Jordi Puigneró (Sant Cugat, 1974) es ingeniero en Tecnologías de la Información y la Comunicación, amante de la montaña e independentista. Un resumen sencillo del hombre es el título de su libro: 3mils.CAT. Lo dice todo. El libro documenta una travesía para coronar de forma consecutiva todos las cimas de 3.000 metros de una Catalunya independiente. Y tiene versión digital. Puigneró es el flamante conseller del flamante Departament de Polítiques Digitals i Administració Pública, por este orden. Ha hecho todo el circuito de la política tradicional, desde la Joventut Nacionalista al Consell Nacional del PDeCAT, de jefe de gabinete del alcalde Lluís Recoder a concejal de Sant Cugat, secretario de conselleria y conseller.
¿Qué acuerdo es posible entre el gobierno español y el catalán?
Va a celebrarse una reunión de presidentes y yo no me adelantaré a poner ningún escenario de futuro porque todo está abierto. Puede pasar de todo. Es evidente que nosotros no renunciamos a nuestros objetivos del 1-O y el 21-D.
¿Con gente en la prisión y en el exilio?
Los presos no deberían estar en prisión y los exiliados deberían volver. Veremos cómo actúa la justicia española, si tiene ganas de ayudar a desescalar la situación. Y también el estado español. Si eso no se produce, hablar de diálogo, hacer ver que no ha pasado nada... nosotros no lo aceptaremos. Además de la prioridad de la reparación de los presos y exiliados, tenemos un mandato claro, que es el del 1 de octubre y el del 21 de diciembre, de los cuales partimos de cara a negociar.
Siempre nos habían dicho que entrarían los tanques por la diagonal y lo que pasó es que los tanques digitales entraron por la red
Usted ha dicho que Catalunya se gobernaba telemáticamente desde Madrid...
Siempre nos habían dicho que entrarían los tanques por la Diagonal y lo que pasó es que los tanques digitales entraron por la red. Se habla poco de la represión digital. Envié una carta al comisario [europeo de política digital, Andrus] Ansip en pleno cierre de webs, bloqueo de tráfico, etcétera, donde denunciaba que [el estado español] incumplía normativas europeas. Hay informáticos y técnicos que han sido detenidos... No hace falta que explique el gran número de entradas [de la Guardia Civil] al CTTI estos meses. Tengo que agradecer a los trabajadores de estas entidades su dignidad, porque han sufrido mucho. He tenido también bajas laborales derivadas de esta tensión y presión, gente que está en procesos judiciales –yo mismo– y esperamos que cuando se habla de acercar a los presos, de destensionar la represión, también se recuerde el daño y a las personas implicadas en la represión digital.
El presidente Puigdemont hablaba en la campaña electoral de "República digital". ¿Cómo se concreta este concepto?
Este será un siglo digital y ciudadano, en el que tendremos nuevas oportunidades para alcanzar el objetivo que perseguimos: que Catalunya se convierta en un estado. Quizás nuestro problema es que hemos intentado construir un estado del siglo pasado, un estado como lo habíamos entendido hasta ahora. Es probable que los estados del futuro sean muy diferentes y también la forma cómo se gobernarán las sociedades. Habrá que contar más con las personas y eso quiere decir empoderarlas digital y tecnológicamente. Que no sólo voten una vez cada cuatro años sino que participen mucho más, de forma activa y pasiva.
¿De forma pasiva?
Sí. Con la aportación de datos que generamos y que, de forma controlada y garantizando la privacidad, permiten elaborar modelos de servicios digitales que benefician al resto de la sociedad.
¿Al estilo de Estonia?
Exacto. No haremos nada que no estén haciendo algunos estados. Insisto: el primer objetivo es el empoderamiento ciudadano. El segundo es una ciudadanía bien formada en competencias digitales, que en su proceso de aprendizaje y en su vida laboral tenga en cuenta que la innovación es un elemento primordial.
Eso tiene riesgos.
Claro. El tercer elemento que nos permite avanzar hacia esta república digital es proteger los derechos y deberes digitales de los ciudadanos y su seguridad. Hasta ahora nos movíamos sólo en el entorno físico, por así decirlo. Si por la calle nos atracan o nos matan, o estamos en medio de una guerra... es muy difícil construir una sociedad. Necesitamos un entorno seguro. Pues lo mismo pasa en la red. Si cada vez más utilizamos las redes como elemento de socialización, de compra, para hacer economía, para relacionarnos con los bancos... si cada vez más la vida real la hacemos en la red, tenemos que garantizar que sea segura. Si no, la gente no confiará en ella, no la utilizará y perderemos el tren del progreso del siglo XXI y perderemos competitividad...
...y el mercado laboral se verá mucho afectado.
Todas las revoluciones que transforman la sociedad de arriba abajo acaban generando más empleo. La revolución digital no será diferente. Es verdad que en el periodo de transición muchos puestos de trabajo se verán afectados. La tarea que nos toca hacer entretanto es ayudar a que nadie se quede atrás: políticas activas de formación, de reciclaje, encaminar a las nuevas generaciones a trabajos que tienen futuro... Peroo es necesario ser realista: la revolución digital es imparable. Es un tsunami. Puedes esperarlo en la playa y que te caiga encima o puedes tratar de surfearlo, cosa que me parece más inteligente.
¿La república digital? Mientras el estado todavía funciona en modo mainframe, como un servidor centralizado con clientes, Catalunya tiene que funcionar como internet, con múltiples nodos
Una de las lecciones del 1-O es que no habría salido adelante de si no hubiera funcionado el censo universal, el activismo digital... ¿Está pensando en este modelo?
El modelo del 1-O fue un gran ejemplo de lo que hoy se conoce como cuádruple hélice: empresas, administración, universidades y ciudadanos generando innovación social digital. Hizo posible que el 1-O se pudiera votar. A partir de aquí, lo que acabó pasando es ahora objeto de unas ciertas investigaciones... En todo caso, se consiguió que la gente pudiera votar, cosa que es fruto de la capacidad de la sociedad catalana de autoorganizarse en un entorno, el de internet, donde seguramente el estado español no lo preveía. En este sentido, lo que tenemos que promover de cara a esta república digital que anhelamos es, por hacer un símil informático [que mientras] el estado todavía funciona en modo mainframe, como un servidor centralizado con clientes, Catalunya funcione como internet, con múltiples nodos. Internet es el modelo de éxito. Estamos en el buen camino [si] algún día queremos ser un estado del futuro, que seguramente se parecerá más al modelo de internet que al mainframe.
Habla de participación ciudadana. ¿El proceso constituyente tendrá algún componente telemático?
¡Todo tendrá un componente telemático! El funcionamiento de las empresas, nuestro propio día a día... El concepto de la videoconferencia, del trabajo en red... cambia las formas de trabajo, también en los ámbitos de gobierno o políticos. No tiene ningún sentido lo que hemos vivido estos meses, que no hemos podido hacer una toma de posesión telemática. Forma parte del pasado. Tenemos que adaptarlo. Ahora que la modificación de la Ley de la Presidencia se ha reactivado, estoy absolutamente seguro de que contemplará una puesta al día de los usos telemáticos en todas las funciones del Parlament.
Una república digital implica una comunidad republicana. ¿Este Gobierno se plantea crear una especie de carné digital para los ciudadanos de esta comunidad?
Obviamente, impulsaremos proyectos que tengan que ver con la voluntad con crear una identidad digital para construir un conjunto de servicios digitales. No sé si tendrá forma de un carné, de una app... No tiene importancia. Lo que queremos es impulsar esta ciudadanía digital. Como Estonia, no lo restringiremos sólo a los ciudadanos de Catalunya, que siempre mira al mundo... Cualquiera puede registrarse y hacerse ciudadano digital de Estonia para acceder a determinados servicios digitales. Nuestra voluntad va en esta línea. Sería una forma de acercar a la ciudadanía toda una serie de servicios digitales. Este proyecto lo llevábamos en el programa electoral, no lo escondemos. Es favorecer el acceso a la sociedad digital: participación ciudadana, procesos de compra...
Quien induce todas estas mejoras son los ciudadanos, con su aportación de datos de forma anónima y anonimizada. Eso es una forma muy diferente de gobernar un país
Parte de la información necesaria para el buen gobierno sigue centralizada en Madrid: censo, catastro, censo electoral... Eso dificulta el trabajo de las empresas del sector. ¿Se dará algún paso durante esta legislatura para disponer de estos datos?
Cada uno tiene los datos que le corresponden según sus competencias. Eso continuará así. Ahora bien... Le pondré un ejemplo. Cuando nos movemos hoy en día abrimos Google Maps o Waze [dos aplicaciones de movilidad] y nos guían. También generamos datos de movilidad y de tráfico, que son aprovechados para saber cuáles son los patrones de tráfico: si hay colas, si tenemos que cambiar de ruta... ¿Por lo tanto, quién nos proporciona la información y los datos de movilidad? Pues la misma ciudadanía, que se presta a cederlas para favorecer de la movilidad en su conjunto. Eso mismo se puede hacer en el ámbito de la cobertura de telefonía móvil —y lo hemos hecho. Quien induce todas estas mejoras son los ciudadanos, con su aportación de datos de forma anónima y anonimizada. Eso es una forma muy diferente de gobernar un país.
¿Y el Goven qué hace?
Poner las herramientas, crear cultura digital... Eso nos puede permitir nuevas formas de gobernanza. Todo esto puede aplicarse también al ámbito de la salud y a muchos otros de lo que consideramos parte de la sociedad del bienestar. Cuando hablamos de hacer república digital hablamos también de mejorar el país.
¿Para cuándo la Agencia de Ciberseguridad de Catalunya, suspendida por el recurso del gobierno español al Tribunal Constitucional?
La ley que la crea fue aprobada por el Parlament con los votos de JxSí (ahora JxCat y ERC), del PSC y de los Comuns. Sólo tuvo el voto en contra de Cs. Incluso la CUP y el PP se abstuvieron, por razones diferentes. Por lo tanto, es una ley aprobada con un amplio consenso. Fue impugnada el último día que el gobierno español podía hacerlo.
Recurrirán la suspensión, pues.
Los argumentos por los cuales se recurrió la ley son flojos. Como ya estábamos intervenidos via 155, el mismo TC emitió un informe para advertir de la incoherencia de que el mismo Estado presentara alegaciones a su propio recurso. Pues bien, en ese informe ya adelantan que, en una primera lectura de la ley, su conjunto no parece inconstitucional salvo uno o dos artículos que deberían revisar. Ya hemos empezado a trabajar en el recurso. Este es un instrumento al que nosotros no renunciaremos. Tenemos derecho, porque tenemos derecho a defendernos, a disponer de un instrumento de ciberseguridad que además es plenamente constitucional, porque la Constitución española no habla de ciberseguridad. Tenemos mucho campo para correr y mi voluntad es que el año que viene veamos el nacimiento de la Agencia.
Pensaremos programas concretos de apoyo a las empresas para facilitar información y formación en el ámbito de la protección de datos
Ahora que ha cambiado el gobierno español...
Lo tienen muy fácil: dado que el PSC apoyo la Agencia en su momento, no sé si tendría sentido que el actual gobierno español mantuviera el recurso. Podría retirarlo. Este es uno de los temas que el president Torra presentará al presidente Sánchez y yo haré lo mismo con el ministro o ministros con quien me toque relacionarme.
La nueva ley de protección de datos, consecuencia de la normativa europea, es muy compleja y genera muchas dudas en las empresas sobre qué hacer y dejar de hacer. ¿Se han planteado como ayudarlas?
Pensaremos programas concretos de apoyo a las empresas para facilitar información y formación en este ámbito. Estamos a favor de ayudar todo lo posible para minimizar los costes de adaptación a la nueva ley. La adaptación era muy necesaria porque los cambios son constantes y, sobre todo, hay que proteger la privacidad de los ciudadanos de determinadas prácticas abusivas.
¿A favor de prohibir los móviles a las escuelas, como acaba de hacer Francia?
Prohibir no es una buena solución. Lo que debemos hacer es educar en estas nuevas tecnologías. Tenemos que adaptarnos a lo que significan los móviles, las tabletas... Se trata de educar en el uso de estas herramientas, regular su uso en clase... Serán las herramientas que [los alumnos] utilizarán en su futuro laboral y también a nivel social.
Esta entrevista se hizo conjuntamente con los diarios El Món y Nació Digital.