El presidente Jordi Pujol ha vuelto al terreno periodístico para someterse a una entrevista en directo, abierta y sin las limitaciones que puede marcar una declaración escrita en un libro, como la última que dio hace un año en el libro 'Entre el dolor y la esperanza' de Vicenç Villatoro. La excepción la ha hecho, tal como él ha reiterado hasta tres veces, por el adiós del periodista Josep Cuní de su programa 'Aquí Cuní' de Ser Catalunya: "Ahora me dicen que Cuní se retira, resulta que me engañaron un poco. Pero si Cuní se retira yo iré porque quería dar las gracias por lo que ha hecho y aquí me tiene".
Y a partir de aquí, sesenta minutos de conversación donde Pujol ha vuelto a dar toda una lección de historia. Algunas pausas largas que se convertían en un silencio radiofónico cómplice y la obsesión en reiterar que perdía la memoria. Pero nada de eso: ha repasado la crisis actual de la OTAN, ha comparado Rusia con España, ha hablado del concepto de 'la España vacía' y, finalmente, ha tomado el pulso a Catalunya. "El país está triste y al lado de todo eso hay confusión. No quiero ser crítico con nadie, si las cosas no se han hecho bastante bien es de todo el mundo", ha empezado Pujol en el relato sobre la visión que tiene actualmente del país. Y ha seguido: "Políticamente me sabe mal decirlo pero es evidente que no acabemos de funcionar bien. También es cierto que España tiene una actitud muy negativa, pero muchas veces la ha tenido y con eso tenemos que contar y superarlo, espero que así sea".
"Tenemos el país desordenado"
Ni un solo nombre propio de ningún político actual catalán o español. Pero en la generalización, Pujol también ha sabido ser muy preciso con todo aquello que quería decir. "Tenemos el país desordenado". Y en reiteradas referencias al usted directo hacia Cuní, ha añadido: "¿Sabe que a veces hay casas desordenadas porque han sido abandonadas una temporada? Pues primero, lo que hay que hacer, es arreglar la casa y la casa, en este caso, es la política. Los actuales políticos tienen que serlo". Y en esta crítica, también ha dado la otra cara de la moneda: "Hay dos visiones, la política de Catalunya que pasa un momento difícil, pero a pesar de todo también la positiva que es el país y este está vivo. Si vemos la política de Catalunya quedamos un poco desanimados, en cambio, si vemos la economía catalana, las exportaciones o la investigación, estamos bien o mejor que antes. De la esperanza no podemos renunciar".
"Ahora tengo 92 y no me extrañaría de que todavía viviera cinco o seis años"
Entrando en su papel en primera persona, también ha repartido culpas de la parte negativa de la política actual: "Claro está que me siento responsable, pero no quiere decir que acepte que no se hizo en este país. Se hizo mucho y ahora mismo, Catalunya en muchos aspectos, está mejor del que parece. Ayer mismo, un científico muy importante de quien no daré el nombre, me lo hizo constatar". El periodista Josep Cuní le ha preguntado en qué papel puede quedar su aportación actual al país y Pujol ha contestado con una sinceridad demasiado directa. "Mi tiempo ha pasado. Ahora tengo 92 y no me extrañaría de que todavía viviera cinco o seis años, da un poco de pereza. Ahora no me toca". En una inspiración y una agilidad mental destacable, también ha tirado de humor: "Había uno que decía 'eso toca o no toca', pues está todo dicho". Y del humor también ha pasado a la seriedad en cuestión de segundos: "La muerte me hace respeto. Yo soy buen cristiano. Ahora no tengo la potencia que tenía antes, pero espero recuperarla".
Más allá de Catalunya, el president ha pedido "no despreciar nunca la historia" porque es, a través de ella, con qué se pueden entender muchas cosas. "No hay nada que me haga pensar en el independentismo. Yo siempre he sido conocedor de la historia de España. Y eso ya viene de Asturias y sus textos que se escribían en la Corte en el siglo X. En las cortes asturianas, cuando se tenía que elegir a un rey nuevo, Don Pelayo y otros que se fueron sucediendo, una cosa que le hacían jurar allí en Asturias a escondidas entre las rocas, es que se propondría y se conseguiría la reconquista de Toledo, la capital visigótica. ¿Eso ya viene de lejos, me explico o no me explico? La historia de la reconquista se basa en eso, todo aquello que se aleje de esta posibilidad será perseguido". Y Cuní ha contestado: "Usted se apartaba y fue perseguido". Pujol ha contestado, pero con otro silencio.