Este 17 de agosto, mientras todo el mundo mire hacia el Congreso de los Diputados en la primera sesión de esta legislatura, en Prada se dará el pistoletazo de salida a la Universitat Catalana d'Estiu. La de este año es su 55.ª edición, que desde 1968 siempre se ha celebrado en este pueblo de la Catalunya Nord y el próximo lunes 21 de agosto, se celebrará un encuentro muy poco habitual: los presidents de la Generalitat, desde Jordi Pujol a Pere Aragonès, con la excepción de Pasqual Maragall, participarán conjuntamente en una sesión sobre la figura del músico Pau Casals, coincidiendo en el 50.º aniversario de su muerte. ElNacional.cat ha hablado con el presidente de su equipo rector, Jordi Casassas sobre este encuentro, que se da muy pocas veces, y sobre esta edición de la UCE que se celebra en el mes de agosto más político de los últimos años.

 

¿Qué importancia le dais desde el equipo rector a este encuentro de presidentes?
Mucha, no es normal que se encuentren todos juntos. Por un lado, el president Pujol tiene 93 años y después también tenemos un president en el exilio que tendrá que aparecer en pantalla, aunque en los últimos años había venido presencialmente. Desde principios de julio su situación política y represiva ha cambiado. Los encuentros de todos los presidentes han sido muy poco habituales, con contadas excepciones, y por eso le damos todavía más relevancia.

Jordi Casassas, al Ateneu Barcelonès / Foto: Montse Giralt

¿Qué valor tiene la figura de Pau Casals?
Fue una figura central tanto en el exilio como en Catalunya, un resistente que se enfrentó al nazismo incluso. Rechazó la presidencia de la Generalitat porque dijo que ya tenía otros espacios donde su personalidad podía dar un servicio mejor al país. Ayudó muchísimo, entre otros, a Pompeu Fabra para sobrevivir cuando se tuvieron que marchar a toda prisa y sin nada. Aparte, claro, de ser un músico como una casa de campo.

La gracia de Pau Casals es que no era un hombre de partido, sino de país

¿Cree que es un personaje que genera consensos sobre su importancia?
Sí, por su significación y porque está muerto. Por eso genera consensos. Si estuviera vivo la situación sería diferente.

Seguramente uno de los hechos que la gente recuerda más sobre Pau Casals es su discurso en la ONU. Hoy en día, ¿vería viable que un catalán pronunciara un discurso similar a aquel con todo su peso político desde una plataforma como aquella?
No lo sé, no lo creo. Aquel era un momento en que el peso de las ideologías era lo más importante y ahora es el de la geoestrategia el que manda más. La gracia de Pau Casals era que no era un hombre de partido, sino que era una representante de un país, una nación y un músico de reconocimiento mundial. Entonces, con esta significación, podía pronunciar un discurso corto pero contundente y que ha continuado vigente.

El presidente del equipo rector de la Universitat Catalana d'Estiu, Jordi Cassassas / Foto: Montse Giralt

Nos hemos acostumbrado a que los políticos nos saquen las castañas del fuego y eso nos ha debilitado

En esta edición tiene un peso muy relevante la situación de la lengua catalana. ¿Cómo la definiría?
De emergencia. Ahora estamos en una situación de emergencia desacomplejada. Es un momento muy grave porque de una manera u otra nos hemos acostumbrado al hecho de que los partidos políticos nos saquen las castañas del fuego. Y eso, según mi opinión, ha debilitado a la sociedad civil catalana, que todavía lo es en potencia, pero que ahora se tiene que volver a expresar y exponer públicamente más que nunca.

Dice que esta situación de emergencia hace años que existe. ¿Cree que hay una fecha exacta?
En 1714. Y no ha habido momento de pausa. La cultura estatal española es una cultura que no acepta la diferencia y que resiste atacando.

Después de los resultados a las elecciones autonómicas en las Illes Balears y en el País Valencià el president Pere Aragonès se comprometió a proteger la lengua desde Catalunya, pero en el país el catalán también pasa por un mal momento. ¿Qué cree que se tendría que hacer desde las instituciones para defender y proteger la lengua?
Proclamas. Porque legalmente la Constitución prohíbe tajantemente cualquier otra cosa. Los Països Catalans no existen. Legalmente, no pueden existir nunca porque no está la posibilidad de federación entre comunidades autónomas y, por lo tanto, en este sentido, nada.

¿Es imposible que lo haga, entonces?
Es una declaración de intenciones, que pueden ser bienvenidas de una manera u otra. La única alternativa que puedo pensar es que la Generalitat pueda financiar instituciones de las Illes o el País Valencià para defender la lengua.

Pensar que cuanto peor, mejor, me parece una forma muy irresponsable de hacer funcionar el país

¿Usted considera que la situación del catalán no variaría dependiendo de quién gobierne en el estado?
Sí, pero no tanto. El catalán como elemento clave de la identidad diferencial es uno de sus objetivos. Ahora, seguro que, al menos en sus intenciones, un gobierno de derecha y ultraderecha sería más duro.

¿Cree que si hubiera una repetición electoral de la cual surgiera un gobierno de derechas eso activaría el movimiento de defensa del catalán como pasó por ejemplo durante el gobierno de José Ramón Bauzá en las Illes Balears?
Este es un argumento que algunos han utilizado para la abstención y no estoy de acuerdo con el lema de cuanto peor, mejor. Me parece de una gran estrechez de miras, por un lado, y una forma muy gratuita e irresponsable de hacer funcionar el país.

El punto central de la Universitat Catalana d'Estiu es la defensa de los Països Catalans

En las últimas semanas, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que se puedan hablar las lenguas cooficiales desde el Congreso y el Senado. ¿Qué opina de esta propuesta?
Me parece perfecto, pero es imposible que sea así. Me da la impresión que podría ser una propuesta para decir "nosotros también defendemos el catalán" sabiendo que es imposible.

Ha ido utilizando reiteradamente el concepto de Països Catalans. ¿Qué papel tienen estos en la Universitat Catalana d'Estiu?
El punto central de la UCE es la defensa y la reivindicación de los países catalanes y del catalanismo.

¿Se sienten un poco solos defendiendo esta idea?
En teoría no, ahora bien, en la práctica... Pero aunque fuéramos los únicos, seguiríamos trabajando igual en este sentido.

Jordi Casassas / Foto: Montse Giralt

Normalmente, cuando se celebran las sesiones, los políticos están de vacaciones. Este año será diferente, ya que es el mes de agosto más político en muchos años. ¿Cree que eso cambia el tono de las sesiones?

Podría ser que la gente esté más interesada en saber qué dicen a los políticos. Los políticos suben a Prada porque normalmente en agosto no pasa nada y aprovechan para lanzar algún mensaje respecto al nuevo curso político que empieza en Catalunya a partir del 11 de septiembre, aunque últimamente este siempre está vivo. El año pasado, la gente de Esquerra no subió porque fue el momento en que pensaban que la gente de Prades se les tiraría encima por su estrategia de la mesa de diálogo. Solo subió la consellera Laura Vilagrà en un acto de partido.

Los partidos tendrían que hacer política nacional en Madrid, empezando por ir a la una

La primera jornada coincide con la votación de la nueva Mesa del Congreso. ¿Qué cree que tendrían que hacer los partidos independentistas ahora que tienen poder en Madrid?
Tienen que hacer política nacional y eso de entrada implica ir a la una. ¿Es una historia fratricida lo que hemos visto en los últimos años y la pregunta que me hago es por qué? El país va a peor, no se avanza en nada, no pueden sacar pecho de nada. Es una brutalidad, han deshecho desde la política lo que se ha conseguido desde la resistencia. Eso se va debilitando, deshaciendo, desmenuzando, debilitando.

En las últimas elecciones municipales y las generales los partidos independentistas han perdido votos. ¿Cree que se puede remontar esta situación?
Sí, y tanto, peores hemos remontado, pero tiene que haber una voluntad nacional. Si no todo el mundo encontrará excusas y eso es una política de 'fireta', una política cortísima, es una política de autonomía a la riojana. Tiene un corto vuelo extraordinario y el país no se la merece.

Las fotografías se han hecho con la colaboración del Ateneu Barcelonès