El corredor mediterráneo no avanza. Así lo constataron los más de 1.500 empresarios y representantes de la sociedad civil que se reunieron el noviembre pasado en Barcelona para evidenciar su malestar ante un retraso que lleva décadas prolongándose. En el acto, los presidentes de Catalunya, el País Valencià y Murcia (territorios afectados por esta lacra) se vieron acompañados por la ministra de Transportes y Movilidad, Raquel Sánchez, en representación del gobierno central. Pero a pesar de su presencia simbólica, cabe decir que el Estado español es el principal responsable de las carencias que rodean esta macroinfraestructura. Y así lo ha evidenciado este martes el presidente de Ferrmed, Joan Amorós, que trabaja desde hace años para unir Europa de norte a sur mediante la conexión ferroviaria.
"El corredor mediterráneo va mal", ha explicado con pesimismo durante la última sesión de la comisión de la Deuda Histórica del Estado con Catalunya en el Parlament. "No estamos llegando donde tendríamos que llegar". Amorós ha recordado que el año 2011 el entonces ministro de Foment, José Blanco, presentó el plan del Gobierno, que contemplaba una inversión de 51.300 millones para el proyecto, una cifra muy próxima a los 56.000 millones que pedía Ferrmed y que cumplía con casi todas las exigencias del lobby. Pero lejos de ponerlo en marcha, el ejecutivo del PP y del PSOE han aparcado el programa de inversiones. "Lo que se hace ahora es tapar agujeros", ha sentenciado. A pesar de todo, Amorós ha explicado que hay una reunión pendiente entre las dos partes con el fin de mantener la presión.
Una presión necesaria si se quiere impulsar el tren. El compromiso de la Comisión Europea de utilizar este medio de transporte para el 30% de tráfico terrestre de mercancías en larga distancia el año 2030 está lejos de cumplirse. Cuando se creó Ferrmed hace casi veinte años, el tren representaba un 18% de los movimientos totales en Europa; hoy, esta cifra ha caído hasta el 17,6%. En España, se está en torno al 4%. "Estamos absolutamente estancados, la situación es crítica", ha reconocido. La urgencia para cumplir el objetivo de la UE es máxima: pasar del tráfico de mercancías por carretera al tráfico ferroviario garantizaría una mejora desde el punto de vista medioambiental si se quiere frenar el cambio climático, ya que actualmente los camiones son responsables de 275 millones de toneladas de dióxido de carbono. Además, sería económicamente positivo porque los costes de transporte para las empresas se reduciría en torno a uno 10%.
Para resolverlo, Ferrmed ha puesto en marcha un estudio que acabará este mayo y que ha analizado 70.000 kilómetros de corredores europeos para saber dónde está la movilidad más importante. Se han dibujado los 18.000 kilómetros por donde pasa el 65% de tráfico terrestre, y uno de los ejes principales que se incluye es la vía entre Murcia y Catalunya. Es por eso que Amorós también ha exigido en la UE actuar en estas áreas prioritarias. "Invirtiendo en estos 18.000 kilómetros, salvamos Europa", ha pronosticado, añadiendo que de esta manera se obtendría una rentabilidad de 243.000 millones de valor neto acumulado. Las inversiones en los corredores secundarios serían de poca utilidad, y no aportarían "ningún impacto favorable" desde el punto de vista medioambiental.
Proyectos concretos en Catalunya
Durante su intervención, Amorós también ha explicado cuáles son las inversiones necesarias en Catalunya con el fin de sacar camiones de las carreteras. Y es que, en el ámbito comercial, el eje Barcelona-Tarragona representa el tercer hub logístico de Europa, solo por detrás del Ruhr y de Milán. Además, el tráfico de mercancías de entrada y salida a la provincia de Barcelona es la suma de Madrid y Valencia, "para tener una idea de la importancia de la industria en Catalunya".
Poniendo el foco en las mejoras que necesita la región en la red ferroviaria, Amorós ha detallado que hay que reforzar las conexiones entre el triángulo Barcelona-Tarragona-Lleida. También nuevos accesos a los puertos de Barcelona y Tarragona; nuevos accesos y pasantes interconectados en los aeropuertos de Barcelona, Girona y Reus, y nuevas líneas de Rodalies en el área metropolitana. El experto ha recordado que en el último siglo solo se ha construido el bypass del Tibidabo y la conexión con El Prat, que, además, es un cul-de-sac. En total, Amorós ha explicado que hacen falta 18 puntos de interconexión, así como 13 terminales intermodales nuevas y cuatro reformados; del total, solo hay tres en proceso de construcción. "Así no podemos ir. Si continúa así, habrá un chasquido y todo seguirá yendo por carretera". Y la UE tiene que ponerse manos a la obra: en Catalunya, la Comisión Europea tiene previsto invertir 6.000 millones, pero Ferrmed exige añadir 14.000 millones más si se quiere cumplir el objetivo del 30%. En total, la inversión europea tiene que superar los 20.000 millones.