La separación de su primera mujer le lanzó a los brazos de Mariano Rajoy. Era el año 1991, se acercaban las vacaciones y no quería pasarlas solo. José Manuel García Margallo (Madrid, 1944), entonces diputado en el Congreso, pensó: "de estos bárbaros de la derecha, ¿quienes puede saber leer y escribir"?. Y él mismo se respondió: "este gallego, que es registrador". Decidido, le preguntó a Rajoy si estaba soltero y si quería acompañarle a pasar el verano en Ibiza, que allí tenía un barco. Así nació una amistad íntima y familiar que, décadas después, acabaría truncándose en gran parte por las discrepancias sobre cómo abordar el conflicto catalán. Unas diferencias que su archienemiga Soraya Sáenz de Santamaría se encargó de profundizar hasta hacerlas insalvables. Así de crudo lo narra el exministro de Exteriores de Rajoy en sus 'Memorias heterodoxas de un político de extremo centro" (Editorial Península), un paseo por su dilatada carrera en el mundo de la política, que inició en los años 60 como militante de las Juventudes Monárquicas Espanyoles. García-Margallo hace una parada en su gira de presentación para atender a ElNacional.cat. Durante la conversación, confiesa que a lo largo de estos dos años ha tenido la tentación de ir a visitar a Oriol Junqueras en la prisión y que no descarta hacerlo. Ambos habían tenido relación, en su etapa como eurodiputados.

Foto: Sergi Alcàzar

Decía un primer ministro italiano que "en la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido". Una tesis que se desprende de su libro, específicamente de su relación con Soraya Sáenz de Santamaría....
Sí, lo decía Giulio Andreoti. Yo ya acostumbro a parar la definición mucho antes del final. Yo tengo adversarios en política y no creo en la distinción entre amigos o enemigos porque creo que envenena la convivencia. Si una cosa caracteriza a los políticos de mi generación, sobre todo a los que hicimos la primera transición y la Constitución es el deseo de la reconciliación. Por lo tanto, sí que creo que hay adversarios y compañeros de partido y como en cualquier faceta de la vida, aquellos que más te incomodan son los compañeros de partido, como cualquier organización empresarial, porque es a quien disputas una posición de poder. Y en la política hay mucho juego de poder donde esta pugna se radicaliza.

¿Usted fue una víctima de Soraya Sáenz de Santamaría?
No sólo. El presidente del gobierno [Mariano Rajoy] decidió que en las discrepancias que teníamos Soraya Sáenz de Santamaría y yo, que fundamentalmente eran en el tema de la reforma de las instituciones, la cuestión catalana y Gibraltar, se alineaba más con las tesis de Soraya que con las mías e hizo inevitable mi salida del gobierno.

En las discrepancias que teníamos Soraya y yo, Rajoy decidió que se alineaba más con sus tesis. Yo honradamente no sé en qué consistió la Operación Diálogo de Soraya, ni sé de nadie que lo sepa

¿En qué y por qué fracasó la Operación Diálogo capitaneada por Soraya Sáenz de Santamaría?
Es que yo no sé exactamente en qué consistía la Operación Diálogo más allá de decir que se quería dialogar. Yo cuando propuse una Operación Diálogo -y tuve una conversación antes del 9N-, pasaba por haber hecho imposible físicamente aquel referéndum -habiendo aplicado el 155 durante 24 horas-, y resolver las tres cuestiones que la Generalitat presidida por Artur Mas tenía encima de la mesa: que las inversiones en infraestructuras durante 7 años en Catalunya fueran equivalentes a lo que el PIB catalán representaba con respecto al PIB español -un 19%- y que se concretaba en el plan de Rodalies y el corredor Mediterráneo y una ley de lenguas que llenara el vacío que hay en España y donde se acentuara el peso y la dignidad del catalán. Aresti, un poeta vasco, decía que "no hay buen español si no conoce las cuatro lenguas de España" y yo me empeñé mucho en difundir la cultura catalana a través del Instituto Cervantes y nuestros organismos exteriores. Y finalmente la financiación autonómica que era un agravio permanente, España nos roba viene de ahí, y al mismo tiempo y en paralelo una grande reforma de todas las instituciones de la transición, que es un magnífico traje pero que ha quedado un poco viejo y han saltado algunas costuras. Aquello era un diálogo, porque había propuestas concretas sobre la mesa. Yo honradamente no sé en qué consistió la Operación Diálogo de Soraya, ni sé de nadie que lo sepa. Tampoco ahora eh, en la mesa de diálogo donde se puede discutir de todo sin límites; no quiere decir gran cosa. Para que un diálogo sea fructífero en cualquier terreno -económico, comercial, diplomático- tú tienes que decir "estas son mis propuestas, cuáles son las tuyas y a qué punto de encuentro llegamos". Pero sentarse y decir sólo: "ahora vamos a dialogar"...

Sin embargo, los suyos no le compraron ninguna de estas propuestas que Usted planteó...
Ninguna. Se puede decir que tuve un enorme éxito, sí. [Ríe]

¿Por qué cree que no se las compraron?
Porque se escogió una vía que no llevaba a ningún sitio, que es que eso se resolvía con el Aranzadi y las togas. Mis tesis fue que aquello nos llevaba a lo que se quería evitar a toda costa, que era la internacionalización del conflicto. Mis tesis era y es que la judicialización del conflicto -dado que España afortunadamente forma parte de una organización supranacional que es la UE, que tiene unos tribunales, y que hemos suscrito el pacto de derechos del Consejo de Europa- todo eso acabaría en los tribunales [europeos]. Y nos hemos encontrado con discusiones sobre las euroórdenes en Alemania, en Bélgica, en el Reino Unido, con una sentencia del TJUE, nos encontraremos con una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y una discusión en el Parlamento Europeo sobre la suspensión o no de la inmunidad. Si eso no es internacionalizar el conflicto de que venga Dios y lo vea.

Se escogió una vía que no llevaba a ningún sitio: Aranzadi y togas. Si la judicialización no ha internacionalizado el conflicto, que venga Dios y lo vea

Y España ha ido perdiendo las batallas judiciales en Europa, ¿la judicialización ha sido un autogol a nivel internacional?
Por ahora, lo único que se ha perdido, en los términos futbolísticos que Usted plantea, ha sido que Alemania no accedió a la detención y entrega de Puigdemont por entender que la acusación de rebelión no se correspondía con un delito similar a la ordenación alemana. Bélgica ha suspendido el examen de la euroorden, por lo tanto ni se ha perdido ni se ha ganado. Y el TJUE dilucidó sobre un tema colateral, accidental, que es desde cuando había accedido Oriol Junqueras a la condición de eurodiputado. Y estableció que desde el mismo momento en que se habían proclamado los resultados, no desde que había acatado la Constitución que era lo que decía la legislación interna, cambiando la doctrina, por cierto.

Foto: Sergi Alcàzar

Ahora que hablamos de Oriol Junqueras, Usted que mantuvo con él un cara a cara en la televisión privada catalana y que se declara un firme militante del diálogo, no sé si ha tenido la tentación a lo largo de estos dos años de prisión de comunicarse con él...
Se habría mal interpretado. Sí que tuve esta tentación. Pero pensé que no lo favorecería ni a él ni a mí.

¿Por qué?
Porque yo advertí a Oriol Junqueras, y si recupera aquel debate lo verá, de que el camino que estaban siguiendo no llevaba a ningún sitio. Para ser independiente no basta con declararse independiente, te tiene que reconocer la comunidad internacional. Y la comunidad internacional no te reconocerá, y lo sabía bien. Porque estando yo en el Consejo de Seguridad, la asamblea general de Naciones Unidas aprobó una resolución que invitaba a todos los estados miembros a no exhortar, amparar o animar procedimientos de secesión unilateral. Catalunya no podrá formar parte de la UE, porque el artículo 49 del tratado de la UE dice que pueden entrar en la UE los estados que acaten el estado de derecho. Si era un referéndum anticonstitucional, no respetaba el estado de derecho. Y tuve una discusión muy complicada explicando a la ciudadanía europea que no era verdad lo que yo decía, y que una Catalunya independiente sería un estado reconocido por toda la comunidad y que al día siguiente formaría parte de la UE. Y ya ha visto que eso no era así.

Entonces, ¿la tentación era ir a verlo para decirle "ya te lo advertí"?
No. Cuando uno está en la prisión, uno no va a decirle "ya te lo advertí", pero una vez él escoge el camino de la insumisión, la desobediencia y el no acatamiento de la Constitución, parece obvio que eso no tendría demasiado sentido. Pero eso es anecdótico. Yo he seguido discutiendo con ERC, tuve un debate muy recientemente con Joan Tardà.

El diálogo, la confrontación de ideas, es importante. Mi tesis de estar aquí continuamente, que fue una de las cosas que no gustó [a Rajoy y Soraya], es que si alguien exponía razones contra España, otro tenía que exponer nuestras razones

¿Descarta Usted un futuro contacto con el señor Junqueras?
No. Yo he tenido un debate ya con el señor Comín en el Parlamento Europeo. Siempre creo que el diálogo, la confrontación de ideas, es importante. Yo acostumbro a ser bastante explícito en lo que digo y quiero. Estoy dispuesto y además mi tesis de estar aquí continuamente, que fue una de las cosas que no gustó [a Rajoy y Soraya], es que si alguien exponía razones contra España, otro tenía que exponer nuestras razones. A mí me encanta la historia de España y de Catalunya. Alguien tenía que decir que en el año 1714 la gente que murió en Barcelona no luchaba contra España, estaba luchando por España, por un candidato que era el Austria y no el Borbón, pero no lo querían hacer alcalde de Puigcerdà eh, lo querían hacer rey de España.

Usted inició una campaña internacional a raíz de la eclosión del procés independentista...
Desde el minuto 1. Desde el primer viernes que tomé posesión constituí un grupo de trabajo que estudiaba la cuestión catalana porque tenía una repercusión exterior evidente y puse en marcha la Marca España.

Foto: Sergi Alcàzar

Entre las cosas que Usted explica en su libro, narra conversaciones con Israel, Escocia o los países bálticos en las cuales los amenazó de represalias como reconocer el estado palestino, vetar la entrada de una hipotética Escocia independiente a la UE o levantar sanciones a Rusia, si estos países no se posicionaban en contra del independentismo catalán... Optó por la amenaza en vez de la seducción...
A ver, es que este libro tenía más de mil páginas y se tenía que reducir a 460. He cogido lo más llamativo, pero créame que yo intento seducir. Tendré éxito o no, pero intentarlo o intento. De hecho yo me he portado muy bien con mis colegas. Gracias a Dios yo no he tenido un lío como Bolivia y Venezuela nada más tomar posesión.

Hablando de seducción, como se arregla esto, cuando hay dos millones de catalanes que han decidido desconectar de España. ¿Cómo se les seduce?
Pues la receta no es mía, es muy antigua. Yo he leído Por la Concordia, de Cambó, de 1927, donde dice que hay que empezar por admitir que hay dos realidades innegables las dos. Una identidad catalana, que Vicenç Vives dice que es la voluntad de ser, y una identidad hispánica de la identidad catalana. Y ante estas dos realidades puedes hacer varias cosas. Intentar negar la identidad catalana, que es lo que Cambó denomina asimilacionismo -Primo de Rivera, Franco después-, intentar negar la realidad española, que es el separatismo -que no es nuevo, arranca en el año 1640-, fingir que aquí no pasa nada y seguir operando como si esta cuestión no fuera la más importante que tenemos y la otra es armonizarlas en beneficio mutuo. He dado antes alguna de las fórmulas. Si quiere un resumen muy claro: primero explicar que Catalunya siempre ha sido España y que España es un proyecto sugestivo -yo entiendo que a estos dos millones este argumento no les gustará, no les veo echando lágrimas cuándo oigan el himno nacional- pero entonces se tendrá que explicar que estar dentro de España y la UE es un buen negocio y que salir es un pésimo negocio porque aislaría a Catalunya.

¿Qué le pareció el trabajo de Borrell como sucesor suyo en el ministerio de Exteriores?
Yo he discrepado con él y nos hemos peleado mucho tiempo cuando era secretario de estado y yo portavoz de Economía del PP, pero en la cuestión catalana y su idea de España coincidíamos sustancialmente. Me preocupa que su sucesora ya ha renunciado al tema de la racionalización de dichas embajadas catalanas y ha dado instrucciones para que España Global -la sucesora de la Marca Espanya- no se ocupe tanto de defender las razones de España fuera. Me preocupa que teniendo un buen currículum, cómo tiene, sea un poco el anti-Borrell, como Dastis fue el anti-Margallo.

El PP tiene que defender que hay una identidad catalana y una española que hay que armonizar. Y hay que buscar soluciones concretas

El PP se ha convertido en un partido residual en Catalunya. ¿Ha habido un abandono de Catalunya por parte de su partido?
El PP no ha tenido nunca una estrategia absolutamente nítida. Pasamos de una primera candidatura, hablo de UCD que fue mi primer partido, a ser un partido pseudocatalanista con centristas de Catalunya, con Eduard Punset. En el PP hemos ido también dando estos bandazos de lado a lado. Hemos pasado d'Aleix Vidal Quadres a Trias de Bes, etcétera. El PP tiene que defender las ideas esenciales que le acabo de decir. Es decir, que hay una identidad catalana y una identidad española que hay que armonizar. Y hay que buscar soluciones concretas. Y yo me he pasado la vida intentando buscar soluciones.

¿Y Cayetana Álvarez de Toledo es la persona adecuada por este reto?
No la conozco suficiente. No puedo hacer un juicio de valor porque acaba de aterrizar y yo ya estaba en Bruselas. No lo sé. Supongo que lo será cuando el partido ha decidido que sea la candidata.

¿VOX es ultraderecha?
Sin duda.

¿Y porque se ha jugado tanto a la confusión?
Aquí hay una doble vara de medir. A todo el mundo le parece perfectamente sensato que el señor Sánchez meta en el gobierno a bolcheviques confesos y se apoye en partidos que claramente quieren destruir España e incluso en Bildu y eso parece que no desnaturaliza la esencia del PSOE, y sin embargo que el PP tenga apoyo parlamentario, que no gobiernos de coalición, con VOX -y no en el gobierno de la nación sino a CCAA y Ayuntamientos- y no alterando ni una sola coma de nuestros principios fundamentales -no hemos aceptado ni un paso atrás en violencia de género, en la lucha contra el cambio climático, en nuestro concepto de Europa como proyecto federal-, nosotros nos contaminamos pero el señor Sánchez no se contamina. ¡Hombre!

Foto: Sergi Alcàzar

Pero del mismo modo Ustedes utilizan el mismo argumento para decir que Sánchez se contamina con el independentismo, aunque sólo tiene su apoyo externo...
Por l omenos del mismo modo. Y por descontado en una cosa coincido con VOX, que es en la defensa de la unidad de España. Lo que pasa es que ellos quieren una España diferente a la que yo quiero. Yo quiero una España que reconozca la diversidad, la pluralidad, abierta a Europa, no me preocupa ceder competencias, una España abierta al mundo, no soy proteccionista. Pero en el amor a España no acepto que ellos tengan ni un gramo más que yo.

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Por lo tanto, ¿VOX no es una amistad peligrosa para el PP?
En un parlamento fragmentado no puedes gobernar en solitario, que es lo que sabíamos hacer hasta las elecciones de 2015. Cualquier coalición implica aliarte con alguien que no es como tú, que es diferente. Y eso es peligroso en cuanto a que puede difuminar tu propio programa, pero eso son las reglas del juego.

El PP pierde votos por las tres 'C': crisis, corrupción y Catalunya. Es necesaria una gran alianza con Cs, no caben dos partidos en el centro derecha

¿A qué atribuye el auge de VOX?
Ha habido varias cosas. El PP pierde votos por las tres 'C': crisis, corrupción y Catalunya. Eso, sobre todo el tema catalán, dispara a Cs -es la primera brecha en nuestro electorado. Y después en la cuestión catalana sigue retroalimentándose y entonces Cs ya parece una oferta insuficiente y aparece VOX. Este tema es muy importante. Después VOX ha cogido la bandera de todos los partidos antisistema de la derecha, la inmigración por ejemplo. Y después, fíjese, a partir de Zapatero y con Sánchez, el PSOE deja de ser un partido apoyado en el proletariado. Ya la lucha de clases no es el motor de la historia. Cuando el proletariado se aburguesa y lo que quiere es comprarse un apartamento en Benidorm o discutir cómo irá vestida Cristina Pedroche en Nochevieja, eso ya no toma el Palacio de Invierno. Lo que hace [el PSOE] es apadrinar a todos aquellos colectivos cuya identidad se ha cuestionado: el movimiento gay, el feminismo, el ecologismo, las religiones minoritarias, el emigrante no integrado y los nacionalismos periféricos. Y VOX, lo que hace es la cruz siendo ésta la cara. Si hay feminismo yo defiendo a los barones a quienes aplican la violencia de género, si Usted defiende el cambio climático, yo soy negacionista, si Usted defiende un eruopeismo militante, yo defiendo un nacionalismo cerrado sobre sí mismo, si Usted defiende al recién llegado, yo defiendo al españolito con ocho apellidos españoles y si Usted inquiere una España plural, yo reniego de cualquier sentimiento de pertenencia territorial. Eso es VOX. Ante cuestiones muy complejas tienen soluciones muy simples, que en época de tuit son más fáciles de explicar. Y eso será así, y a medida que se radicalice más Sánchez y su gobierno, más aumentará la tentación de engordar la extrema derecha. Es lo que pasó entre guerras en Europa y es lo que se llevó de antemano la República. La Guerra Civil vino cuando, en la República España, se polariza y desaparece el arroyo liberal. Por eso hay que crear un arroyo liberal que no sea un arroyo sino un gran río, una gran corriente liberal.

¿Eso pasa por una gran alianza del PP con Cs?
Sin ningún tipo de duda.

¿A nivel de toda España?
Ahora estaremos en noviazgo pero al final se tiene que llegar a eso, no caben en el centro derecha dos partidos, porque entonces no vas a las elecciones a competir con la izquierda o lo extrema derecha, vas a competir contra d'Hont, y a d'Hont es muy difícil ganarlo.

¿Y lo ve factible?
Claro está. Lo que tenemos que hacer es poner los intereses de la nación por encima de los intereses de partido. Y a la nación le conviene un gran partido de centro derecha.

Foto: Sergi Alcàzar