Una vía es un camino. También un itinerario de escalada. En el País Vasco, además, es argot para nombrar un proceso por el que los presos por terrorismo regresan a la sociedad. Joseba Azkarraga (Agurain, 1950) da nombre a la primera de esas vías. La Vía Azkarraga de 1982 posibilitó la excarcelación de un centenar de presos y el retorno de unos 200 exiliados, la mayoría de ETA (pm). Azkarraga lleva muchos kilómetros de vida pública y se le nota en los detalles, como cuando advierte que el entrevistador se impacienta y dice con gesto amistoso: “Bueno, luego cortas lo que quieras”.
Hoy, este ex consejero de Justicia y Trabajo (2001-2009) del lehendakari Juan José Ibarretxe, tras pasar por todo tipo de cargos con el PNV y Eusko Alkartasuna, es portavoz de Sare, la red ciudadana en apoyo de los derechos de los reclusos, deportados y exiliados vascos. Sare reclama el fin del alejamiento de los presos o la excarcelación de los aquejados de enfermedades graves. Forma parte de Foro Social, entidad que reivindica el protagonismo de la sociedad civil en el cierre del proceso de paz en Euskadi.
Cuixart, Sànchez, Junqueras, Rull, Turull, Forcadell… ¿son políticos presos o presos políticos?
No tengo ninguna duda de que son presos políticos. Están en prisión por desarrollar su programa de gobierno y por hacer que la gente ejerciera algo tan democrático como votar, cosa que hicieron con absoluta tranquilidad, en paz y sin violencia.
Puigdemont, Serret, Comín, Puig, Rovira… ¿son huidos de la justicia?
En realidad, son huidos de la injusticia. Se han ido a otro país a buscar la justicia que en España no existe. No lo digo yo, se lo están diciendo a la justicia española y, sobre todo, al juez [Pablo] Llarena en el resto de Europa, desde países de larga tradición democrática como Alemania o Bélgica: esto no hay por dónde cogerlo. Últimamente [Llarena] les pregunta a esos jueces qué tengo que poner para que me entreguéis a Puigdemont.
La actitud de este juez [Llarena] en cualquier país de tradición democrática hubiera sido objeto de recusación por el propio órgano de gobierno de los jueces
Pero se mantiene la prisión preventiva.
Es un abuso. La prisión preventiva debe ser utilizada con mucha cautela y siempre y cuando haya seguridad de que si no entran en prisión cometerán algún delito. Ya no cometieron ningúno entonces [el 1-O] y no lo van a cometer ahora. Lo han manifestado públicamente: no tienen la voluntad de cometer ningún delito.
Ya.
La actitud de este juez [Llarena] en cualquier país de tradición democrática hubiera sido objeto de recusación por el propio órgano de gobierno de los jueces. En España ese órgano, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se elige como se elige, con cuotas políticas, y actúa en función de intereses políticos. Estamos ante una devaluación clara de la democracia. Esta no es una democracia de calidad. Es una democracia deteriorada, sobre todo en los últimos años. No es que venga deteriorada de antes. Porque ha habido épocas en el Estado español con una democracia y con una separación de poderes cabal. Pero lo que está pasando en estos momentos, sobre todo en el caso catalán, es terrible. El otro día estuve en TV3, en ese programa del sábado por la noche…
Preguntes Freqüents, Faqs.
Ese. Antes de que me entrevistaran intervino la consellera de Justícia, Esther Capella. Le oía recordar a todos los que estaban en la cárcel o en el exilio… y es una lista interminable. Eso nos tiene que hacer pensar. Algo no va bien cuando casi todo un gobierno está en prisión o en el exilio. A esto hay que darle solución y no puede provenir de la justicia. Es un proceso político y no debería haberse judicializado.
¿Tiene la impresión de que un grupo de jueces ha decidido que pueden resolverlo ellos, como en la Italia de tangentopoli?
Quien ha puesto este asunto en manos de los jueces es el gobierno español. No lo han tomado los jueces por iniciativa propia. Ha sido una denuncia del propio gobierno español y algunos jueces están encantados, como un perro que ha agarrado su presa y no la suelta. Han pasado cosas terribles. El juez instructor, por ejemplo, se incluye como parte perjudicada por el procés. Esto, en cualquier otro país, hubiera dado lugar a apartarlo automáticamente de la causa.
El mismo juez se considera víctima.
Claro. Pero ¿esto qué es? Incluso me extraña que la justicia como corporación no se haya levantado para cortar este tipo de actitudes. Quince días antes del encarcelamiento de Jordi Turull, [Llarena] pide al CGPJ una ampliación del plazo de instrucción alegando que se trataba de diligencias muy complejas, que le llevarían 18 meses. Pero cuando una semana después se entera de que Turull será candidato a presidente de la Generalitat, cierra las diligencias y lo encarcela. Esto es una prevaricación de libro. Como lo es que no se permita a Jordi Turull o a Jordi Sànchez participar en su investidura cuando tienen todos sus derechos políticos en vigor. Es muy preocupante esa forma de proceder y, sobre todo, el silencio, cuando no el aplauso, que ha recibido de buena parte de la prensa del Estado.
Me parece bien que los partidos independentistas hayan votado a favor de sacar a Rajoy —aunque la derivada es que el presidente sea Pedro Sánchez
¿Le sorprende la inhibición de la Unión Europea?
Oyes a Juncker decir que no quiere una Europa de ochenta y pico países… y lo dice el exprimer ministro de un país que es más pequeño que Barakaldo… La Unión Europea tendrá que ser fundamentalmente una Europa que reconozca a los pueblos que la componen. En el caso de Catalunya, en su lógica de estados, a la UE le viene bien decir que es un tema interno español.
¿No lo es?
No, no. Es un asunto europeo. España está saltándose toda la normativa en esta materia.
Está en juego la unidad de España. ¿No les ocurrió a ustedes lo mismo cuando propusieron el Plan Ibarretxe, por el que Euskadi pasaría a ser un Estado libre asociado?
Así fue. Ese concepto de la unidad de la patria indivisible fue lo que impidió dar cualquier mínimo paso adelante.
¿Y la división entre los partidos soberanistas vascos no?
El lehendakari Ibarretxe tenía una voluntad clara y firme, que chocó con algunos intereses de su propio partido. Si hubiera habido un apoyo más claro del PNV y también de sectores sociales, una mayor implicación del empresariado vasco o del sindicalismo, más allá de los sindicatos abertzales ELA o LAB, posiblemente la situación habría sido diferente. Pero eso es hablar de ciencia-ficción. Ibarretxe careció de los apoyos que hubieran sido previsibles.
El PSOE propone una reforma federal de la Constitución.
Dicen que un gobierno socialista y otro del Partido Popular son diferentes… Son diferentes en algunas cosas, pero en los conceptos identitarios no percibo diferencia, aunque los socialistas hablen de Estado federal. Pueden hablar mucho de Estado federal pero su trayectoria en anteriores gobiernos no les acredita. Recuerde que 155 se aplica al unísono entre el PP y el PSOE... i Ciudadanos.
Desde la izquierda: Teresa Toda, Agus Hernan, Patricia Vélez y Joseba Azkarraga, el Foro Social Permanente
Entonces le parecerá mal que los independentistas catalanes en el Congreso hayan favorecido la moción de censura de Pedro Sánchez.
Al contrario. Me parece bien que hayan votado a favor de sacar a Rajoy —aunque la derivada es que el presidente sea Pedro Sánchez. Siempre es satisfactorio que tu voto permita sacar de la Moncloa a quien te ha machacado. Espero que el gobierno de Pedro Sánchez no sea una mera operación cosmética. Para eso no eres presidente de gobierno, aunque estés en horas bajas en las encuestas. Lo eres para cambiar algunas cosas que en diferentes territorios son sangrantes. En el caso del País Vasco, cerrar bien un proceso de paz. En el caso de Catalunya, resolver el conflicto.
¿Resolverlo con presos y exiliados?
Tiene que resolverlo la política. Si la política ha dejado el caso en manos de la justicia y la justicia tiene una acción injusta… la política debe resolverlo, porque tiene muchos más registros para solucionarlo. Si este proceso sigue en manos de estos jueces puede acabar en una condena. Injusta, pero condena. Ahí la vía del indulto será clave.
…con un ministro del Interior como el juez Fernando Grande-Marlaska…
Es un problema de decisión política. El asunto de los presos y presas, por ejemplo, es de voluntad política. No depende de quién sea el ministro de Interior. Si atendemos al nuevo ministro… no hay nada que hacer. Ya sabemos cuál es su trayectoria como juez. No hace mucho, en la presentación de un libro suyo, resaltaba que se emociona mucho cuando acaricia a su gato. Este hombre que se emociona con su gato es el mismo que en su propio despacho mira hacia otro lado cuando los detenidos por la Guardia Civil o los presos vascos denuncian haber sido torturados. De nueve denuncias contra España [en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos] por torturas, seis casos los ha llevado él. Por tanto, desconfío mucho. Pero insisto, este asunto, como el de Catalunya, son problemas de calado político, al margen de quién sea el ministro del ramo.
¿La política es visitar a los presos y exiliados o es otra cosa?
Los gestos en política son importantes. Las visitas del presidente Torra a los presos políticos le honran. Supongo que hará más cosas.