Jordi Sànchez lleva 549 días preso. Hacía 419 que Jordi Sànchez no podía dirigirse a los catalanes. La última vez que lo hizo fue en un mitin de la pasada campaña del 21-D, a través de un audio grabado en la prisión que se reprodujo durante el acto. Por aquel hecho fue castigado por parte de instituciones penitenciarias. Este martes el cabeza de lista de Junts per Catalunya ha podido expresarse durante casi una hora respondiendo a las preguntas de los periodistas durante la rueda de prensa organizada por la agencia Efe. Ha sido por videoconferencia, desde una sala de Soto del Real presidida por una foto del Rey y una bandera de España. La conclusión es clara: mensaje conciliador hacia el PSOE y hacia ERC, "dejemos de mirar atrás".
Lejos de la agresividad que han mostrado algunos de sus compañeros de filas a lo largo de estos días de campaña, Jordi Sànchez ha adoptado un tono moderado, apelando a la responsabilidad e invitando a mirar adelante en lugar de caer en reproches estériles sobre todo lo que no ha sido posible hasta ahora. En este sentido ha presentado estas elecciones como una nueva oportunidad para dar salida al 1-O, después del intento fallido de 2017. Y esta vez la receta pasa por "diálogo, acuerdo y estabilidad". O lo que es lo mismo, que los electores les den suficiente fuerza en el Congreso para poder acondicionar un gobierno de Pedro Sánchez, "lo que está en juego es quién se sentará a negociar con el PSOE y con qué fuerza".
El escenario ideal para el expresidente de la ANC no es sólo mantener a los socialistas en Moncloa, sino que puedan tener estabilidad. "El PSOE necesita a un socio estable. Estoy convencido de que modificarán las cosas que dicen en campaña", como la negación del referéndum, ni que sea por una cuestión de puro pragmatismo aritmético. Las palabras de Jordi Sànchez pueden leerse como una oferta a ser este "socio estable" y "volver a dar espacios de confianza" con dos condiciones, que no será un cheque en blanco como pasó con la moción de censura y que Pedro Sánchez se comprometa a ponerse a trabajar para arreglar la situación con Catalunya contemplando el referéndum como solución. También ha dejado claro que no se exigirá el referéndum antes de la sesión de investidura, "somos responsables". Y ha añadido que "nadie más que nosotros quiere un gobierno español fuerte y estable".
"Nosotros no tenemos líneas rojas, tenemos convicciones, no impondremos la solución, pero no aceptaremos restricciones", ha dicho en relación al derecho de autodeterminación, "el referéndum tiene que estar sobre la mesa, ya hablaremos de la fecha y de las concreciones", y se ha mostrado confiado de que "el PSOE aceptará de una manera u otra que es necesario resolver este problema, y saldrá del bloqueo". Sànchez, que de momento es diputado en el Parlament de Catalunya, ha confirmado que si es elegido dejará el escaño en la cámara catalana para recoger el acta de diputado en el Congreso.
Construir puentes con ERC
Que la cabeza de filas de JxCat haya podido tener un altavoz y desarrollar sus reflexiones más allá de las cartas cortas que escribe para que sean leídas en los mítines ha servido también para poner paz y marcar un nuevo paso a los suyos, últimamente muy abonados a una ofensiva contra ERC. "Esto no va de traiciones", ha dicho, "compartimos muchas cosas, de pasado y de futuro". Y a pesar de recordar que él habría preferido una lista unitaria, "eso forma parte del pasado. No podemos volver atrás, toca mirar adelante". Por eso, "extiendo la mano a que ERC, comunes y la parte de los socialistas que quieren que se acabe el bloqueo nos sentemos a dialogar".
La voz de Jordi Sànchez ha irrumpido en campaña para poner orden en Junts per Catalunya y fijar un tono clarísimamente más conciliador, tanto con el PSOE como con ERC. A las doce y media se ha cortado la emisión. Los reclusos tenían que ir a comer.