Jordi Pesarrodona (Sant Mateu de Bages, 1960) fue el candidato de la Assemblea Nacional Catalana más votado por la militancia en las últimas elecciones internas. Pero sus años de experiencia política y activista no fueron suficientes para llevarlo a la presidencia de la principal entidad del independentismo. Seis meses después de aquellos comicios, Pesarrodona ha tenido que hacer frente a las obligaciones que suponen ser vicepresidente de la ANC. Y lo ha hecho con una cierta comodidad, acostumbrado a las exigencias del activismo de calle que ha protagonizado a lo largo del procés independentista. Reconocido por su peculiar protesta durante el 20-S, plantándose con una nariz de payaso al lado de un Guardia Civil, aún fue más allá cuando impidió que otro agente accediera al colegio electoral en Sant Joan de Vilatorrada durante el referéndum del 1-O, motivo por el cual acabó siendo inhabilitado. A pesar del impás que atraviesa el movimiento independentista, Pesarrodona se encuentra todavía en la primera fila de la movilización en las calles. Este martes, la ANC ha convocado una manifestación contra la reforma del delito de sedición y el endurecimiento de los desórdenes públicos. ElNacional.cat entrevista al vicepresidente para conocer la actualidad de la entidad y los detalles de la protesta.
🔴 Manifestación de la ANC del 6 de diciembre de 2022 en Barcelona: hora, recorrido y todos los detalles
A pesar de haber ganado las elecciones de la militancia de la ANC, ha acabado ocupando el cargo de vicepresidente. ¿Se siente cómodo en esta posición?
Sí, me siento cómodo porque ya pacté que no era hora de cargos, sino de liderazgos compartidos, y me veía más fuerte desde la vicepresidencia que en la presidencia. La vicepresidencia me permite estar más en la calle, cerca de las personas, que es mi espacio de comodidad. De hecho, en el plenario de constitución ya pedí el voto para Dolors Feliu.
Así, ¿la sintonía con el resto del equipo ha sido plácida?
No hay que esconder que hay diferentes opciones, como en cualquier asociación. No quiero engañar a nadie, las ópticas pueden ser diferentes. Unos van más en la línea de 'sin desobediencia no habrá independencia', pero otros no están tan dispuestos a desobedecer y buscan caminos alternativos para hacer la independencia. Encontrar un camino conjunto es el futuro del movimiento independentista.
¿Dentro de la ANC también hay una oposición entre opciones, pues? ¿O se respira con más fuerza la corriente de la desobediencia?
Hay los dos movimientos. Por eso hacemos el debate de la Conferencia Nacional del independentismo, que es una gran oportunidad. No solo la ANC, sino que todo el movimiento independentista tiene que ser capaz de encontrar un punto que nos una a todos.
Dentro de la ANC también hay diferentes líneas: unos van más por la desobediencia, pero otros buscan caminos alternativos para hacer la independencia
Tiene que ser difícil de encontrar el equilibrio entre la vida personal y la vicepresidencia.
Es un reto muy grande que tengo que afrontar, porque la dedicación a la ANC son muchísimas horas. Como mi espacio de comodidad está en la calle, voy a muchas charlas, conferencias, encuentros, campañas como Nosotros Acusamos, la Conferencia Nacional, e incluso otros como el Consell de la República y los CDR. Cuesta muchísimo de conciliar, pero estamos en un movimiento revolucionario no violento y vamos a todas, así que destinamos las horas que convenga.
La ANC ha realizado muchas acciones desde que ha llegado a la vicepresidencia, como la manifestación de la Diada, la acampada en plaza Catalunya, denuncias ante el Parlamento Europeo y la ONU... ¿Está satisfecho con el trabajo hecho?
Va en muy buen camino. Es imprescindible la movilización y hacer que el pueblo se dé cuenta de que el movimiento independentista, lejos de estar desactivado, está más activo que nunca.
¿Es fácil organizar estas acciones teniendo en cuenta las diferencias internas de las cuales habla? ¿O hay punto de entendimiento?
Lo más importante es que el mensaje sea muy común y muy directo. En mí siempre encontrarán a una persona de consenso. Me interesa ir a todas con el objetivo de la independencia. En este camino, intento encontrar todos los puntos de concordancia.
Últimamente, han aflorado polémicas en torno a la ANC, como la Diada sin el presidente Pere Aragonès o las pitadas a Carme Forcadell en el quinto aniversario del 1-O. ¿Se han gestionado bien?
Pere Aragonès no es el primer presidente que dice no sentirse representado por la manifestación: en 2012 ya dijo lo mismo Artur Mas, y después tuvo que recibir a la ANC y a Òmnium para hablar de lo que había pasado en la calle. Una cosa es lo que defienden los dirigentes y otra es lo que defiende el pueblo. Sin la participación masiva de las bases de los tres partidos soberanistas habría sido imposible el éxito de la Diada. Por lo tanto, se ve que el pueblo va por una parte y los dirigentes tienen otro pensamiento.
El pueblo va por un lado y los dirigentes por otro; sin una revuelta ciudadana no violenta en la calle no se cambiarán las cosas
Hay un abismo entre los dirigentes y el pueblo, pues.
Es evidente. Se ve cada día. Incluso ha habido una ruptura del Govern, y sin la manifestación masiva de la Diada no creo que se hubiera roto el pacto. Se dieron cuenta de que se tenía que volver a escuchar al pueblo. Los dirigentes deben tener marcada su hoja de ruta, piensan que ahora se tienen que priorizar otras cosas, y el movimiento de liberación nacional piensa en seguir trabajando. Sin una revuelta ciudadana no violenta en la calle no se cambiarán las cosas. Esto es lo que hace la ANC porque es la herramienta movilizadora por excelencia.
Hablando de la ruptura del Govern, ¿ha sido buena o mala para el independentismo?
Ni buena ni mala noticia. Lo que se está viendo es que los protagonistas empiezan a decir claramente hacia dónde quieren ir y cuál es su opción, que hasta ahora no se decía claramente. Hasta ahora no se sabía si todo el mundo estaba a favor de la mesa de diálogo, que para mí no lo es porque tendría que haber un mediador internacional. Pero es lícito que la defiendan y, si hay gente que cree que es la salida, adelante. Por otra parte, los que rompieron el Govern dicen que quieren ir a todas y que tenían una serie de medidas que no se cumplían. Y la CUP ahora parece haber definido que quieren un segundo referéndum, aunque digan que solo es por refrendar el mandato del 1-O. Se tienen que aclarar todas estas cosas. Estamos en un momento bueno si hay movilización.
La ruptura podría significar elecciones antes de la fecha prevista. ¿Veremos una lista cívica con la participación de la ANC?
La ANC no se tiene que convertir nunca en un partido político. Es una herramienta movilizadora, y la ANC no tiene que encabezar esta lista. Lo que puede hacer es acompañarla si se dan los ingredientes para hacerla. Por eso esta Conferencia Nacional es clave para ver si se tiene que hacer esta lista. Yo estoy a favor de una lista de país, como la del SNP escocés, en que se unan todos los actores para ir todos a la una. Pero no la tendría que encabezar una asociación del movimiento civil que ha nacido para movilizar a la ciudadanía para que los partidos políticos cumplan la hoja de ruta acordada.
¿Hay diferencias internas en la ANC sobre cómo tiene que funcionar esta lista cívica?
Evidentemente, como en todas sociedades hay divergencias. Por eso insisto en la Conferencia Nacional, para escucharnos a todos. Tenemos que encontrar el consenso. Si no nos reunimos y no nos escuchamos todos los protagonistas del independentismo, no iremos a ningún sitio.
La ANC no tiene que encabezar la lista cívica del independentismo a las próximas elecciones, pero puede acompañarla
La Conferencia Nacional tiene que reunirse al principio de 2023. ¿Confía en que participen los actores de todo el espectro del independentismo, o le preocupa que falte alguien?
Con los acontecimientos que han pasado últimamente, piensas que quizás será complicado que estemos todos. Pero todo el mundo se tiene que sentir invitado: partidos soberanistas, entidades tradicionales del movimiento independentista, asociaciones, municipios, sindicatos, e incluso todo aquel sector más anárquico, como los CDR. El movimiento independentista es tan amplio que se hace imprescindible escucharnos.
Hablemos ahora de la manifestación contra la reforma del Código Penal. La derogación de la sedición va ligada al endurecimiento de los desórdenes públicos agravados. ¿Les preocupa?
Preocupa muchísimo. El otro día me asesoré y mi abogado me dijo que mi protesta simbólica del 20-S ahora podría interpretarse como intimidación a la autoridad pública y comportaría entre 3 y 6 años de prisión. Imagínate si una protesta tan blanca como aquella comportara prisión. La reforma lleva escondido un incremento de la persecución del independentismo de base, y también de cualquier plataforma como la PAH, o quien salga a protestar para su sueldo. Por eso salimos a manifestarnos, aunque también nos alegramos de que se derogue la sedición, y eso hace falta decirlo porque a veces los titulares son engañosos.
¿Cuál es el objetivo de la manifestación? ¿Conseguir enmiendas en el texto de los desórdenes públicos, o conseguir que solo salga adelante la derogación de la sedición sin tocar nada más?
No sé si a través de enmiendas o dejarlo tal como está, pero tenemos que conseguir que con la movilización se nos escuche. Insisto en el tema de la movilización: las movilizaciones permanentes en Irán, por ejemplo, han hecho moverse al fiscal general y suprimir a la policía de la moral. Si somos miles de personas, el poder legislativo tiene que escuchar el clamor del pueblo y recoger sus demandas.
Las movilizaciones permanentes en Irán han suprimido a la policía de la moral; si somos miles de personas en las calles, el legislativo tiene que escuchar el clamor del pueblo
El pasado jueves hubo una manifestación contra el endurecimiento de los desórdenes públicos, pero solo con la presencia de pocos centenares de manifestantes. ¿Este martes veremos un verdadero clamor en las calles?
La manifestación del otro día se convocó con muy poco tiempo y no llegó a la sociedad. Por eso nosotros pusimos una fecha concreta, claramente simbólica porque no tenemos nada que celebrar, y con mucha antelación.
Una fecha simbólica en que los CDR precisamente han convocado una manifestación en el mismo lugar que vosotros y solo media hora antes para hacer una quema de la Constitución española. ¿Os desmarcáis o prevéis participar?
La libertad de manifestación permite a cualquier persona ocupar las calles como quiera. La ANC no convoca este acto en concreto, pero ni le da apoyo ni deja de darle, así que plena libertad. Desde la no-violencia, iremos a todas las manifestaciones. Y no-violencia también fue aquello de los jóvenes en Urquinaona, porque quemar un contenedor es legítima defensa, nunca es violencia porque es un objeto y las personas se defendían de ataques indiscriminados de una policía demofóbica.
¿Puede ser que algún miembro de la ANC decida participar?
No podemos prohibir a nadie que vaya donde quiera. Siempre estaré en contra de las acciones violentas porque no creo en ellas. El otro día participé en el corte de la Jonquera en el Pertús que no se había pedido permiso. Fue un acto de desobediencia en la vía pública, enmarcada dentro de la no-violencia. No reconocemos que se pongan fronteras entre la Catalunya norte y la Catalunya sur, y tampoco queremos reconocer la Constitución española. Si no haces daño a nadie, es libertad de expresión.
A la manifestación contra la reforma de la sedición habrá Junts, la CUP y el sector crítico de ERC. ¿Cómo valoráis esta transversalidad?
Demuestra que las bases van diferentes de las cúpulas de los partidos. Vuelvo a ver que las bases salen a la calle masivamente a protestar. Sin la gente de todos los partidos soberanistas, sus votantes, habría sido imposible el éxito que tuvimos en la Diada. Esto es francamente positivo.
Me ha sorprendido que Òmnium no quiera estar en la manifestación; ellos creen que nos centramos exclusivamente en el Govern, y nosotros decimos que la reforma puede afectar a las personas encausadas
Pero, por contra, no habrá Òmnium Cultural. Xavier Antich dice que la manifestación contribuye a la "confrontación" entre el independentismo.
Ellos creen que nos centramos exclusivamente en el Govern de la Generalitat, y nosotros decimos que la reforma de la sedición puede afectar mucho a todas las personas encausadas. Y eso, desgraciadamente, lo hace tanto el gobierno del Estado como el de la Generalitat. La manifestación es un poco contra ambos por intentar reformar estos delitos sin tener en cuenta el endurecimiento de los desórdenes públicos. He leído la reacción de Òmnium en la prensa y me ha sorprendido porque no liga con lo que siempre dice Xavier Antich. Nosotros lo focalizamos contra la ley en general y aquellos que la están reformando.
A pesar de su ausencia, más de una sesentena de entidades ya se han adherido al manifiesto contra la reforma de la sedición. ¿La manifestación confía reunir también una amplia representación de los movimientos sociales y ser un frente común?
Ni más ni menos. Tenemos que escuchar a todo el mundo porque la represión va contra todos. Habrá la Plataforma Antirepressiva de Barcelona y la de Ponent, en la que hay todo el movimiento de apoyo a Pablo Hasél, y todo el movimiento independentista está a favor que este hombre esté fuera de prisión porque solo ejerció la libertad de expresión. Evidentemente que se debe encajar a todo el mundo, porque la reforma de la sedición afecta absolutamente a todos.