Tanto criticar a la sociedad patriarcal y va Ada Colau y se presenta ayer, en la asamblea fundacional de Un País en Comú, con el disfraz más patriarcal posible, el del Mesías, el de Moisés, el de Abraham, el de todos los profetas de nuestra tradición más carca y machista. La foto del cartel convocante corregía y aumentaba la famosa imagen de Artur Mas al ofrecernos a Ada Colau preñada y bíblica, por lo que superaba incluso la puesta en escena de Marine Le Pen, destruyendo, en definitiva, cualquier posibilidad de tomársela en serio. Blandiendo un papel, que el papel todo lo aguanta. Quizás algún día llegará la mujer nueva que promete el comunismo, el ser humano mejorado que proclama el socialismo filosófico, pero en todo caso esa mejor persona no es Ada Colau. Como tampoco lo son algunas mujeres líderes de Podemos. Las de la formación lila española que han llegado a ocupar puestos de responsabilidad, como Irene Montero, Tania Sánchez o Rita Maestre, después de haber tenido tratos íntimos con los grandes machos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. En el caso de Ada Colau porque ha conseguido dar continuidad a la izquierda que habían representado el PSUC y el PSC. Si Donald Trump ha conseguido llegar al despacho de la Casa Blanca, no es de extrañar que una persona como Colau quiera pasar por ser la encarnación de la república y de sus valores con esta facha. Quiere ser líder del feminismo siendo más patriarcal que mujer, poco representativa de nuestras Montserrats y Cármenes. Si valoramos su imagen, el pelo corto andrógino, sus formas redondas que esconde de manera vergonzosa, nos daremos cuenta de que es tan equívoca como Angela Merkel, tan fantástica como el príncipe de Beukelaer, el de las galletas de chocolate. Tan poco de fiar como sus discursos de retórica vacía e inflamada, la de los antiguos progres que todavía no han cortado el rollo, tía.
A Colau se le ve que no le cuesta mucho subir a una tribuna y proclamar discursos caducos. Que el futuro será nuestro como decía el patriarcal y ambiguo Josep Borell. Que con la fraternidad con los pueblos de España Cataluña será soberana como decía Zapatero. Que habla como abogada de los pobres como Felipe González. Que lo que quiere es ganar, ganar y ganar como su amigo y asesor Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Se pueden intercambiar los nombres y no cambia nada. Colau no tiene miedo de decir que su formación política será capaz de acabar con “la violencia machista desde la raíz del problema”. Y que “no hay peor violencia que la machista y patriarcal”. Que su programa no es una utopía como lo que quieren los independentistas. No se le escapa la risa. A ella no le cuesta nada decir todas estas frivolidades; se queda tan pancha. Y a mí no me cuesta nada apagar el televisor. ¿Es o no es violencia que nos tome por idiotas?