Josep Rius (Barcelona, 1974) inició el paso hacia la primera fila de la política hace tres años, cuando el president Quim Torra lo integró en la delegación catalana de la mesa de diálogo. En agosto de 2020, cuando Junts per Catalunya se fundó y eligió a su primera dirección, se confirmaba este incipiente protagonismo, siendo nombrado vicepresidente de la formación por la militancia. Hasta entonces, el abogado de profesión había acumulado una década en un plano más discreto, formando parte del sottogoverno del ayuntamiento de Barcelona entre el 2011 y 2015 como jefe de gabinete de Quim Forn. También de la Generalitat, donde fue colaborador estrecho de Carles Puigdemont —siendo responsable, como en el consistorio barcelonés, del gabinete del president— y, más tarde, director general de Análisis y Prospectiva. En febrero de 2021, daba el salto definitivo estrenándose como diputado en el Parlament de Catalunya. Con todo, su notoriedad, hoy día, podría ser más elevada, porque pudo ser vicepresident del Govern en mayo de 2021. Rius, sin embargo, siguió los pasos de Elsa Artadi y renunció a esta posibilidad. El adiós a la política, un año después, de Artadi lo ungió a portavoz de Junts per Catalunya, donde mantiene la vicepresidencia porque así lo decidieron los afiliados en el Congreso Nacional de Argelers. Rius recibe a un equipo de ElNacional.cat para analizar el impacto que ha tenido para el partido la salida del ejecutivo —opción de la cual él fue partidario—, el estado de la negociación presupuestaria y los escenarios que esta abre en la política catalana, así como las elecciones municipales.
Han pasado más de tres meses desde que la militancia de Junts per Catalunya decidió que el partido tenía que salir del Govern. ¿Qué balance hace de este tiempo? ¿El partido está más cohesionado?
El partido está, sin ningún tipo de duda, mucho más cohesionado. Hemos hecho un trabajo, en este momento desde la oposición, muy decidido y firme en este sentido. La salida del Govern también ha servido para que Junts per Catalunya pudiera mostrar más su modelo de país, que es diferente del de Esquerra Republicana. Ahora, por descontado, hay aspectos con los cuales hemos podido plasmar más un perfil propio. A escala interna, vamos cohesionados. Estamos trabajando muy fuerte de cara a las contiendas electorales que hay este año. Somos muy optimistas.
A pesar de eso, lo cierto es que hay varios corrientes ideológicos en el seno de Junts. Algún sector apuesta por recuperar, de alguna manera, el espíritu de Convergència; mientras que algún otro se opone diametralmente a este planteamiento. ¿Cómo se conjuga todo?
Junts per Catalunya es un partido que es plural y transversal, pero ya era así en su génesis, en el momento fundacional. El objetivo primordial y primero que tiene el partido es la culminación de la independencia de Catalunya, hacer una república catalana porque sabemos que es la única manera que podemos dar una respuesta real a todos los problemas que tienen los catalanes. Es cierto que hay una polaridad dentro de Junts, pero es muy igual de cierto que todas las decisiones que estamos tomando, por ejemplo, en la ejecutiva se adoptan por unanimidad y somos capaces de fijar una posición común como formación política.
Volviendo a la salida del Govern, usted fue uno de los que se manifestó partidario de esta opción. ¿Era la mejor vía?
El tiempo nos ha dado la razón porque aquella deriva que estaba tomando el Govern no era positiva. Había un acuerdo firmado y el president Pere Aragonès y Esquerra Republicana se negaron a cumplir partes del pacto que eran muy importantes. El tiempo también nos ha dado la razón con los acontecimientos que han venido con posterioridad: pueden ser las negociaciones que ha llevado a cabo ERC en Madrid, la pretendida desjudicialización que nadie ve u otros acuerdos a los cuales los republicanos han llegado con Madrid y que no vemos los resultados por ningún sitio. Un ejemplo es la reforma del Código Penal. Pedro Sánchez dice que se ha hecho esta reforma para facilitar la extradición del president Puigdemont y, en cambio, Esquerra sostiene que se ha hecho para desjudicializar. Eso son cuestiones que habrían generado una tensión muy grande dentro del Govern si hubiéramos estado. A pesar de eso, lo que nosotros buscamos, buscaremos y persistiremos para conseguirlo es que haya una unidad estratégica del independentismo, porque sabemos que es la única fórmula para poder hacer avanzar el país, no solo hacia la independencia, sino también en el ámbito de autogobierno.
El tiempo nos ha dado la razón con respecto a la salida del Govern, la deriva que estaba tomando no era buena y Esquerra Republicana se negó a cumplir partes del acuerdo que eran muy importantes
Entrando en el marco de los presupuestos, finalmente el Govern ha aceptado este jueves impulsar el Quart Cinturó. ¿Cómo valoran el cambio? De hecho, su partido también es favorable a la B-40.
Es sorprendente. Solo con que Esquerra hubiera puesto la mitad del interés que tiene por llegar a un acuerdo con el PSC cuando nosotros estábamos en el Govern, hoy habría un ejecutivo independentista en Catalunya y habría unos presupuestos aprobados. También sorprende porque llega la misma semana en que el president Aragonès nos tendió la mano en el Parlament con la negociación de los presupuestos y, en el mismo momento, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, descartaba a Junts de esta negociación —por cierto, nadie ha salido a desmentir al señor Rufián todavía hoy—. Por lo tanto, hay unas contradicciones en el seno de ERC que cada vez se hacen más patentes en los posicionamientos que lleva a cabo.
¿Como cuáles?
Nosotros somos partidarios de la Ronda Nord y creemos porque un grueso importante del territorio la pide. Ahora, el conseller Juli Fernàndez no sé en qué posicionamiento queda cuando había dicho que era una opción que ERC nunca podía aceptar. El mismo conseller Quim Nadal, cuando había sido titular de Obres Públiques en anteriores gobiernos, era defensor, o también lo es el conseller Carles Campuzano. Quiero recordar que nosotros lo que pedíamos cuando estábamos dentro del Govern era que se cumpliera el acuerdo y eran tres aspectos que cualquier independentista puede compartir: que hubiera unidad estratégica, que hubiera un frente común en Madrid y que la mesa de diálogo versara sobre la autodeterminación y la amnistía. Han preferido llegar a un acuerdo contrario a las tesis de Esquerra en el caso de la Ronda Nord. Ha sido más fácil que los republicanos cedieran con esto con los socialistas, que no que quisieran esta unidad estratégica de todo el independentismo con Junts per Catalunya.
Si ERC y el PSC acaban pactando los presupuestos, ¿Junts mantendrá la mano tendida o se desmarcarán?
El primer responsable que haya presupuestos es el president Aragonès. Nosotros tenemos la sensación que estamos viviendo un vodevil entre el PSC y ERC, muy supeditado a los pactos de Esquerra Republicana con Madrid. El president fue a pedir a Pedro Sánchez que lo ayudara con los presupuestos de Catalunya. Nosotros, la política que llevamos a cabo siempre es desde y para Catalunya. En este sentido, dependerá mucho de lo que quiera Pere Aragonès, pero de momento vemos que, en contra de lo que dijo al principio —que su socio prioritario era Junts per Catalunya—, en este momento, para pactar los presupuestos, lo es el PSC.
Si ERC hubiera puesto la mitad del interés que tiene por llegar a un acuerdo con el PSC cuando nosotros estábamos dentro del Govern, hoy habría un ejecutivo independentista en Catalunya y presupuestos aprobados
¿Hay escollos insalvables en la negociación que tienen con el Govern?
Hay temas pendientes que son importantes. Estamos en un momento en que los catalanes tienen una carga impositiva muy elevada, una inflación que también es muy alta y, por lo tanto, proponíamos rebajar el IRPF y hacerlo en el tramo de las rentas más bajas para tratar de paliar esta inflación. En el impuesto de sucesiones, sobre todo en lo que es el primer grado —lo que es de padres a hijos o a hermanos—, planteamos que haya un régimen de bonificaciones como había habido en Catalunya hace mucho tiempo. En materia energética, la factura está subiendo mucho para pequeños comercios, para PIMES, se les ha doblado en la mayoría de los casos. Pensamos que hasta que eso no se pueda estabilizar, tiene que haber unas ayudas concretas. También pensamos en la Formación Profesional, en la escuela concertada... hay elementos con los cuales no se ha llegado a ningún acuerdo.
En el último mes, solo han tenido tres reuniones con el ejecutivo.
Hemos tenido reuniones, pero también han sido unos encuentros que ERC los ha espaciado mucho en el tiempo y, mientras a nosotros nos espaciaba, hacía muchas con el PSC. Repito: la responsabilidad es del president Aragonès, que tendrá que escoger con quién quiere aprobar los presupuestos. Unos para hacer avanzar el país y también para avanzar hacia la independencia o unos para ir atrás en la independencia y que laminan el autogobierno. Hay otros elementos que nos preocupan, como es esta condición que pone el PSC a fin de que se congele la acción exterior y que no vaya más allá de lo que se ha hecho hasta ahora. Con la consellera Victòria Alsina, teníamos una acción exterior muy comprometida, muy decidida y muy valiente para sacar adelante el país.
Sea como sea, hay otro hecho, y es que sindicatos, patronales y entidades del tercer sector apelan a la responsabilidad de los grupos parlamentarios para aprobar estos presupuestos. Hablan de más 3.800 millones 'extra' para este 2023 que no se pueden desperdiciar.
Aquí hay una cosa que no es verdad. Los 3.000 millones no se pierden. En cualquier caso, puede generar un poco más de acuerdos internos o papeleo, pero los 3.000 millones se podrían ejecutar igualmente para dedicarlos a todas aquellas políticas y servicios públicos que se decidiera. Es muy respetable esta posición del president de ir con los sindicatos y con las patronales, pero lo que necesita son escaños. De momento, solo cuenta con los 33 de ERC y los 8 de los comunes.
Esta misma semana, el Govern no ha descartado llevar las cuentas al Parlament sin tener cerrado el acuerdo con los grupos parlamentarios. ¿Se sentirían más presionados?
La presión la tiene toda el president Aragonès. A nosotros, cuando se nos ha pedido asistir a todas las reuniones para negociar los presupuestos, hemos ido, e iremos a todas las que se nos pida. Es una cuestión muy seria, creo que es un tema en que los tacticismos de partido no tienen que funcionar ni tampoco las presiones o los ultimátums, sino la voluntad política de querer llegar a un acuerdo. Aquí se tiene que pedir al Govern si tienen alguna voluntad de querer llegar a un acuerdo con Junts o no.
Si no hay acuerdo de presupuestos, ¿qué entiende Junts que tiene que hacer el president Pere Aragonès?
Si no hay acuerdo de presupuestos, el president todavía estará en una situación más débil. Es el Govern más débil que ha habido en la historia de la Generalitat de Catalunya, solo tiene el apoyo de 33 de los 135 diputados que tiene el Parlament. Ya perdió una moción que plasmaba si había perdido o no la confianza de aquella mayoría parlamentaria que le permitió ser investido. Si ahora no pudiera sacar adelante los presupuestos, los manuales de la política dicen que quedan pocos espacios para poder seguir con un Govern de estas características. Por lo tanto, entendemos que, seguramente, lo que tendría que hacer es convocar elecciones, pero la decisión es suya.
Si no hay acuerdo de presupuestos, el president todavía estará en una situación más débil. Entendemos que lo que tendría que hacer es convocar elecciones, pero la decisión es suya
El diputado de Junts, Joan Canadell, planteó en una entrevista a ElNacional.cat que, si el PSC planteara una moción de censura técnica para poder convocar elecciones, su partido tendría que darle apoyo. ¿Qué piensa?
No estamos en este escenario. Estamos en el escenario de negociación de presupuestos. En todas aquellas ocasiones en que el president Aragonès o la consellera Natàlia Mas nos pidan continuar con las negociaciones, nosotros estaremos.
¿La legislatura llegará a su final, en el 2025?
Depende mucho, de nuevo, de si el Govern quiere robustecer una mayoría parlamentaria que permita poder llevar a cabo todas las políticas públicas. Si se le suma que no tiene presupuestos a una debilidad parlamentaria como la que tienen, lo veo complicado.
¿Cómo encara Junts las elecciones municipales 2023?
Haciendo mucho trabajo. Estamos muy contentos, con optimismo porque estamos cerrando candidaturas muy potentes por todo el país. El jueves mismo firmamos una en todo el ámbito de Lleida (el acuerdo para concurrir en coalición con Impulsem Lleida). En Barcelona, Xavier Trias ha decidido encabezar el proyecto para volver a conseguir la alcaldía de la ciudad. Este fin de semana, hemos hecho una convención municipalista en Girona donde se ha podido ver el grueso de candidatos de Junts per Catalunya que, a estas alturas, ya disponemos.
En la presentación de la campaña, hacían referencia al objetivo de llegar a 800 candidaturas por todo el país. ¿Es posible?
Sí. Trabajamos para llegar. Tenemos todo un equipo —de hecho, todos estamos involucrados— dentro de Junts per Catalunya, que es la secretaría municipal, que está trabajando decididamente. Es nuestro objetivo para ser la primera fuerza, que saquemos los mejores resultados en Catalunya para ser el primer partido en el máximo de municipios posible.
¿Habrá algún otro acuerdo, aparte del de Impulsem Lleida y con algunos alcaldes del PDeCAT?
Estamos convencidos de que hemos llegado a un buen acuerdo con Impulsem Lleida. Aquí también entran alcaldes del PDeCAT y, además, lo hemos hecho en otros municipios con otras agrupaciones y otras personas. Nosotros no hacemos un acuerdo global, a nivel de país, que no sea Junts. Somos un partido plural y transversal. En este momento, lo que sí que estamos viendo es que mucha gente nos llama a las puertas para presentarse conjuntamente con la marca de Junts per Catalunya.
¿Xavier Trias tiene total libertad para confeccionar su lista?
Sí. La autonomía que tiene Xavier Trias para hacer la lista es total, lo hemos dicho en más de una ocasión. Yo creo que Barcelona hace ocho años que va hacia atrás. Hay una cosa que todavía, para mí, es más grave y lo digo como barcelonés, que es que estos años de la alcaldesa Colau han hecho perder aquella alma y aquel orgullo de sentirse de la ciudad. Más allá del hecho de que los datos en seguridad han empeorado, también los datos en movilidad, los referentes a la limpieza, etcétera, Barcelona necesita urgentemente un cambio. Xavier Trias es el único que puede garantizar que nunca utilizará su fuerza para que Ada Colau vuelva a ser alcaldesa. Eso no lo puede decir ni el PSC de Jaume Collboni ni la ERC de Ernest Maragall.
¿Usted se ve en esta lista de Barcelona? ¿Puede formar parte?
No. Nosotros estamos en este momento preparando el máximo de listas posible, todos los que somos afiliados del partido estamos a disposición de lo que crea que es mejor la formación, pero es Trias quien tiene toda la libertad para hacer esta lista.
La autonomía que tiene Xavier Trias para hacer la lista es total. Es el único que puede garantizar que nunca utilizará su fuerza para que Ada Colau vuelva a ser alcaldesa
Trias tiene total libertad para hacer la lista, ¿pero también total libertad para pactar con Jaume Collboni, si fuera necesario?
Primero de todo, vamos por partes. Nosotros creemos que podemos recuperar la alcaldía de Barcelona y ser la fuerza más votada y, por lo tanto, dar satisfacción a todas aquellas personas que nos paran por la calle para pedirnos que Ada Colau no vuelva a ser alcaldesa. Trabajaremos para hacer posible que Xavier Trias gane las elecciones.
¿El procés sigue vivo?
El procés sigue vivo. Por supuesto que sí. El procés solo se acabará cuando las urnas así lo manifiesten, y no lo manifiestan hasta ahora. Estoy convencido de que tampoco se manifestará en las próximas elecciones que vengan a lo largo de este año o en unas al Parlament de Catalunya, sino al contrario. Ahora entramos en una semana importante, donde lo que ha sido la estrategia del exilio y de Junts per Catalunya para hacer frente a esta represión del Estado y para mantener vivo lo que hicimos colectivamente en octubre del 2017 permita que puedan venir victorias. Está prevista la resolución del TJUE, que confiamos que nos irá bien, y en febrero la del TGUE. Se empezará a ver esta estrategia de la confrontación y se empezará a ver que da frutos. De hecho, ya los ha dado en Schleswig-Holstein, en el Parlamento Europeo —donde querían impedir que Puigdemont, Comín y Ponsatí fueran eurodiputados y lo son—, en el Alguer... Estamos convencidos de que esta estrategia irá muy bien.
¿Cree que la mayoría independentista del 52% se ha desperdiciado?
La mayoría independentista del 52%, en primer lugar, existe. Nosotros hicimos un acuerdo de Govern que permitió conformar un ejecutivo independentista, y lo que nos encontramos es con un partido que solo quería aplicar su estrategia, que es Esquerra Republicana. Ellos decidieron unilateralmente que solo querían aplicar su estrategia, incumpliendo el acuerdo que habían firmado con Junts. Yo, más que mirar atrás y pensar si se ha malbaratado o no, de lo que soy plenamente consciente y optimista es que sea posible volver a robustecerla y volver a tomar decisiones de manera unitaria todo el conjunto del independentismo, porque sabemos que es la fórmula que siempre nos hace llegar más lejos. Es la fórmula que utilizamos en octubre de 2017, cuando había una conjunción de fuerzas a nivel institucional, de calle y de partidos. Esta es la única fórmula por la cual Catalunya se convertirá en un estado independiente. No vendrá por una mesa de diálogo como la que está planteando hoy ERC y que se está viendo que ha fracasado.
Si bien es cierto que esta mayoría del 52% es fehaciente por el resultado electoral, también lo es que las discrepancias entre ERC, Junts y la CUP son cada vez más notorias. ¿Hacen alguna autocrítica en este sentido?
Sí, no sería honesto si no hiciéramos autocrítica desde Junts per Catalunya. Seguro que las cosas se hubieran podido hacer mejor. Cuando alguien llega a un acuerdo y este no acaba de triunfar, seguro que todos tenemos responsabilidad, pero la responsabilidad mayor es, sobre todo, los actos y actitudes que tengamos a partir de ahora para tratar de enderezar esta situación. Desde Junts, tenemos toda la voluntad para tratar de enderezar la situación y apelamos a ERC a que también lo haga. O bien que manifieste públicamente si quiere rehacerla o no. Todavía esperamos que el president Aragonès reúna al conjunto de los partidos y las entidades independentistas. No lo ha hecho y las elecciones ya fueron hace dos años. Desde que es president de la Generalitat, no ha convocado ninguna reunión en este sentido.
ERC ha puesto encima de la mesa que el camino para avanzar hacia la independencia es la mesa de diálogo, el acuerdo de claridad o la vía montenegrina. A menudo, piden que Junts aclare cuál es su alternativa.
Esquerra tiene muchas vías encima de la mesa. Primero, era la vía quebequesa, después fue otra, después la montenegrina... Por lo tanto, ha ido cambiando y desorientando a la gente. El acuerdo de claridad que propuso el president Pere Aragonès, que es legítimo, se sometió a votación en el Parlament de Catalunya y no obtuvo una mayoría. La estrategia de Junts es que haya un espacio colegiado de todo el independentismo, donde cada uno aporte sus propuestas, sus estrategias legítimas y, entre todos, decidamos una para salir adelante. Aparte de este espacio de coordinación estratégica, tiene que haber un frente común a Madrid. No es lo mismo 13 diputados que si le sumamos los escaños de Junts y los de la CUP. Cuando tienes una posición de fuerza, puedes conseguir muchas más cosas.
¿Cuál es, pues, su hoja de ruta?
Apostamos, en primer lugar, por el octubrismo (nunca habíamos llegado tan lejos como en octubre de 2017) y aquello todavía es vigente. Es que tenemos un president de la Generalitat en el exilio. En la historia de Catalunya, ha habido desgraciadamente muchas ocasiones en que hemos tenido un president de la Generalitat en el exilio. Estamos en el siglo XXI y tenemos un president de la Generalitat en el exilio precisamente por defender aquello que entre todos —no solo desde Junts per Catalunya— fuimos capaces de hacer el 1 de octubre. En eso consiste esta estrategia, con una confrontación con el Estado. Sabemos que con el Estado, como se ha visto ahora, puedes tratar de negociar en una mesa de diálogo la desjudicialización, que después no se da. Hemos visto esta semana como la Fiscalía, la Abogacía del Estado, el fiscal del Tribunal Supremo o el mismo Marchena han dicho que, a pesar de la reforma que han pactado ERC y el PSOE, la desjudicialización no acaba, sino que continúa. Además, dicen que tiene que servir para poder traer definitivamente al president Puigdemont al Estado español y ponerlo en la prisión. Creo que cualquier ciudadano sabe que sin unidad será muy difícil conseguir la independencia.
¿Ve factible que el president en el exilio, Carles Puigdemont, vuelva este año?
El president Puigdemont lo dijo muy claro: él volverá en libertad y para la libertad. Veremos estas sentencias que tiene que haber próximamente. Nosotros confiamos en que son sentencias que nos tienen que ir bien. En Europa, siempre hemos encontrado justicia de una manera contrapuesta al Estado español, donde ya hemos visto que aunque tú puedas llegar a pactar una reforma legal con un determinado objetivo o voluntad, después hay unos jueces que interpretan como quieren. Confiamos en que el retorno del president Puigdemont pueda ser lo antes posible. Ojalá sea este año.
¿Un gobierno del PP y Vox perjudicaría más a Catalunya que uno del PSOE y Podemos? Esta semana, usted afirmó que, cuando se pacta con Pedro Sánchez, Catalunya pierde.
La realidad, aunque se puedan vestir de una manera diferente, es que no hay ninguna diferencia entre el PP y el PSOE. En los grandes momentos que ha vivido este país, así se ha constatado. No habría habido el artículo 155 sin el PSOE. El 155 hizo cerrar el Parlament de Catalunya, cesó un Govern elegido democráticamente en las urnas. De hecho, esta estrategia que está haciendo Esquerra Republicana con Pedro Sánchez, de lo único que está sirviendo es para que el presidente del Gobierno se blanquee ante todas aquellas barbaridades que el Estado español, en el ámbito represivo, había llevado a cabo contra el independentismo. Había un clamor en la Unión Europea e, incluso, a nivel de otros organismos internacionales, de decir: qué estáis haciendo poniendo a políticos o a cantantes en la prisión o teniendo un presidente en el exilio. Esta estrategia, pues, lo único que está permitiendo es a Pedro Sánchez blanquearse ante Europa y hacer ver, no solo que está solucionando un conflicto, sino que lo que es peor, hacer ver que este conflicto ya no existe.
Aunque se puedan vestir de una manera diferente, no hay ninguna diferencia entre el PP y el PSOE. No habría existido el artículo 155 sin los socialistas
Si hay elecciones anticipadas, ¿quién será el candidato o candidata de Junts a la presidencia de la Generalitat?
Seguiremos los procesos internos que tiene Junts per Catalunya. Nosotros funcionamos por un sistema de primarias, y tenemos precisamente una gran suerte, que es que esta pluralidad y transversalidad que tiene el partido también hace que haya muchos activos dentro de la formación que, si esta es su decisión, podrían optar al proceso de primarias.
¿Usted ha considerado esta opción?
¿Yo? No, no, estoy muy contento siendo diputado y portavoz de Junts. Soy vicepresidente del partido y con lo que seguro puede contar el partido conmigo es para mirar que haya la mejor candidatura, siempre en cualquier contienda electoral para sacar el mejor resultado posible.
En pocos días, empezará el juicio a Laura Borràs. ¿Tendrá repercusión en la presidencia del partido?
No. Es un juicio que siempre hemos defendido la presunción de inocencia de Laura Borràs. Siempre hemos defendido que es un caso claro de lawfare, que es de manual. Incluso, hay una cosa que siempre me gusta explicar y es que ha habido gente de Esquerra que ha escrito un manual sobre el lawfare y, si dice que se tienen que dar 10 puntos, en el caso de ella se dan estos 10 puntos. Confiamos en que en este juicio se podrá defender de su inocencia.