Jaume Alonso-Cuevillas era un abogado, economista, doctor en Derecho y catedrático de Derecho Procesal de la Universitat de Barcelona, conocido porque había sido decano del Il·lustre Col·legi d'Advocats de Barcelona.
El otoño del 2017, sin embargo, su vida cambió cuando le proponen ser el abogado de todo el Govern para parar el golpe judicial que se prepara desde el estado español. Dos años después, parte del Govern está en prisión y parte en el exilio. Alonso-Cuevillas ha pasado de abogado a político en menos de dos años. Es diputado en el Congreso y sigue llevando la defensa internacional de Carles Puigdemont.
Jaume Alonso-Cuevillas explica los hechos desde el 7 de septiembre del 2017 como si se tratara de una película de misterio o ciencia-ficción. Explica los detalles internos, los miedos y las dudas de todo un gobierno que se debate entre quedarse en territorio español y entrar en prisión o marcharse al exilio sin ninguna garantía procesal. La amenaza del Estado caía como una losa encima del Govern, más después de que la Audiencia Nacional encarcelara a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Aquel 16 de octubre todo cambió.
La prioridad era salvarse. ¿Pero a qué precio?
Jaume Alonso-Cuevillas tiene respuestas para todo en esta entrevista que rememora los hechos casi dos años después del 1-O.
¿Cómo le cambió la vida a partir del 1 de octubre?
Sin duda, cuando asumí la defensa del president y todo el Govern. Y eso fue el 7 de septiembre. Me llama el director del gabinete jurídico de la Generalitat de Catalunya, Cesc Esteve, y me pide si puedo tener una reunión con los altos cargos de la Generalitat que la Guardia Civil había citado durante julio del 2017. Aquel verano ya me voy con libros de penal para hacer un intensivo y preparado pensando que me tocaría defender a alguno de estos altos cargos de este segundo nivel de gobierno. El 7 de septiembre, el segundo día del pleno convulso, Cesc Esteve me preguntó si estaría dispuesto a asumir la defensa del Govern. Estaban buscando el perfil de un abogado que no estuviera relacionado con ningún caso de corrupción ni con el 9-N. Y tuvo la intuición de que esta sería una causa mucho más procesal que penal-material. Querían a un abogado nuevo.
¿Tenía relación con algún miembro del Govern, conocía a los consellers?
Al que más conocía era a Carles Mundó por una comisión que creó en el máster de Derecho Procesal. Me propuso Cesc Esteve y Mundó me avaló. El día 11, el día de la Diada, recibo un mensaje por si puedo ir al día siguiente a la reunión de gobierno, y el día 12 entro en esa sala, con el secretario de Govern, el president, el vicepresident, todos los consellers y Cesc Esteve. Me había leído la primera querella de desobediencia, prevaricación y malversación del TSJC. Les hice la explicación y Puigdemont dijo: "Lo tenemos muy bien, ¡contratado!". Y mientras estábamos allí llegaron del Tribunal Superior de Justicia a hacer las citaciones. Venían a citar a todo el Govern. En aquel momento decidimos qué hacer y decidimos que para saber si las peticiones de la querella eran para todo el mundo iguales o no, tenía que salir el president y un conseller. Y sale el president y el conseller de Presidència, Jordi Turull, Cesc Esteve, el secretario de Govern y yo. La casualidad hace, además, que el funcionario judicial que había hecho la citación fue alumno mío hace muchos años, con lo cual quedo allí como el rey del mambo. En aquel momento comprobamos que la querella es para todos la misma, nos preguntan si están los demás consellers y les decimos que ya se han marchado. Carles Mundó estaba escondido detrás de una puerta, Quim Forn también estaba por allí...
Mundó decide que los de Esquerra irán con el bufete Eynde Penal, y Jordi Turull y Carles Puigdemont se molestan
Finalmente, sin embargo, no fue el abogado de todo el Govern...
Aquí es donde le digo a Mundó que tenemos que crear un equipo y él me dice que la gente de ERC tiene confianza con Andreu Van den Eynde. Con Andreu, Carles Mundó y yo empezamos a buscar equipo. La idea inicial no era repartirnos por partidos, sino de forma transversal. Después Mundó decide que los de Esquerra irán con el bufete Eynde Penal, y Jordi Turull y Carles Puigdemont se molestan por esta decisión. Y entonces es cuando llega el 27 de octubre.
En paralelo a la parte judicial había la vertiente política. ¿Se creía que cualquier decisión política podía influir en la situación procesal del Govern?
Viendo que en las tertulias televisivas se seguía hablando del derecho a la autodeterminación, fui a ver a Jordi Turull para explicarle que si no tenían la fuerza para aplicarlo, era una batalla perdida y que teníamos que enfatizar la vulneración de derechos fundamentales que estaba llevando a cabo el gobierno español. Turull no ve claro que la gente lo entienda y gestionan que vaya yo a TV3 y doy una clase procesal en directo. Y es a raíz de eso que me cambia la vida con la proyección mediática, pero cuando me cambia del todo es cuando llega la segunda querella. Allí sí que tengo recuerdos impactantes.
La segunda querella es la de la Audiencia Nacional que llega el 31 de octubre...
Sí. Nos reunimos aquí en mi despacho el 1 de noviembre con una querella que acababa de conseguir por la prensa. Tenía citado aquí a las 12 a todo el Govern. Josep Rull había recibido la citación sobre las once y media de la noche. Los demás la fueron recibiendo aquella mañana. Nos citaban para el día siguiente a las 9 de la mañana. Teníamos que hacer noche en Madrid. No podíamos ir ni con tren ni avión, porque tal como estaba el clima era difícil. Acabábamos de conseguir la querella por la prensa y no la tenía toda leída. Toda la preocupación era logística. A ver cómo organizábamos el viaje. Yo hice el viaje con mi coche, que conducía un Mosso d'Esquadra, con Joaquim Forn y su mujer, y Jordi Turull y su mujer. Un viaje funeral, como te puedes imaginar.
Joaquim Forn se había ido a Bruselas con Puigdemont...
Tanto Joaquim Forn como Meritxell Borràs me llamaron diciendo: "Jaume, ¿qué hago?". Yo les dibujaba escenarios. Tampoco me atrevía a dar un consejo. Era muy difícil. Si vienes, tienes un riesgo de ir a la prisión. Mundó estaba en contacto con el ministro de Justicia Rafael Catalá y le decía que no pasaría nada o que como mucho estarían dentro muy poco tiempo. Dentro del Gobierno había dos líneas: unos que eran más duros y que es la que se impuso y otra que decía que no se tenían que crear mártires y no contemplaba la prisión. Por lo tanto, cuando me llamaron Quim y Meritxell, yo veía muy posible la prisión, pero no les sabía decir si sería corta o larga o salvaje, como ha sido. Catalá le decía a Mundó que si juraban la Constitución, no les pasaría nada.
¿Eso les dijeron?
Desde nuestro coche se estaba hablando con Mundó y es lo que nos decía que le habían dicho. Les pidieron el acatamiento de la Constitución y renunciar a la unilateralidad... Después, quedarse fuera tampoco era fácil, porque aparte del tema logístico el mismo Paul Bekaert no nos aseguraba que nos saldría bien.
Les pidieron el acatamiento de la Constitución y renunciar a la unilateralidad
Prisión o exilio
Fuera, en el exilio, estaban Carles Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí pendientes de una euroorden...
Cuando defendí la primera euroorden, el objetivo era intentar alargarlo para poder hacer la campaña del 21-D. Buscamos estrategias procesales para intentar ganar tiempo y conseguimos alargarlo un poco y la vista era el 4 de diciembre. Aquella noche voy al Més 3/24 y digo "optimismo moderado". La sorpresa la tengo el día 5 cuando Llarena retira la euroorden. Si te vas y la euroorden prospera, entonces pringas sí o sí.
¿Se había explorado todo eso antes?
Después del encarcelamiento de los Jordis (el 16 de octubre), los rostros de todo el Govern ya son más rígidos.
¿Se plantean irse al exilio?
Yo el 29 de octubre como en Sant Julià de Ramis en casa del president... [Se hace un silencio largo]
¿Y sabía que se iba y cómo?
El 29 yo como con él y punto.
¿Por lo tanto, previo a todo eso, no había habido ninguna consulta a nivel judicial de qué podía pasar si se quedaban o se marchaban?
Yo he mantenido reuniones con el president y algunos miembros del Govern. Clara Ponsatí tenía un interés en hablar conmigo y tuvimos una conversación larga. Con algunos había tenido charlas al respecto.
Las horas previas a la prisión
Me llegaron decir que la denuncia de los Jordis estaba redactada antes del 20 de septiembre
¿Cómo fue el 2 de noviembre en la Audiencia Nacional?
Fue humillante. Andreu estaba en el Supremo con la Mesa...
¿Por qué lo hicieron el mismo día?
Ellos estaban precipitados. Después un abogado del Estado me dice que aquello es una chapuza y que eran perfectamente conscientes desde la aplicación del 155 que la querella del Supremo era una burrada. Recuerdo la denuncia de los Jordis y hablarlo con dos catedráticos de derecho y decir "han perdido el juicio". A mí me llegaron a decir que la denuncia de los Jordis estaba redactada antes del 20 de septiembre y que inicialmente se habían planteado si iba contra Puigdemont. La querella de la Mesa del Parlament se nota que inicialmente era única y tenía que ir contra todos, pero como acaban de aplicar el 155 y eso comporta la pérdida de aforo, al Tribunal Supremo sólo fue la Mesa.
Todo eso se hizo con 48 horas de margen. Desde que se notifica la querella hasta que se hace la declaración. ¿Había tiempo de preparar la comparecencia? ¿Había garantías?
El día 1, cuando íbamos hacia Madrid, voy dictando desde el coche un escrito al despacho diciendo que se suspenda la declaración apelando al derecho a defensa, diciendo que la querella tiene 116 páginas, llego antes para intentar hablar con la jueza pidiendo la suspensión de la declaración. Primero me dicen que se resolverá cuando venga la jueza y cuando llega dice que empecemos. Alego que no está el abogado de ERC [Andreu Van den Eynde estaba en el Tribunal Supremo asistiendo como abogado a Carme Forcadell. Consiguió suspender la declaración para poder estar presente en la comparecencia que se hacía a la misma hora en la Audiencia Nacional, pero llegó una hora tarde]. La jueza dijo que empezábamos con los míos, pero repliqué que él tenía que estar porque si uno de los míos decía que toda la culpa era de Junqueras, tenía que tener el letrado allí. Pero empezamos.
Aquella mañana llegan todos los consellers juntos a la Audiencia Nacional. Santi Vila, que ya había dimitido, lo hace unos minutos más tarde, pero Oriol Junqueras entró antes que todos a las 8 horas. ¿Por qué?
No lo sé. En principio íbamos todos juntos. Junqueras se desmarcó. Había un dispositivo de seguridad preparado con los Mossos que hicieron el enlace con la policía española que escoltaban los coches para que pudiéramos detenernos delante. Íbamos todos en una cápsula. Junqueras llegó antes por decisión suya.
¿Cómo recuerdas las declaraciones y las horas dentro de la Audiencia Nacional?
Fue ignominioso. Quedamos en que sólo responderían a nuestras preguntas. Cuando empieza Turull, la jueza cogió el móvil.
La Audiencia Nacional es la arquitectura de la represión. Pasillos bajo tierra. Nos escapamos Andreu y yo a buscar unas patatas y unas coca-colas en la máquina de la prensa. Habíamos entrado a las 8 de la mañana y eran las 5 de la tarde. Entre las declaraciones que fueron rápidas y la vista, nos tuvieron un rato esperando.
La vista tenía que ser una para cada uno. No tenían la documentación preparada para valorar las circunstancias personales de cada uno. No tenían fotocopias hechas. No cabían en la sala... Nos tuvieron 3 horas esperando que se hicieron eternas. Una humillación. No había ni una triste máquina de agua. Fueron muchas horas y salí como si fuera un vendedor de móviles ambulante. Le dije a Quico Homs que se tenía que ampliar el equipo. Ya habíamos hablado con algunos abogados como Cristóbal Martell o Jordi Pina. Yo me tenía que centrar en los tres que estaban fuera. No podía estar defendiendo euroórdenes con clientes en la prisión.
¿Cómo evitasteis la dispersión en las prisiones?
Hicimos muchas llamadas. Al día siguiente era impactante verlos sin afeitar, con traje, sudados, arrugados, sin cordones en los zapatos ni corbatas. Habían dormido así. Hice de asistente social. Les llevaba la maleta, les ingresé el peculio, 50 euros cada uno. Los hombres estaban mejor porque eran más y tenían la suerte de estar con Carles Mundó, que conocía el mundo penitenciario y los tranquilizaba. En cambio, las mujeres estaban más tocadas. Sólo eran dos. Alcalá Meco es tremendo. En el caso de la Dolors Bassa tuvieron que ir al Corte Inglés a comprarle una muda, no tenía nada. Fue muy bestia.
Justicia y política
Había un plan para venir a ser investido y sabía que cuando saliera de allí se iba a Estremera
¿En el momento en que deciden ir a las listas por el 21-D tenéis que pensar una estrategia judicial por si eso les puede perjudicar?
Yo no creo que les pueda perjudicar a nivel judicial. Algunos sí que se lo desaconsejan sus abogados y deciden no ir a las listas.
¿Realmente pensaba volver Puigdemont?
Sí, lo ha contemplado en muchos momentos. Yo no lo conocía y lo he visto en situaciones muy intensas. Es muy fuerte de cabeza y muy determinado. Lo pueden acusar de muchas cosas, pero de cobarde seguro que no. Si en algún momento cree que por el bien de la causa es conveniente entregarse, o que lo entreguen o que lo detengan, si tiene que jugar la carta de preso político, la jugará. El 30 de enero se planteó seriamente venir, pero se abortó todo. Si hubiera venido, no lo habría sabido nadie. Había un plan para venir a ser investido y sabía que cuando saliera de allí se iba a Estremera. La prueba de eso es que los servicios secretos lo sabían.
¿Cómo hubiera venido?
Había un plan. Pero al desconvocarse el pleno pues ya no vino. Él sabía que si hubiera sido investido, no habría durado nada. Pero estaba dispuesto.
¿Llegaste a sospechar la detención en Alemania?
Llarena renuncia a la euroorden cuando le llega el chivatazo de que aquello no irá bien. Teníamos conciencia de que cualquier viaje tenía un peligro. Un peligro de euroorden.
¿Pero hasta el punto de la detención?
Eso fue un error de cálculo de la justicia española. Teníamos valorado que existía el riesgo de una euroorden. Una euroorden, cuando la activas, inmediatamente se comunica a Interpol y Europol y hay orden de detención y en una hora está hecha. Este riesgo lo tenía en Dinamarca, en Finlandia... en todas partes. Ellos lo siguen y cometen el error de detenerlo en Alemania. Seguramente habría sido más difícil nuestro trabajo si lo hubieran detenido en Dinamarca. Pero como la justicia en España está politizada... "Merkel es amiga nuestra...", pero los jueces alemanes son independientes.
La gente no se atreve a decir lo que piensa porque el sistema es tan potente que te excluye
Cuevillas, el diputado
Ahora has entrado directamente en política en una situación nada fácil, con una investidura fallida y siguiendo ejerciendo de abogado. ¿Cómo combinas esta doble personalidad?
Esta bipolaridad... [Ríe]. Yo soy abogado. Ni militaba ni milito en ningún lugar, ni conocía a Puigdemont. A mí me vinieron a buscar como abogado porque el jefe de gabinete jurídico ha sido alumno mío. Sí que es cierto que la defensa de esta causa, como es un proceso político, pues la defensa es muy política también. Y en una causa política, la defensa es tanto en la sala de vistas como fuera. Y eso además, provoca que tenga mucha presencia mediática. Es como si fuera la estrella de una Fiesta Mayor. Tengo una lista... Llevo 200 bolos. Eso es lo que provoca una evolución de hacer de abogado a hacer de abogado en una causa política y tener que explicar el porqué jurídico-político. No hay una frontera clara entre el jurista y el político. Porque al defender una causa política se ha ido mezclando. Además ha habido, personalmente, una gran indignación por el atropello de los derechos. Sé que la justicia es imperfecta, pero el sistema va funcionando, pero me encuentro en una causa donde no se respeta nada ni hay voluntad de respetar nada. En privado todo el mundo dice que ni hay rebelión ni sedición y es una aberración. La gente no se atreve a decir lo que piensa porque el sistema es tan potente que te excluye. He ido evolucionando hacia la vertiente política sin ninguna vocación.
¿Ahora eres diputado en el Congreso en Madrid, pero con las diferentes convocatorias electorales que ha habido, has podido escoger? ¿Te habría gustado estar en otro lugar?
El agosto pasado me llega por tres vías diferentes que mi nombre está sonando como posible alcaldable de Barcelona. Y uno de los días que voy a Waterloo le digo a Carles Puigdemont: "Ni se te ocurra", y me dice que he hecho un personaje mediáticamente... le digo que estoy por la causa, pero que no me ponga de alcaldable. Le comento que me gustaría, si tengo que hacer alguna cosa, mejor eurodiputado, porque tiene más sentido para la denuncia que estoy llevando a nivel internacional hacerla ante las instituciones europeas, es dos semanas al mes y permite que lo pueda compatibilizar mejor con el despacho de abogados... Le parece bien, el tema va evolucionando y estaba todo el mundo de acuerdo y, de hecho, le digo a mi mujer: "Eso no saldrá bien, porque está todo el mundo de acuerdo". Cuando Puigdemont decide que será él el candidato es cuando me proponen ir de diputado y digo que no. La decisión tenía que ser muy rápida. Me lo proponían un jueves y tenía que decir alguna cosa el sábado y dije que no. El sábado iba a Bilbao con Jaume Roures y Lluís Llach, y Llach me acaba convenciendo: "Como amigo te lo aconsejo y como ciudadano te lo pido".
La sentencia será dura. Mi pronóstico es que será la mitad de lo que pide la fiscalía, condenas de entre 8 y 12 años
Ahora estamos ante una investidura y una sentencia. ¿Que coincida todo cómo lo valora? ¿Me puede hacer la valoración política y la valoración judicial?
No correspondería ninguna otra sentencia que no sea la absolución. Jurídicamente no cabría ninguna otra sentencia, como muy condenatoria, por desobediencia. La sentencia será dura. Mi pronóstico es que será la mitad de lo que pide la fiscalía, condenas de entre 8 y 12 años. Quizás irán a la conspiración para la rebelión. Hay quien dice que irá a la sedición o conspiración para la sedición. Es un debate técnico. La sentencia está prácticamente hecha; si quisieran, la podrían sacar la semana que viene. Se han reunido seis veces. Están dedicados a eso. La podrían hacer pública en agosto para cogernos medio de vacaciones, pero tienen miedo a la reacción. Una causa de impacto político. El 11 de septiembre, el hecho de que haya elecciones el 10 de noviembre... tampoco creo que se alarguen más...
Pero en septiembre todavía puede haber un acuerdo para la investidura...
Sí. Pero Manuel Marchena aspira a ser presidente del CGPJ y valorará mucho lo que hace ahora. Sacarlo antes del 11 es poner dinamita. Después estaremos con investidura sí o no o en campaña electoral. Es dinamita. Lo más inteligente es sacarlo en agosto.
La sentencia se hará en el Tribunal Supremo con los presos, todo parece indicar...
Han dicho que lo harán. Es inhumano porque habrá otro traslado y es una forma de contener la reacción. Si los tienes allí y la gente aquí se alarma más de la cuenta, se los pueden quedar allí. Ya volvemos a estar en la situación que los elementos políticos pesan más que los jurídicos.
¿A nivel político, Pedro Sánchez es una pizca de esperanza o no? Hay los partidos que hay. Si vamos a nuevas elecciones, ¿puede ser peor?
Con respecto a Catalunya, exactamente igual todos. Y Podemos están dispuestos a sacrificar Catalunya. Que gobierne Sánchez o Casado o Rivera, desde el punto de vista de las relaciones políticas Catalunya-Espanya, no hay diferencia. Yo creo que Catalunya será independiente en cuestión de entre 5 o 8 años y que la solución vendrá impuesta por fuera. Y tener a Pedro Sánchez en el gobierno nos perjudica más que nos facilita. Si tienes a Casado o Rivera, en Europa se visualiza que estamos en etapa franquista 2.0 y, en cambio, si tienes a Sánchez, que va con pátina de progresista, en Europa les cuesta más. Un gobierno del PSOE en España legitima más las barbaridades del poder judicial.
Pero eso es el discurso de "cuanto peor, mejor"
No. Que a ojos de Europa se alarman mucho más cuando hemos tenido a Rajoy, que es un hombre que no podía ni interlocutar con nadie, no sabe ni decir ni una palabra en ningún idioma, que un Pedro Sánchez, eso es evidente. Con España no pactaremos nunca, nunca. Ni que mandara Pablo Iglesias, pero tendría que tener mayoría absoluta, que parece que no sea un escenario viable en los próximos 20 años. Con España nunca tendremos una solución. El discurso de Pedro Sánchez hacia Catalunya es más duro que el de la derecha porque es más desacomplejado. Yo creo que no se puede hacer política siendo tan alto y tan guapo porque va de 'sobrado'. Las encuestas le dan una mayoría holgada, pero seguirá sin tener una mayoría absoluta. Y lo que pretende es cargarse a Iglesias y jugar la carta Errejón y debilitarlo.
¿Puigdemont y Junqueras hablan?
Hay mejor comunicación de un sentido que hacia otro. Puigdemont no puede llamar a la prisión, tienen interlocución por diferentes vías.
¿Junqueras llama a Waterloo?
No.
¿Y la relación con ERC?
Montse Bassa y yo inauguramos la campaña electoral haciendo una cena conjunta en Llançà. Los diputados, bien. El electorado en gran parte lo compartimos. De abril a mayo fueron muchos los que pasaron de Junqueras a Puigdemont, por lo tanto, compartimos gran parte del electorado, las relaciones entre la gente que nos dedicamos a la política son buenas; pero entre partidos y cúpulas las relaciones son horrorosas, que es eso lo que hace daño. Por eso pide, y pedimos, unidad. Pide unidad la gente que no milita en ningún sitio, los independientes que estamos en política también y algunos que son militantes también piden unidad. Cuidado también con la situación de Marta Rovira, que la tienen silenciada porque discrepa de la línea oficial. Ahora el partido es junquerista, pero me consta que hay discrepancias también.
¿Te ves mucho tiempo como diputado?
Espero que el mínimo posible.
¿El mínimo posible?
Yo estoy en acto de servicio. Me gano mucho mejor la vida en el despacho de abogados que de diputado. Y no haré nunca lo que yo no crea. Yo no estaba dispuesto a votar otra cosa que no fuera que no a la investidura de Pedro Sánchez. No estaba dispuesto y si al final se hubiera dicho que nos teníamos que abstener, yo habría dimitido. Eso me da mucha libertad. Y si hay repetición electoral, veremos si me lo vuelven a pedir o no. Porque ya les dije que soy independiente y que actuaré como independiente.