Primer día de trabajo fuera de la prisión. Directo de Lledoners, Jordi Cuixart ha entrado, cuando faltaban unos minutos para las nueve de la mañana, a la fábrica Aranow, empresa de la que es propietario, tal como autorizó el centro penitenciario. Encarcelado desde el 16 de octubre de 2017, ha llegado al polígono de Sentmenat con paso firme y una sonrisa de oreja a oreja. Sin hacer declaraciones, porque no le está permitido, pero sí con un mensaje para sus compañeros y trabajadores, que le han recibido afectuosamente a su llegada. Les ha saludado con un caluroso "buenos días familia" y se ha comprometido a seguir "luchando para sacar adelante la empresa y por la libertad y la amnistía". Por la noche volverá a dormir en su celda.

A las ocho de la mañana, tras el primer recuento del día, un coche con un compañero de Òmnium le ha recogido en Lledoners. Sale sin acompañamiento policial, porque el permiso que se le ha concedido así lo prevé. Se trata de un voto de confianza con el recluso. Cuixart estará hasta el mediodía en el polígono de Sentmenat y por la tarde se trasladará a una entidad donde hará voluntariado con personas en riesgo de exclusión social. Antes de las ocho de la noche, cuando se realiza el último recuento de internos de la jornada, volverá al centro penitenciario.

La empresa Aranow Packaging Machinery cuenta con una cincuentena de trabajadores y está especializada en el diseño y la producción de maquinaria industrial para envasados. A pesar del encarcelamiento, Cuixart nunca ha dejado de ser su director general. Según explicó Òmnium, desde que se encuentra privado de libertad ha seguido trabajando para la compañía y "ahora podrá desarrollar estas tareas desde la misma sede".

Hace justo una semana, la junta de tratamiento de Lledoners acordó aplicar el 100.2 a Jordi Cuixart y Jordi Sànchez y les otorgó un permiso para salir de día, entre semana, para ir a trabajar. En el caso del presidente de Òmnium Cultural, podrá ir a la fábrica cinco días, de lunes a viernes, durante nueve horas y media. El fin de semana y las noches las volverá a vivir entre rejas. Ayer mismo, la prisión de Mas d'Enric aceptó que Carme Forcadell pueda salir tres días por semana para tareas de voluntariado, concretamente para cuidar a su madre. Hace un par de días, la jueza de vigilancia penitenciaria ignoró los argumentos en contra de la fiscalía y concedió a Cuixart, que ya ha cumplido una cuarta parte de la pena, otro permiso de 72 horas, que todavía no ha disfrutado.

Trabajar por unas horas de libertad

El camino hacia la salida de la prisión empezó una vez conocida la sentencia del 14 de octubre. En aquel momento se activó la maquinaria judicial de todas las defensas: desde recursos hasta la petición de permisos. El 11 de septiembre, el Departament de Justícia les concedió el segundo grado, una calificación que decepcionó a muchos de los presos, que esperaban un tercer grado que les habría permitido poder salir durante todo el día y sólo ir a dormir a la cárcel.

Con todo, la activación del segundo grado abría la puerta al artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que se les podía aplicar si demostraban que tenían un trabajo que no estuviera vinculado ni a la política ni a la administración pública.

Hay ya otros precedentes mediáticos que han protagonizado permisos de este tipo. Es el caso de Iñaki Urdangarin o de Jordi Pujol Jr.