Mireia Boya proclamó y defendió sin ambages su ideario independentista ante el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, y todos los medios y comentaristas colaboracionistas al servicio de la Corona lo han querido presentar como un ejemplo de coherencia y valentía ante supuestas claudicaciones del resto de detenidos. Y lo más sorprendente es que algunos soberanistas hayan mordido el anzuelo, cuando ni uno solo de los detenidos se ha retractado ni se ha apartado ni un milímetro de sus ideales.
A pesar de las versiones tergiversadas sobre la declaración de la exdiputada de la CUP, lo cierto es que funcionó la coordinación de los abogados y que los defensores de los presos y del resto de investigados quedaron satisfechos de cómo fue el interrogatorio porque alimentó la tesis según la cual las acusaciones de transgresión sólo se sustentan con una interpretación restrictiva que se hace de la ley. "La Constitución se puede interpretar de muchas maneras", dijo Boya ante el juez Llarena, subrayando las posibilidades de diálogo político. Tres cuartos de lo mismo que sostuvo Junqueras cuando declaró que "hay amplio recorrido incluso en el ámbito de la Constitución y de sus posibles interpretaciones".
Ciertamente, ni los Jordis ni el vicepresident Oriol Junqueras ni los miembros del Gobierno catalán que fueron encarcelados han adoptado ante la Justicia española ninguna actitud de desobediencia. Se presentaron voluntariamente ante el juez cuando fueron citados, lo cual no implica ningún tipo de claudicación. Es exactamente lo que ha hecho ahora Mireia Boya. De acuerdo con la estrategia conjunta de defensa, la exdiputada tampoco desobedeció como han hecho en otras ocasiones correligionarias suyas de la CUP y reconoció de facto el tribunal que la interrogaba. Como no formó parte del Govern Puigdemont, a diferencia de los consellers pudo declarar que no había participado en la organización del referéndum ni en el trámite de la ley de Transitorietat y probablemente por eso no le fueron aplicadas medidas cautelares.
"La Constitución se puede interpretar de muchas maneras", dijo Boya ante el juez Llarena. Más o menos, lo mismo que sostuvo Junqueras
El vicepresidente Junqueras y los consellers admitieron que presentarse como candidatos a las elecciones del 21 de diciembre que fueron convocadas a partir de la aplicación del artículo 155 era una manera de acatar de facto la legislación española, algo que también hizo a la CUP y reconoció Boya ante el juez. "El 155 lo ha acabado acatando todo el mundo", vino a decir, según aseguran fuentes jurídicas.
Algunos medios han buscado contradicciones entre Boya y el resto de investigados por la interpretación que hizo la exdiputada de la CUP de la declaración del 27 de octubre. Boya negó que fuera una declaración "cosmética", sino que buscaba una "efectividad real" pero eso no entra en contradicción con las declaraciones del resto de investigados que nunca han hablado de cosmética sino de que se trataba de una "declaración política" que pretendía forzar una negociación con el Estado.
La sórdida campaña intoxicadora que lleva a cabo la cloaca con filtraciones interesadas de las declaraciones ante el juez no tiene otro objetivo que humillar a los presos ante sus correligionarios para desestabilizar el movimiento. Y resulta de una injusticia casi inhumana el ensañamiento que supone poner en duda la integridad moral de personas que están sufriendo un encarcelamiento tan severo como injusto y que además no pueden defenderse.