Audiencia Nacional y en el Tribunal Supremo y ella explica cómo viven ellos el hecho de salir cada día en los medios de comunicación. Son personas mediáticas ahora.

¿Cómo ha escogido a los 21 expertos?

Quería haber tenido más pluralidad. Quería coger personas de diferentes ámbitos. Todos los que salen en el libro aceptaron rápidamente, y me sorprendió.

Ha escogido expertos progresistas y atrevidos.

Sí. También hay personas que no podían hablar porque no les convenía y quizás me hubieran dicho la versión oficial, que es la que ya escuchamos y no hubiera aportado nada. La idea era buscar, entre comillas, disidentes, es decir expertos que pusieran en cuestión la justicia. El discurso oficial ya me lo sé.

Foto: Sergi Alcàzar

La idea era buscar, entre comillas, disidentes, es decir expertos que pusieran en cuestión la justicia.

¿La defensa de la unidad de España es el gran mal de la judicatura?

Bastantes de los expertos que participan en el libro coinciden en que es uno de los temas junto con otros.

¿Cuáles?

Primero, venimos de una justicia que cuando se acabó el franquismo no se depuró. En eso, coinciden todos. Y se pone el ejemplo del Tribunal de Orden Público, el TOP, que de la noche a la mañana se convirtió en la Audiencia Nacional, en un organismo democrático y que no existe en ningun lugar. No movieron ni las mesas de sitio. Y cuando llega el PSOE con mayoría absoluta ve que toda la justicia está llena de franquistas, y por eso acordó que la política decidiera quién podía formar parte de los órganos judiciales, para al menos ir democratizando la carrera. Y se introdujo el cuarto turno para que juristas de reconocido prestigio pudieran entrar en los órganos judiciales para poder limpiarlos de franquistas. El problema es que con los años ha derivado en el control político de los órganos de los jueces. En España hay 5.000 jueces y estos tienen dificultades porque falta presupuesto, medios, tienen que hacer más juicios que horas tiene el día...Pero si quieres hacer carrera e ir a la Audiencia Nacional o al Tribunal Supremo tienes que estar bien con el poder político que te tiene que nombrar, y a partir de aquí cuando te nombran tú crees que estás en deuda. No hace falta que te llame nadie. Este es una parte que explica que la justicia funciona como funciona.

¿Y la otra?

La manera como se llega a ser juez. Son personas que a los 23 años, cuando acaban la carrera, están tres o cuatro años para preparar las oposiciones, es decir, no tienen vida. Y la gente que puede hacer eso es que su familia se lo puede pagar,  es un grupo social muy concreto. Y cuando acaba los cuatro años, vienen a la Escuela Judicial, que está en Vallvidrera, donde hacen la instrucción y conocen personas como ella, hecho que crea endogamia. Y, con 26 años una persona es jueza pero no ha visto nada de la vida. Es decir, no ha pagado un alquiler, ni una nómina, no ha trabajado de nada, no se ha emborrachado. No quiere decir que no estén bien preparados, pero para ser juez y, coinciden los expertos, que cuando no has vivido nada de la vida y tienes que juzgar cosas que no tienes vivencias, es muy difícil ser ecuánime y aplicar la ley como se tiene que aplicar. El profesor Queralt explica una anécdota que es muy significativa y le pedí permiso para utilizarla en el libro.

Con 26 años una persona es juez pero no ha visto nada de la vida: no ha pagado un alquiler, ni una nómina, no ha trabajado de nada, no se ha emborrachado.

¿Cuál?

Pues, que en los años 60 los jueces cobraban una miseria y era poco retribuida e incluso mal vista la profesión, y entonces las penas por el delitos de tráfico eran durísimas. Y cuando se hizo una revisión de sueldos a los jueces, los jueces se pueden empezar a comprar coches a plazos y partir que empiezan a conducir, a tener accidentes, radicalmente van cambiando todo el criterio que se aplicaba a las multas relacionadas con tráfico. La anécdota la encuentro deliciosa porque explica perfectamente cuál es la situación de los jueces. Muchos jueces que han estado cerrados, son los jueces que nunca han subido a un coche.

Hablando del acceso a la judicatura, el magistrado del TSJ Andalucía Miguel Pasquau le explica que la Academia Nacional de Jurisprudencia ni le acepta hacer un debate serio de mejorar el sistema.

Cuando tuve la idea de hacer el libro miré a Twitter qué se decía y busqué jueces y fiscales, y vi a Miguel Pasquau y lo que decía me interesaba mucho. Porque es un señor que se cree el oficio de ser juez y quiere aplicar la justicia. Un juez se puede equivocar, claro, el problema es cuando se equivoca por falta de preparación, que también se habla en el libro.

Pasquau también introduce el concepto de juez que actúa por "inercia" y el juez "innovador".

Que es lo que intenta él. Él defiende la justicia, como yo. Como ciudadano me creo la justicia, lo que no puede ser es como el Oeste americano, que mato a alguien por la sospecha de que me ha sacado alguna cosa sin juzgarlo. Como la justicia es una señal de inteligencia y de evolución, yo lo tengo que defender. Ahora, la tengo que defender criticándola, como hace este juez porque la justicia no funciona.

Foto: Sergi Alcàzar

El penalista Xavier Melero también hace aportaciones enriquecedoras y lúcidas.

Melero es una persona muy interesante porque ideológicamente está a las antípodas de lo que se ha vivido en este país y me parece absolutamente sano que haya disparidad de opiniones porque los países se crean con disparidad de opiniones. No quiero revelar todo lo que dice pero tiene tres o cuatro aportaciones muy buenas, lo comunica muy bien y con este punto de sentido del humor que tiene él, lo hace muy bien. Él va a menudo al Tribunal Supremo habla con los jueces y tiene amistad con algunos de ellos. Y creen que es uno de los suyos, pero no, porque Melero tiene una capacidad de autocrítica sobre él, su trabajo y la justicia y eso es fundamental.

Melero afirma que actualmente hay una "deficiente legislación". Es decir que los políticos reforman leyes y delitos del Código Penal con definiciones poco claras; que no todo es culpa de los jueces.

Claro, claro. El título de Juicio a la justicia, no quiere decir que se juzgue a los jueces. La justicia son personas que aplican leyes. Si la ley está mal hecha... Muchas veces no se entienden decisiones de los jueces, y estos aplican la ley. Si los señores que redactan la ley no tienen bastante nivel, la justicia no funciona. También lo denuncia el profesor Nieva, que afirma que la justicia está como está porque nosotros no nos quejamos. Nosotros, los ciudadanos, tendríamos que exigir un nivel de calidad a la justicia, como una ISO, porque la justicia nos afecta a todos. Tienen una parte de culpa los jueces que ocupan cargos políticos de la justicia, menos culpa a los jueces que aplican las leyes cada día. También los legisladores, es decir los políticos, y también tienen culpa los ciudadanos. ¿Y cómo lo exigimos? No tengo ni idea. Por eso hice el libro.

El profesor Nieva afirma que la justicia está como está porque nosotros, los ciudadanos, no nos quejamos. 

El periodista Pere Ríos también expone la falta de medios en la Administración de Justicia y critica que el retorno de las cláusulas suelo a los ciudadanos que ordenó la justicia europea a la banca, el Gobierno lo ha vehiculado a través de los juzgados, en lugar de dar una respuesta ágil.

Sí, es otro tema. La política usa la justicia para beneficio propio. Si tú no le das recursos a la justicia, como más presupuesto, y como aquí somos querulantes, que quiere decir que somos dados a ir mucho a la justicia, todo está colapsado. Los americanos también lo hacen, pero tienen otro sistema. Lo que dice Pere es obvio, si no das dinero al sistema para que pueda absorber la cantidad de trabajo que tiene y cuando quieres le desvías temas que no te interesan, después es muy fácil criticar a la justicia. Mezclan la justicia política con la justicia que hacen los 5.000 jueces que cada día, que intentan levantar la persiana de la justicia porque se la creen y todo lo ponen en el mismo saco.

Una de las gravedades que se explican en el libro es que en los sumarios judiciales se filtran datos personales de la persona investigada, que nada tienen a ver con la causa, y se hacen público.

Le he planteado a todo el mundo este tema. Ahora las filtraciones de sumarios es por interés mediático y político. Las filtraciones salen de dentro. Hemos visto conversaciones privadas hechas públicas. Hemos visto que ahora si quisiera la policía entraría aquí y se llevaría mi móvil y lo vería todo, como si he ido a la tintorería.

Bien, haría falta una orden judicial.

Vale, sí. Un juez aprueba que me cojan el móvil porque en un informe policial dice que trafico con drogas. Y al día siguiente veo mis fotos y conversaciones publicadas en un medio de comunicación. Eso ha pasado aquí y no sólo a una persona. Es ilegal.

Foto: Sergi Alcàzar

¿Ve intencionalidad política?

Lo ve todo el mundo. Por ejemplo, como los detenidos en el caso Volkhov, que no se sabe aún porque, y después hemos visto que salen conversaciones hablando de un programa de televisión o de una persona que no tiene nada que ver con la causa. Pere Ríos lo explica que cuando te cogen el móvil y dispositivos, el juez tiene que hacer quitar todo lo que no tiene nada que ver con el caso. Y si no lo aparta está cometiendo un delito. Aquí ha pasado repetidas veces y nada. ¿Quién juzga a los jueces i a los fiscales? Por cierto, el profesor Queralt hace una aportación hacia los fiscales que recomiendo que no os la perdáis.

 Cuando te cogen el móvil, el juez tiene que hacer quitar todo lo que no tiene nada que ver con el caso. Y si no lo hace está cometiendo un delito.

¿Un disidente político o que vaya contra el sistema nunca tendrá una justicia justa?

Una democracia plena tiene que admitir cualquier disidencia dentro de unos parámetros. Hay una imagen que se ha hecho viral: en Moscú un hombre es detenido porque saca un cartel en blanco en una protesta. Es la imagen del siglo. Eso no es democracia. La justicia se usa en el planeta para justificar actuaciones nada democráticas. Gonzalo Boye explica que han accedido varias veces en sus dispositivos móviles, y él además de defender a Puigdemont, también defiende casos sensibles, como activistas palestinos e israelíes que han mantenido una posición crítica con su gobierno, también en contra del régimen de Turquía, críticos de Quatar. Esta información ahora está en manos de muchas personas, y si no somos capaces ni de evitar la tentación de filtrar una conversación entre dos personas que nada tiene que ver con el caso, imagina al resto de personas que le va la vida. En el libro también se habla del dispositivo Pegasus, de una empresa israelí que muchos catalanes no saben pero lo tienen en su móvil. Y aprovecho para decir: ¡Vigilad!

En el libro también se habla del dispositivo Pegasus, de una empresa israelí, que muchos catalanes no saben pero lo tienen en su móvil. 

¿Después de hablar con los expertos, la justicia española tiene solución?

Hay muchas posibles soluciones a hacer, pero hay dos básicas. El acceso a la judicatura y más medios y presupuesto, y el cambio de las estructuras políticas de los jueces. El profesor Nieva lo explica muy bien. Detalla que en la justicia alemana y en la belga, el juez no se impone sino que realitza una discusión jurídica con el fiscal y el abogado de parte. Además, los jueces no acaban de salir de la escuela judicial, sino que tienen experiencia profesional, antes han hecho de abogados u otros oficios. Si nos pusiéramos ahora, lo conseguiríamos dentro de unos 30 años. Más vale 30 que 50, seamos optimistas.

También se hace una crítica a los medios de comunicación. ¿Ahora, todos sesgamos la información y fomentamos la polarización de la sociedad?

Sí. La sociedad está cada vez más polarizada y los medios de comunicación somos un reflejo. Cada medio produce una información para quien cree que es su público. Y el público, como la justicia, en lugar de ser crítico, quiere escuchar lo que afianza sus ideas. Lamentablemente es así. Cuando una persona te dice que la tierra es plana, no puedes hacer nada; te sacará artículos o informes que lo dicen.

Al final del libro hay un QR que recoge en vídeo algunas entrevistas. ¿Por qué?

Creo mucho en el libro en 3D. También quería que las personas que lean el libro vean cómo se expresan los expertos. Y al mismo tiempo es una especie de homenaje y agradecimiento a las 21 personas que han colaborado en el libro y me aguantaron. Grabé sus intervenciones para transcribir exactamente lo que dicen. Se tiene que respetar lo que dice la gente. Es como si fuera un documental televisivo, agrupado por temas. Tengo la mentalidad del audiovisual, no puedo evitarlo.

Foto: Sergi Alcàzar